Mateo
24:41.
41. Luego dirá a su
vez a los que estén a su izquierda: 'Apártense de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el Adversario y sus ángeles'.
De
acuerdo con la Biblia, tratándose de donde pasaremos el resto de nuestra vida después
de la muerte, tenemos dos opciones. Una es en el cielo, la otra es el infierno.
Es interesante saber que, aunque parece que hay un aumento en la cantidad de
personas que creen que existe un lugar llamado infierno, la mayoría de ellas no
piensa que está en camino a ese lugar. En lugar de eso, creen que el infierno está
reservado sólo para los peores criminales y otros elementos “malignos” de
nuestra sociedad. Sin embargo, la Palabra de Dios usa un criterio diferente
para juzgar a la gente. No vas al infierno por ser una persona mala, ni vas al
cielo por ser una persona buena. Todos merecemos vivir la eternidad en el
infierno (Romanos 3:22-23 “porque la justicia
de Dios es para todo hombre mediante la fe de Jesucristo, y también para todo
el que cree en Él, porque no hay distinción, 23. por cuanto todos han pecado, y
se encuentran privados de la gloria de Dios”).
Mientras
Dios dice claramente que los que rechazan la salvación ofrecida a través de su
Hijo Jesucristo vivirán el resto de la eternidad en ese lugar de tormento, Él
le da a cada persona, una y otra vez, la amplia oportunidad de elegir vida,
vida en abundancia en la tierra, y vida eterna en el cielo (2 Pedro 3:9 “Yahweh no se tarda en sus promesas, como algunos lo tienen por
tardanza, sino que es paciente por causa de ustedes, no deseando que ninguno se
pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento”).
Si
todavía no has tomado esa decisión, o si ya la has tomado y deseas un
entendimiento más profundo de lo que tus amigos incrédulos tienen que
enfrentar, considera estos datos acerca del infierno que se encuentran en las
páginas de las Escrituras.
¿A
QUÉ SE PARECE EL INFIERNO? El infierno es un lugar de tormento eterno no solo
para los pecadores sino principalmente para Satanás y sus ángeles (Lucas
16:19-31 “Había cierto hombre rico
que se ataviaba con lino fino y blanco y púrpura, y todos los días festejaba
con gran ostentación. 20. Había también un menesteroso cubierto de llagas de
nombre Lázaro que estaba echado a la puerta de aquel rico, 21. y anhelaba
llenarse el estómago con las migajas que caían de la mesa de aquél rico, y
hasta los perros llegaban a lamerle sus llagas. 22. Aconteció que murió aquel
menesteroso, y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham, y murió también el
rico y fue sepultado. 23. Y en el Seol, estando en tormentos, levantó sus ojos
desde lejos y miró a Abraham, y a Lázaro en su seno, 24. y exclamando en alta
voz, dijo: '¡Padre mío Abraham, ten compasión de mí! Manda a Lázaro para que
moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque he aquí, estoy
siendo atormentado en esta llama'. 25. Abraham le dijo: 'Hijo mío, acuérdate de
que durante tu vida recibiste tus bienes, y Lázaro sus males; y mira, ahora él
reposa en este lugar, pero tú eres atormentado. 26. 'Aparte de todo esto, hay
colocado entre nosotros y ustedes un gran abismo, para que los que pretendan
pasar de aquí hacia ustedes no puedan, ni los de allá pasen hacia nosotros'. 27.
Él le dijo: 'Te suplico, entonces, padre mío, que lo mandes a la casa de mi
padre, 28. porque tengo cinco hermanos, para que vaya a advertirles para que no
vengan también ellos a este lugar de tormento'. 29. Pero Abraham le dijo: 'A
Moisés y a los profetas tienen; que a ellos escuchen'. 30. Entonces él le dijo:
'No, padre mío Abraham, sino que si alguno de entre los muertos va a ellos, se
arrepentirán'. 31. Abraham le dijo: 'Si no escuchan a Moisés y a los profetas,
tampoco le creerán a alguno si se levantara de entre los muertos'”).
En
esta parábola, Jesús nos revela cierta información acerca del infierno. El
estilo de vida de la gente en la tierra, no será el mismo en la eternidad.
Las cosas cambiaron dramáticamente para el hombre rico cuando pasó a la
eternidad. Debido a que nunca había tenido una relación personal con Dios, de
inmediato entró en los tormentos del infierno, sin un centavo y en agonía. Aquellos
que no tienen un corazón recto para con Dios, enfrentan el mismo futuro que el
hombre rico de esta historia. Después de la muerte es posible que serán retenidos
en el infierno hasta que sean presentados delante de Dios, en lo que la Biblia
llama el juicio del Gran Trono Blanco, aunque esto nadie lo sabe con certeza.
EL
INFIERNO ES UN LUGAR DE LLAMAS Y TORMENTOS. El hombre rico de esta parábola
experimentó un calor insoportable y una sed insaciable. Se hallaba en tal agonía
que clamó a Abraham, y le pidió que enviara a Lázaro para que mojara su dedo en
agua y refrescara su lengua (la del hombre rico). Si alguna vez sufriste de
grabe quemadura, entonces tienes idea del tormento que espera a los que pasarán
la eternidad en el infierno. Agrega a esto tinieblas y soledad, y tendrás un
escenario increíblemente terrible.
La
gente no “la pasa bien” en el
infierno. Algunos dicen: “Yo quiero ir al
infierno, todos mis amigos están allí”. Puede ser cierto. Pero no hay
fiesta en el infierno. Como dice esta parábola, el hombre rico estaba tan
espantado de su situación que deseaba que Lázaro regresara a advertir a sus
hermanos, para que ellos no fueran
también a ese lugar de tormento.
Si deseas saber acerca de la realidad del
infierno, no necesitas leer uno de esos periódicos sensacionalistas donde sale
gente que dice haber tenido una experiencia fuera del cuerpo. Estudia la
Palabra del Dios viviente, quien murió y resucitó, y puede decirte exactamente
qué esperar en la eternidad. Nuestra aceptación y rechazo de sus Palabras
determina donde pasaremos el resto de nuestras vidas.
¿QUIÉNES
IRÁN AL INFIERNO? Aquel cuyo nombre no aparezca en el libro de la vida está
destinado a un castigo eterno (Apocalipsis 20:11-15 “También vi un trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya
presencia se apartaron la Tierra y los cielos, y no se encontró lugar para
ellos. 12. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban de pie delante
del trono. y los libros fueron abiertos. Después otro libro fue abierto, que es
el de la vida. Y los muertos fueron juzgados por las cosas que estaban
registradas en los libros, conforme a sus hechos. 13. El mar entregó a los
muertos que estaban en él, y la Muerte y el Seol entregaron a los muertos que
se encontraban en ellos, y fueron juzgados cada uno conforme a sus acciones. 14.
Y la Muerte y el Seol fueron arrojados al lago de fuego. Ésta es la segunda
muerte: el lago de fuego. 15. Y el que no se hallaba inscrito en el libro de la
vida, era arrojado al lago de fuego”).
El
suceso descrito en este pasaje es el juicio final de la humanidad, también
conocido como el juicio del Gran Trono Blanco. La norma por la cual cada uno
será juzgado es simple. Si tú has aceptado el maravilloso regalo de Dios de la
salvación por medio de su Hijo Jesucristo, tu nombre será hallado en el libro
de la vida, y pasarás la eternidad en el cielo con Dios. Si has escogido
rechazar al Cristo, entonces tu destino final será el lago de fuego y azufre. No
hay discusión al respecto. El caso está cerrado.
Tristemente,
mucha gente escoge la segunda opción. No lo hacen porque deseen pasar el resto
de su vida en agonía, sino porque desean “seguir
la corriente de todos”. Hacen lo mismo que todos los demás, sin pensar en sí
mismos. Jesús llama a esta elección: “la
manera fácil”. Al describir el camino al cielo y el camino al infierno,
Jesús dice: “Sólo puedes entrar en el
reino de Dios a través de la puerta angosta. Pero la puerta de acceso a la vida
eterna es muy angosta y el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que
alguna vez lo encuentran” (Mateo 7:13-14 “Entren por la puerta estrecha, porque amplia es la puerta y
espacioso el sendero que conduce a la perdición, y muchos son los que van por
él. 14. ¿Cuán estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la
salvación, y pocos son los que lo hallan!”).
El
único modo de salir de este camino ancho y “anular” tu reserva para el infierno
es asegurarte de que tu nombre está registrado en el libro de reservas de Dios
para el cielo: el libro de la vida.
¿CUÁL ES EL PEOR CASTIGO DEL INFIERNO? El peor
castigo del infierno es la separación ETERNA de la presencia de Dios (2 Tesalonicenses
1:7-10 “pero a ustedes, que son
afligidos, Él los vivificará junto con nosotros en la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo desde el Cielo junto con el ejército de sus ángeles, 8.
después de que haya ejecutado castigo con llama de fuego a quienes no conocieron
a Dios, y a quienes no reconocieron el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. 9.
Porque ellos será retribuidos en el juicio con perdición eterna procedente de
la presencia de nuestro Señor y de la gloria de su poder, 10. cuando él venga
para ser glorificado por sus santos y a mostrar sus maravillas entre sus
fieles, para que nuestro testimonio respecto a ustedes sea creído en aquel día”).
Como
lo establece este pasaje, la verdadera agonía de aquellos que van al infierno
es que estarán separados eternamente de Dios. Para comprender cuan terrible es
este castigo, examinemos las consecuencias de estar separados de la presencia
de Dios.
JUICIO.
Cuando el Cristo vuelva, los que son creyentes enfrentarán un juicio; no así
los que son creyentes. En este juicio, serán revelados públicamente todos sus
actos y entonces serán sentenciados a pasar la eternidad en el lago de fuego (Apocalipsis
20:11-15 “También vi un trono blanco
y al que estaba sentado en él, de cuya presencia se apartaron la Tierra y los
cielos, y no se encontró lugar para ellos. 12. Y vi a los muertos, grandes y
pequeños, que estaban de pie delante del trono. y los libros fueron abiertos.
Después otro libro fue abierto, que es el de la vida. Y los muertos fueron
juzgados por las cosas que estaban registradas en los libros, conforme a sus
hechos. 13. El mar entregó a los muertos que estaban en él, y la Muerte y el
Seol entregaron a los muertos que se encontraban en ellos, y fueron juzgados cada
uno conforme a sus acciones. 14. Y la Muerte y el Seol fueron arrojados al lago
de fuego. Ésta es la segunda muerte: el lago de fuego. 15. Y el que no se
hallaba inscrito en el libro de la vida, era arrojado al lago de fuego”).
DESTRUCCIÓN
ETERNA. En el infierno, los que no son creyentes serán destinados a sufrir un
tormento eterno junto con el diablo y sus demonios. El tormento que soportarán
está descrito por Jesús como un fuego eterno (Mateo 18:8 “Si tu mano o tu pie te hace tropezar, córtatelo y échalo de ti,
porque es mejor que entres a la vida estando cojo o manco, y no que teniendo
tus dos manos o tus dos pies seas arrojado al fuego eterno” Mateo
25:41 “Luego dirá a su vez a los
que estén a su izquierda: 'Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado
para el Adversario y sus ángeles'”). Los que no son creyentes
pasarán la eternidad en agonía.
REMORDIMIENTO.
Jesús empleó muchas parábolas para describir el reino del cielo y definir
quienes entrarán y quiénes no. Los que no entrarán en su reino estarán en un
lugar donde habrá “llanto y rechinar de
dientes” (Mateo 13:42 “y los arrojarán al
horno de fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes”). Llorar
y rechinar los dientes es una de la experiencias del remordimiento que sufrirán
cuando comprendan que están perdidos por la ETERNIDAD.
DESESPERACIÓN.
Debido a que su castigo es eterno, los no creyentes no tendrán esperanza de que
su situación mejore. Su existencia será no sólo de agonía, sino también de
desesperación.
Aquellos
que conocen al Cristo tienen mucho que ganar. Los que no lo conocen tienen
mucho que perder.
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