sábado, 7 de noviembre de 2020

MINISTRAR, SERVIR.

Jesús comisiona a los apóstoles

Marcos 16:14-18

14. Por último se apareció a los once cuando ellos estaban sentados a la mesa, y los reprendió a causa de su poca fe y por la dureza de su corazón, porque no creyeron a los que lo habían visto resucitado. 15. Y les dijo: Vayan por todo el mundo y proclamen mi Evangelio a toda criatura. 16. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. 17. Y estas señales seguirán a los que creen: en mi Nombre expulsarán espíritus malignos, hablarán nuevas lenguas; 18. tomarán en sus manos serpientes, y si bebieran algún veneno mortífero no les hará daño; impondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán.

A. VERBOS

sharat, «ministrar, servir, oficiar». Este término es de uso corriente en hebreo bíblico y moderno, en diferentes modalidades verbales y sustantivas. Se encuentra en el antiguo fenicio, y según algunos, en ugarítico también. sharat se halla cerca de 100 veces en el Antiguo Testamento hebreo. La primera vez que se usa es en la historia de José cuando lo venden a Potifar como esclavo: «Así halló José gracia ante los ojos de Potifar y le servía» (Génesis 39:4; «llegó a ser su siervo personal»).

sharat a menudo denota «servicio» brindado en relación con la adoración que ofrecía Israel; en 60 de las 97 veces que aparece tiene este significado. Cuando Samuel era todavía niño, «ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí» (1 Samuel 2:11), y el Señor lo llamó mientras «ministraba a Jehová en presencia de Elí» (1 Samuel 3:1). Este tipo de «servicio» era para honrar solo al Señor, porque Israel no debía ser «como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra» (Ezequiel 20:32). En el templo de la visión de Ezequiel, a los levitas que «sirvieron delante de sus ídolos» el Señor les prohibió servir como sacerdotes (Ezequiel 44:12). Además, Jehová separó «la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová… para servirle, y para bendecir en su nombre» (Deuteronomio 10:8). De la tribu de Leví, Moisés debía ungir a Aarón e hijos y consagrarlos para que «sirvieran» como sacerdotes (Éxodo 29:30). Los que no fueran de la familia de Aarón, aunque habían sido escogidos para ministrar para Él por siempre, actuarían como ayudantes de sacerdotes, y realizarían tareas físicas como guardar las puertas, matar el holocausto, cuidar los altares y utensilios del santuario (1 Crónicas 15:2; Ezequiel 44:11). Sin embargo, Isaías predice que llegará el día en que «extranjeros… te servirán» (Isaías 60:10).

En diferentes circunstancias, la palabra se usa para denotar el «servicio» que se ha prestado a otro ser humano. Aunque la persona «servida» suele ser de más alto rango, esta palabra jamás se refiere al trabajo a que se obligaba a un esclavo. A Moisés se le dijo: «Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan» (Números 3:6; cf. 8:26). Eliseo «servía» a Elías (1 Reyes 19:21). Se dice que Abisag «servía» a David (1 Reyes 1:15). Varios tipos de funcionarios «servían» a David (1 Crónicas 28:1). Amón el hijo de David tenía un «criado que le servía» (2 Samuel 13:17). Había «siete eunucos que servían delante del rey Asuero» (Ester 1:10).

’abad, «servir, labrar, esclavizar, trabajar». Esta raíz se utiliza mucho en las lenguas semíticas y cananeas. Este verbo aparece como 290 veces por todo el Antiguo Testamento.

Aparece por primera vez en Génesis 2:5: «Ni había hombre para que labrase la tierra». Dios le dio al hombre la tarea de labrar la tierra (Génesis 2:15; 3:23; cf. 1:28). En Génesis 14:4 «habían servido a Quedorlaomer» quiere decir que eran sus vasallos. Dios le dijo a Abraham: «Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años» (Génesis 15:13).

’abad se usa a menudo con referencia a Dios: «Servirás a Dios sobre este monte» (Éxodo 3:12), o sea, que lo adoraría allí, como dicen algunas versiones. La palabra se usa frecuentemente con otros verbos: «A Jehová tu Dios temerás, y a Él solo servirás» (Deuteronomio 6:13), o «Si obedeces cuidadosamente a mis mandamientos que yo les ordeno hoy, amando a Jehová su Dios, y sirviéndole con todo su corazón» (Deuteronomio 11:13). A todas las oraciones se les manda «servir» a Dios con alegría (Salmos 100:2). En el reino del Mesías, «todas las naciones le servirán» (Salmos 72:11). El verbo y el nombre pueden usarse juntos como en Números 8:11: «Y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová».

B. NOMBRES.

’abodah, «trabajo; labores, servicio». Este nombre aparece 145 veces en el Antiguo Testamento hebreo, casi todas en Números y Crónicas. Aparece por primera vez en Génesis 29:27: «Se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años».

El sentido más generalizado de ’abodah se acerca bastante a «trabajo». Se aplica a labores agrícolas (1 Crónicas 27:26), al trabajo de sol a sol (Salmos 104:23), y a las labores en la industria del lino (1 Crónicas 4:21). A esto hemos de añadir que ’abodah puede referirse también al trabajo obligado del esclavo (Levítico 25:39) o de los israelitas en Egipto: «Vallan ustedes y recojan la paja donde la hallen; pero nada se disminuirá de la tarea» (Éxodo 5:11). El sentido más limitado de ’abodah es «servicio» en relación al servicio a Dios: «Sino para que sea un testimonio entre nosotros y ustedes, y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de Él con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz; y no digan mañana sus hijos a los nuestros: Ustedes no tienen parte en Jehová» (Josué 22:27). Cuando el pueblo de Dios no dependía enteramente del Señor, tenía que elegir entre servir a Jehová Dios o a los reyes humanos con sus exigencias de trabajo obligatorio y tributos: «Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones» (2 Crónicas 12:8).

El uso más especializado de esta palabra tiene que ver con el tabernáculo y el templo. Los sacerdotes se escogieron para el «servicio» del Señor: «Desempeñen el encargo de Él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el ministerio del tabernáculo» (Números 3:7). Los levitas tenían también muchas funciones importantes en el templo y sus alrededores: cantaban, tocaban instrumentos musicales, y eran secretarios, escribas y porteros (2 Crónicas 34:13; cf. 8:14). Todo, lo mismo personas que objetos (1 Crónicas 28:13), si tenía que ver con el templo se decían que estaba al «servicio» del Señor. Lo que entendemos por «adoración», con todos sus componentes, se acerca bastante al sentido de ’abodah como «servicio»; cf. «Así fue preparado todo el servicio de Jehová en aquel día, para celebrar la pascua y para sacrificar los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al mandamiento del rey Josías» (2 Crónicas 35:16).

La Septuaginta la traduce así: leitourgia («servicio»); doulia («esclavitud»); ergon («trabajo; obra; ocupación»), y ergasia («empeño; práctica; trabajo, utilidad, ganancia»).

’ebed, «siervo». Este nombre aparece más de 750 veces en el Antiguo Testamento. La primera vez es en Génesis 9:25: «Siervo de siervos será [Canaán] a sus hermanos», o sea, el más bajo de los esclavos. Un siervo podía comprarse con dinero (Éxodo 12:44) o contratarse (1 Reyes 5.:6). La muy repetida declaración de la redención divina de un Israel sometido a servidumbre es: «Han salido de Egipto de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte» (Éxodo 13:3; Hebreos 2:15).

’ebed se usaba en expresiones de humildad y cortesía, como en Génesis 18:3: «Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo» (cf. Génesis 42:10). Moisés le dijo al Señor: «¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua» (Éxodo 4:10). Es la marca de las personas que Dios llama, como en Éxodo 14:31: «Y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo». «Porque mis siervos son los hijos de Israel» (Levítico 25:55; cf. Isaías 49:3). «Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas» (2 Reyes 21:10). El salmista dijo: «Yo soy tu siervo» (Salmos 116:16), con lo que indicaba que era un título apropiado para todos los creyentes.

De suprema importancia es el uso de «mi siervo» para referirse al Mesías en Isaías (42:1–7; 49:1–7; 50:4–10; 52:13—53:12). Israel era un siervo ciego y sordo (Isaías 42:18–22). Entonces el Señor llamó a su «siervo justo» (Isaías 53:11; cf. 42:6) para que llevara el pecado de muchos y (Isaías 53:12), para que fuera «mi salvación hasta lo postrero de la tierra» (Isaías 49:6).

El «siervo» no era libre. Estaba sujeto a la voluntad y a las órdenes de su amo. Pero uno podía someterse voluntaria y amorosamente a su amo (Éxodo 21:5), y permanecer en su servicio aunque no estuviera obligado a hacerlo. Esta es una perfecta descripción de la relación entre el hombre y Dios.

La Septuaginta traduce ’abad y sus nombres con 7 diferentes raíces griegas que dan un sentido más definido al término. A través de estas llegan al Nuevo Testamento los usos básicos de abad. Es notable cómo cumple Jesús lo del siervo del Señor de Isaías: «Que muchos milagros y maravillas se realicen en el nombre de tu santo siervo Jesucristo» (Hechos 4:30). Otro uso importante es cuando Pablo se autotitula «siervo de Jesucristo» (Romanos 1:1; «esclavo de Jesucristo»).

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