jueves, 13 de agosto de 2020

¿QUÉ ES EL CIELO?

 

La Biblia nos da una preciosa y vivida descripción del cielo. Por medio de la Escrituras sabemos que las calles del cielo son de oro, y que el dolor, el temor y el sufrimiento no están presentes allí.

No obstante aun cuando todo este detalle, no alcanza a comprender el “el cuadro completo”. No es difícil captar la gloria y la perfección absoluta del cielo. Sin embargo, poniendo todo el esplendor a un lado, lo que hace al cielo espectacular es que estaremos eternamente en la presencia de Dios. El salmista lo expresó categóricamente: “11. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” (Salmos 16:11).

No es posible responder a todas nuestras inquietudes en cuanto al cielo mientras estamos aquí en la tierra, pero la Biblia contesta alguna de las preguntas más profundas.

¿QUIÉN ENTRARÁ EN EL CIELO? El cielo es el lugar para aquellos que han recibido a Jesús como Señor (Juan 14:2-6 “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no fuera así, se los hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para ustedes. 3. Y si voy a prepararles lugar, regresaré y los tomaré conmigo, para que donde yo estoy, ustedes también estén. 4. Ustedes saben adónde voy y conocen el camino. 5. Tomas le dijo: Señor nuestro, ignoramos adónde vas; ¿cómo, pues, podremos conocer el camino? 6. Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene a mi Padre, sino solo por medio de mí”).

Hollywood ha presentado a menudo las puertas a la entrada al cielo como el lugar donde tú “discutes tu caso” y los méritos que has hecho para entrar. Jesús explica claramente que los únicos que entrarán al cielo son aquellos que lo han aceptado como “el camino, la verdad y la vida” y no los que creen tener los mejores argumentos o han hecho las mejores obras.

El cielo no es un tribunal de justicia, sino un lugar preparados para aquellos que creen en Jesús. Si eres cristiano puedes estar seguro de que tu reserva en el cielo fue hecha en el mismo momento que aceptaste al Cristo. Y en cuanto al hospedaje, no debes afligirte, porque el mismo Jesús ha prometido preparar un lugar para ti.

La Biblia dice que debemos prepararnos para el encuentro con Dios. ¿Está hecha tu reserva?

¿CUÁNDO ENTRA UN CRISTIANO AL CIELO? Cuando respiremos por última vez en la tierra, respiraremos por primera vez en el cielo (2 Corintios 5:6-9 “porque nosotros sabemos, pues, y estamos convencidos, de que mientras habitamos en el cuerpo, estamos ausentes de nuestro Señor 7. (porque por fe andamos, no por vista). 8. Por este motivo confiamos y deseamos estar ausentes del cuerpo y presentes ante nuestro Señor, 9. y nos esforzamos para que, ya sea presentes o ausentes, le seamos agradables”).

Algunas personas enseñan que cuando uno muere entra en un estado de animación suspendida y que posteriormente somos llamados a la presencia de Dios. Pero este pasaje enseña claramente que cuando un creyente muere, va directamente al cielo para estar “en el hogar celestial con el Señor”. Esto se ilustra en por lo menos dos lugares más de las Escrituras:

EL LADRÓN EN LA CRUZ. Cuando Jesús estaba en la cruz, un ladrón, crucificado también, le dijo que se acordara de él cuando viniera en su reino. Jesús le dijo inmediatamente: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:40-43).

EL APÓSTOL PABLO. El apóstol Pablo escribe: “Quisiera partir y estar con el Cristo” (Filipenses 1:23). Él nos dice: “Deseo partir y estar suspendido en un sueño del alma por miles de años”. Pablo comprendía esta verdad mejor que la mayoría, porque ya había tenido una visión del cielo. Es probable que cuando Pablo fue apedreado, haya muerto y entrado en la presencia del Señor. Pero Dios todavía tenía trabajo para Pablo en esta tierra. Así que lo envió de vuelta a este mundo para que continuara haciendo la obra de Dios (2 Corintios 12:2-4 “Conozco a un hombre en el Cristo hace catorce años (pero no sé si en el cuerpo o si fuera del cuerpo, Dios lo sabe), que fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3. Y conozco a tal hombre (pero no sé si en el cuerpo o si fuera del cuerpo, Dios lo sabe), 4. que fue arrebatado hasta el paraíso, y escuchó cosas inefables que al hombre no le es posible expresar).

En el momento que exhales el último suspiro en la tierra, tendrás el primero en el cielo. Por eso, no le tengas temor a la muerte. Más bien, disfruta de tu vida con el Cristo y pasa el resto de tu vida encaminando a otros hacia el salvador, con quién pasarás la eternidad.

¿RECONOCEREMOS A LA GENTE EN EL CIELO? Aunque nuestro cuerpo celestial pueda parecerse a nuestro cuerpo terrenal, en alguna manera seremos como ángeles (Mateo 22:23-33 “En ese día se acercaron los saduceos, y le dijeron: No hay resurrección de muertos. Luego le preguntaron, 24. diciendo: Maestro, Moisés nos dijo: 'SI ALGUNO FALLECE SIN HABER TENIDO HIJOS, SU HERMANO DEBERÁ TOMAR A SU ESPOSA Y LEVANTAR DESCENDENCIA A SU HERMANO'. 25. Así pues, había entre nosotros siete hermanos. El primero tomó esposa y falleció, pero no habiendo tenido hijos, dejó su esposa a su hermano. 26. Igualmente le pasó al segundo, y también al tercero, hasta el séptimo, 27. y después de todos ellos, también falleció la mujer. 28. Por consiguiente, en la resurrección, ¿de quién de los siete será ella esposa, pues todos la tuvieron por mujer? 29. Contestándoles Jesús, dijo: Están ustedes errados al no comprender las Escrituras ni el poder de Dios, 30. porque en la resurrección de los muertos no tomarán mujeres, ni las mujeres serán para los hombres, sino que serán como los ángeles de Dios en el Cielo. 31. Y respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído ustedes lo que les fue dicho por Dios al decir: 32. 'YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, EL DIOS DE ISAAC Y EL DIOS DE JACOB'? Él no es Dios de muertos, sino de vivos. 33. Al escuchar esto, las multitudes quedaban admiradas de su enseñanza”).

 En los días de Jesús, había personas que tenían ideas equivocadas acerca de la vida después de la muerte. No creían en la vida después de la muerte. Así que cuando Jesús contestó la pregunta que le habían hecho para tentarlo, mencionó inmediatamente el error de su enseñanza: “El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios” (v. 29). Al refutar el error y la arrogancia de los saduceos, Jesús revela tres cosas respecto a la vida en el cielo:

NO NOS CASAREMOS. No vamos a participar en las mismas actividades que realizamos ahora, tales como matrimonio y la vida familiar. Parece que la mayor parte del tiempo lo pasaremos adorando a Dios (Apocalipsis 19:5 “Y surgió una voz del trono que dijo: ¡Alaben a nuestro Dios todos sus siervos, los que lo reverencian, los pequeños y los grandes!”).

NOS CONOCEREMOS UNOS A OTROS. Jesús dice que seremos como los ángeles. No nos convertiremos en ángeles, pero es posible que tengamos algunas de sus capacidades o características. No seremos simplemente un espíritu, sino que tendremos un cuerpo resucitado. Aunque no hay en la Biblia ningún pasaje que nos garantice que nos reconoceremos unos a otros en el cielo, muchos versículos sugieren que sí. Los discípulos fueron capaces de reconocer el cuerpo de reconocer el cuerpo de resucitado de Jesús, así que Él debió haber retenido muchas características físicas. En la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16:19-31) ambos hombres conservan su identidad. La Biblia dice que nuestro conocimiento en el cielo será mucho mayor: “ahora vemos todo de manera imperfecta, como en un espejo empañado, pero luego veremos todo con perfecta claridad. Todo lo que ahora conozco es parcial e incompleto, pero luego conoceré todo por completo, tal como Dios ya me conoce a mi completamente” (1 Corintios 13:12). Con esa clase de conocimiento, ¡probablemente reconoceremos más gente en el cielo que ahora en la tierra!

TENDREMOS UNA PERSONALIDAD DEFINIDA. Notemos que al final del pasaje, Jesús hace referencia al pasaje del Antiguo Testamento que dice: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Éxodo 3:6). Este versículo no solo ofrece una gran prueba de la resurrección física, sino que también se refiere a esas personas por nombre. Cuando leemos que Dios escribe nuestros nombres en el libro de la vida, indica que tendremos personalidades bien definidas en el cielo. Dios no escribió un número; Él escribió tú nombre.

Algún día, “en un abrir y cerrar de ojos”, El Cristo  nos llamará a los cielos, y nuestros cuerpos serán transformados en “cuerpos inmortales” (1 Corintios 15:50-53 “Pero yo digo esto, hermanos míos: carne y sangre no pueden heredar el reino del Cielo, ni la corrupción heredar la incorrupción. 51. He aquí, les digo un misterio: no todos nosotros moriremos, pero todos nosotros seremos transformados, 52. en un instante, como un abrir y cerrar de ojos. Cuando suene la trompeta final, los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados; 53. porque esto corruptible se vestirá de incorrupción, y esto mortal se vestirá de inmortalidad”).

Vivir para siempre con estos mismos cuerpos sería una maldición. Pero vivir eternamente con cuerpos nuevos, libres de enfermedades y dolor, en la presencia de Dios, será una bendición.

¿CÓMO SERÁ LA VIDA EN EL CIELO? Nuestra permanencia en el cielo ya no será consumida por las preocupaciones de esta vida, sino que estaremos llenos de gozo en la presencia de nuestro Padre celestial. (Apocalipsis 7:13-17 “Luego uno de los ancianos volteó, y me preguntó: Éstos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde salieron? 14. Yo le contesté: Señor mío, tú lo sabes. Luego él me dijo: Estos son los que salieron de la Gran Aflicción, que lavaron sus vestiduras y las emblanquecieron en la sangre del Cordero. 15. Por eso están ante el trono de Dios, y le sirven de día y de noche en su templo; y el que está sentado en el trono los cubrirá con su mano. 16. Ya no tendrán hambre ni sed, ni caerá el sol sobre ellos, ni calor alguno, 17. porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los conducirá a fuentes de agua viva, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos”).

El apóstol Pablo tuvo un anticipo del cielo por medio de una visión. Escribió acerca de esta experiencia en 2 Corintios 12:2-4, y dijo: “2. Conozco a un hombre en el Cristo hace catorce años (pero no sé si en el cuerpo o si fuera del cuerpo, Dios lo sabe), que fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3. Y conozco a tal hombre (pero no sé si en el cuerpo o si fuera del cuerpo, Dios lo sabe), 4. que fue arrebatado hasta el paraíso, y escuchó cosas inefables que al hombre no le es posible expresar” “fui llevado al paraíso”. La palabra paraíso significa literalmente “el jardín de un rey, lleno de toda clase de frutas y flores”. Este pasaje de las Escrituras nos muestra cuatro aspectos de la vida que viviremos en ese maravilloso lugar llamado paraíso.

VIVIREMOS UNA VIDA SIN TEMOR NI PREOCUPACIONES. El cielo es un lugar de refugio (v. 15). No habrá miedo. No habrá rejas en las ventanas ni crimen en las calles ni cualquier otro tipo de violencia. Dios será nuestro refugio.

VIVIREMOS UNA VIDA SIN NECESIDADES. El cielo es un lugar completamente abastecido (v. 16). El hambre y la sed no serán parte de nuestro vocabulario. Esto es porque el Señor nos alimentará y saciará nuestra sed.

VIVIREMOS UNA VIDA SIN DOLOR. El cielo es un lugar de bienestar y consuelo (V.16). La Biblia dice que en el cielo “no habrá más llanto ni tristeza ni muerte ni dolor” (Apocalipsis 21:4 “Y cesará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni más clamor, ni más dolor, porque las primeras cosas han pasado”). Nuestros cuerpos celestiales no estarán sujetos a enfermedades, dolores ni males como los que conocemos tan bien aquí en la tierra.

VIVIREMOS UNA VIDA SIN TRISTEZA. El cielo es un lugar de gozo (v. 17). Estar en la presencia de Dios será una experiencia maravillosa y alegre. La tristeza no existirá en los cielos porque Dios secará todas nuestras lágrimas.

Podemos estar deseosos de las glorias del cielo, pero una cosa las supera a todas: Pasaremos la eternidad con Jesús. Dwight L. Moody escribió una vez: “No son las paredes hechas de joyas ni las puertas de perla lo que hacen atractivo al cielo. Es el estar con Dios”. Que esta verdad te inspire mientras vives tu vida en la tierra.   

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