martes, 11 de agosto de 2020

ORA

La idea de hablar con Dios puede ser intimidante. Pero no tiene que ser así. En realidad, puede ser una experiencia maravillosa si sabemos hacerlo de la manera que a Dios le agrada. Afortunadamente, tenemos la Palabra de Dios que nos enseña como orar. La Biblia nos instruye a orar en todo tiempo, en cualquier postura, en cualquier lugar, por cualquier razón. Además, no importa si usas un lenguaje más antiguo o un lenguaje popular. Dios desea que ores con corazón puro y sincero.

Los discípulos observaron el profundo efecto que tenía la oración en la vida y el ministerio de Jesús. Fueron testigos de cómo, muy a menudo, Jesús se retiraba para pasar tiempo en oración con su Padre. Vieron el poder, la paz y la tranquilidad que emanaba de su vida, dándole la capacidad de permanecer en calma en las peores circunstancias. La vida de oración de Jesús impresiono de tal manera a estos hombres que le pidieron les enseñara a orar (Lucas 11:1-13 “1. Aconteció que cuando estaba Él orando en cierto lugar, al concluir, uno de sus discípulos le dijo: Señor nuestro, enséñanos a orar así como Juan enseñó a sus discípulos. 2. Jesús les dijo: Cuando oren, digan así: 'Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra. 3. 'Danos cada día el pan para nuestras necesidades. 4. 'Perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. Y no nos hagas entrar en prueba sino apártanos del mal'. 5. Y les dijo: ¿Quién de ustedes que teniendo un amigo acude a él a media noche, y le dice: 'Amigo mío, préstame tres tortas de pan, 6. porque un amigo ha llegado a mí de viaje y no tengo nada para servirle', 7. le responderá su amigo desde el interior, diciéndole: 'No me molestes, pues he aquí que la puerta ya está cerrada y mis hijos están conmigo en la cama; no puedo levantarme a darte nada'? 8. Yo les digo que si no lo da por motivo de la amistad, se levantará a causa de su insistencia y le dará todo lo que necesite. 9. Y yo les digo: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen a la puerta y se les abrirá; 10. porque todo el que pida, recibirá, y el que busque, encontrará, y al que toque a la puerta, se le abrirá; 11. porque, quién de ustedes, siendo padre, al pedirle su hijo un pan, ¿acaso le dará una piedra? Y si le pide un pescado, ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? 12. O si le pide un huevo, ¿acaso le dará un escorpión? 13. Pues si ustedes siendo malos saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre del Cielo dará el espíritu santo a los que le pidan?”). Si el perfecto Hijo de Dios constantemente dedicaba tiempo para orar durante su vida en esta tierra. ¿Cuánto más nosotros, simples hombres, necesitamos orar?

Debido a que la oración es un ingrediente esencial para caminar con el Cristo necesitamos examinar sus principios, que se encuentran en la Palabra de Dios.

JESÚS NOS DIO EL MODELO DE LA ORACIÓN. Él dedico tiempo a enseñar a sus seguidores cómo orar (Mateo 6:5-15 “5. Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque a ellos les gusta ponerse de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para orar y ser vistos por los hombres. De cierto les digo que ya han recibido su recompensa. 6. Pero tú, cuando ores, entra a tu aposento, y habiendo cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7. Y cuando oren, no repitan expresiones sin sentido como los gentiles, porque ellos piensan que por su mucha palabrería serán escuchados. 8. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos, porque su Padre sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan. 9. Ustedes, pues, oren de esta manera: 'Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre. 10. 'Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra. 11. 'Danos hoy el pan para nuestras necesidades. 12. Perdona nuestras deudas, así como nosotros también perdonamos a nuestros deudores. 13. 'Y no nos hagas entrar en prueba, sino líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre y para siempre. Amén'. 14. Porque si perdonan a los hombres sus malas obras, también su Padre que está en el Cielo los perdonará a ustedes, 15. pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará sus malas obras'”).

Posiblemente has oído del “Padrenuestro”. Jesús nos dio esta oración para enseñarnos cómo orar. Aunque el Señor haya hecho esta oración, no significa que la hizo para sí mismo. Él nunca había pecado. Sería bueno llamar a esta oración, “la oración de los discípulos”, porque Jesús la dio en respuesta a la petición que ellos le hicieron: “Enséñanos a orar”. Para comprender mejor esta oración es bueno dividirla en dos clases de petición:

Las primeras tres peticiones se enfocan en la gloria de Dios.

·         Padre nuestro que eta en el cielo”: Reconoce que te estás dirigiendo a un Dios Santo que te ve como su hijo.

·         Que sea siempre santo tu nombre”: Comienza siempre tus oraciones con reverencia y alabanza a Dios por lo que Él es. Esto te ayuda a poner tus necesidades y problemas en la perspectiva apropiada.

·         Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo”: Pídele a Dios que su voluntad gobierne tu vida. No puedes orar: “Que tu reino venga” hasta que ores “que mi reino desaparezca”.

Las segundas tres peticiones se enfocan en nuestras necesidades personales.

·         Danos hoy el alimento que hoy necesitamos”: Dile a Dios cuáles son tus necesidades físicas y personales. Recuerda, la Escritura dice que Dios proveerá para todas nuestras necesidades (Filipenses 4:19 “Mi Dios, pues, suplirá para toda su necesidad, según sus riquezas, en la gloria de Jesucristo”).

·         Y perdónanos nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros”: Confiesa tus pecados a Dios. El Salmo 66:18 dice: “Si tú hubieras visto iniquidad en mi corazón, oh Yahweh, no me hubieras salvado”. Si te estas aferrando a algún pecado, tu vida de oración perecerá.

·         No permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno”: Reconoce tu inclinación a caer en pecado, y ora para que la oportunidad de pecar no te conduzca a cometer el pecado.

Asegúrate de incluir estos importantes aspectos en tus oraciones personales. Al hacerlo comenzarás a comprender cuán inmenso es tu Dios, y que pequeños son tus problemas en comparación con Él.

LA ORACIÓN NO ES UNA EXPERIENCIA SOLITARIA. Dios nos ha dado su Santo Espíritu para ayudarnos en la oración, aun cuando nosotros no sepamos como orar (Romanos 8:26-27 “Así también el espíritu ayuda a nuestra debilidad, porque ¿cómo orar como conviene? No lo sabemos, pero el espíritu mismo ora por nosotros con gemidos inefables, 27. porque el que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del espíritu, que ora por los santos de acuerdo a la voluntad de Dios”).

¿Has pensado que decirle a Dios? Quizás tienes un amigo enfermo y no sabes cómo orar por él. O quizás tú mismo estás inseguro sobre cómo orar por tus propias necesidades espirituales. Esta porción de la Escritura te animará. Desde el momento que pediste a Jesús que fuera tú Salvador personal, recibiste a un huésped que vive en tu corazón: El Espíritu Santo.

Una de las muchas cosas que Él hace es ayudarte en la oración especialmente en esos momentos cuando no sabes cómo orar. Cuando comprendas de qué manera tan íntima se relaciona Dios con tus oraciones, empezaras a sentir una estrecha proximidad con tu Padre en los cielos. Y comenzarás a sentir una frescura en tu vida d oración como nunca antes.

La próxima vez que no sepas como orar, pídele al Espíritu Santo que te ayude a presentarle a Dios tus preocupaciones y necesidades.

LA ORACIÓN NOS PERMITE EXPRESAR NUESTRAS PETICIONES A DIOS. La oración es la manera designada por Dios para que le hablemos de nuestras preocupaciones y necesidades (Santiago 4:2-3 “Codician y nada obtienen; matan y envidian, pero nada logran; contienden y luchan, pero nada consiguen, porque no piden; 3. piden y no reciben, porque piden mal, para dar satisfacción a sus concupiscencias”).

Puede llegar un momento en tu vida cuando te preguntes por qué no estas creciendo en la fe. O quizás te preguntes por que no tienes la oportunidad de llevar a otros al Cristo. Cuando te hagas esta clase de preguntas, podrás responderte con otra: “¿He pedido ayuda a Dios en estas cosas?”.

Comprende que este pasaje no dice que le exijas cosas a Dios como si fuera un “mayordomo cósmico”, dispuesto a proporcionarte cualquier cosa que le pidas. Pero tampoco dice que no puedes pedir ayuda para tus necesidades o pedirle bendiciones o fortaleza espiritual. Dios desea bendecirte porque eres su hijo. Muchos de nosotros no tenemos más bendiciones porque no oramos.

Dedica un momento a examinar tu progreso espiritual. ¿Deseas tener un mejor conocimiento de la Biblia? ¿Estás buscando amigos cristianos? ¿Deseas que Dios te muestre cuáles son tus dones y tus talentos? Dios desea bendecirte y sólo está esperando tu invitación para hacerlo.

LA ORACION NOS CAPACITA PARA BUSCAR EL PERDON. Cuando oramos pidiendo perdón, Dios oye nuestras oraciones y nos restaura (Santiago 5:15-16).

y la oración de fe sanará al enfermo y nuestro Señor lo restaurará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. 16. Confiésense sus transgresiones unos a otros y oren unos por otros para que sean restaurados, porque es grande el poder de la oración que un justo hace”.

LA ORACIÓN NOS AYUDA A VENCER LA PREOCUPACIÓN. En las tribulaciones podemos recibir la paz de Dios por medio de la oración (Filipenses 4:6-7).

Por nada estén ansiosos, sino sean conocidas siempre sus peticiones delante de Dios en oración y súplicas y con acción de gracias, 7. y la paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Jesucristo”.

LA ORACIÓN AUMENTA NUESTRO CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y MADUREZ. Dios nos da una gran compresión espiritual a través de la oración (Colosenses 1:9).

Por esto, desde el día que nos enteramos, también nosotros no cesamos de orar por ustedes, y de rogar que sean colmados del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría y en todo entendimiento espiritual”.

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