Jesús
comisiona a los apóstoles
Marcos 16:14-18
14. Por último se apareció a los once cuando ellos estaban sentados a la mesa, y los reprendió a causa de su poca fe y por la dureza de su corazón, porque no creyeron a los que lo habían visto resucitado. 15. Y les dijo: Vayan por todo el mundo y proclamen mi Evangelio a toda criatura. 16. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. 17. Y estas señales seguirán a los que creen: en mi Nombre expulsarán espíritus malignos, hablarán nuevas lenguas; 18. tomarán en sus manos serpientes, y si bebieran algún veneno mortífero no les hará daño; impondrán sus manos sobre los enfermos y sanarán.
A. VERBOS
sharat,
«ministrar, servir, oficiar». Este término es de uso corriente en hebreo
bíblico y moderno, en diferentes modalidades verbales y sustantivas. Se
encuentra en el antiguo fenicio, y según algunos, en ugarítico también. sharat
se halla cerca de 100 veces en el Antiguo Testamento hebreo. La primera vez que
se usa es en la historia de José cuando lo venden a Potifar como esclavo: «Así
halló José gracia ante los ojos de Potifar y le servía» (Génesis 39:4; «llegó a
ser su siervo personal»).
sharat
a menudo denota «servicio» brindado en relación con la adoración que ofrecía
Israel; en 60 de las 97 veces que aparece tiene este significado. Cuando Samuel
era todavía niño, «ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí» (1 Samuel 2:11),
y el Señor lo llamó mientras «ministraba a Jehová en presencia de Elí» (1 Samuel
3:1). Este tipo de «servicio» era para honrar solo al Señor, porque Israel no
debía ser «como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven
al palo y a la piedra» (Ezequiel 20:32). En el templo de la visión de Ezequiel,
a los levitas que «sirvieron delante de sus ídolos» el Señor les prohibió
servir como sacerdotes (Ezequiel 44:12). Además, Jehová separó «la tribu de
Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová… para servirle, y para
bendecir en su nombre» (Deuteronomio 10:8). De la tribu de Leví, Moisés debía
ungir a Aarón e hijos y consagrarlos para que «sirvieran» como sacerdotes (Éxodo
29:30). Los que no fueran de la familia de Aarón, aunque habían sido escogidos
para ministrar para Él por siempre, actuarían como ayudantes de sacerdotes, y
realizarían tareas físicas como guardar las puertas, matar el holocausto,
cuidar los altares y utensilios del santuario (1 Crónicas 15:2; Ezequiel 44:11).
Sin embargo, Isaías predice que llegará el día en que «extranjeros… te
servirán» (Isaías 60:10).
En
diferentes circunstancias, la palabra se usa para denotar el «servicio» que se
ha prestado a otro ser humano. Aunque la persona «servida» suele ser de más
alto rango, esta palabra jamás se refiere al trabajo a que se obligaba a un
esclavo. A Moisés se le dijo: «Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla
estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan» (Números 3:6; cf. 8:26).
Eliseo «servía» a Elías (1 Reyes 19:21). Se dice que Abisag «servía» a David (1
Reyes 1:15). Varios tipos de funcionarios «servían» a David (1 Crónicas 28:1).
Amón el hijo de David tenía un «criado que le servía» (2 Samuel 13:17). Había
«siete eunucos que servían delante del rey Asuero» (Ester 1:10).
’abad,
«servir, labrar, esclavizar, trabajar». Esta raíz se utiliza mucho en las
lenguas semíticas y cananeas. Este verbo aparece como 290 veces por todo el
Antiguo Testamento.
Aparece
por primera vez en Génesis 2:5: «Ni había hombre para que labrase la tierra».
Dios le dio al hombre la tarea de labrar la tierra (Génesis 2:15; 3:23; cf. 1:28).
En Génesis 14:4 «habían servido a Quedorlaomer» quiere decir que eran sus
vasallos. Dios le dijo a Abraham: «Ten por cierto que tu descendencia morará en
tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años» (Génesis
15:13).
’abad
se usa a menudo con referencia a Dios: «Servirás
a Dios sobre este monte» (Éxodo 3:12), o sea, que lo adoraría allí, como
dicen algunas versiones. La palabra se usa frecuentemente con otros verbos: «A Jehová tu Dios temerás, y a Él solo
servirás» (Deuteronomio 6:13), o «Si
obedeces cuidadosamente a mis mandamientos que yo les ordeno hoy, amando a
Jehová su Dios, y sirviéndole con todo su corazón» (Deuteronomio 11:13). A
todas las oraciones se les manda «servir» a Dios con alegría (Salmos 100:2). En
el reino del Mesías, «todas las naciones
le servirán» (Salmos 72:11). El verbo y el nombre pueden usarse juntos como
en Números 8:11: «Y ofrecerá Aarón los
levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el
ministerio de Jehová».
B.
NOMBRES.
’abodah,
«trabajo; labores, servicio». Este nombre aparece 145 veces en el Antiguo
Testamento hebreo, casi todas en Números y Crónicas. Aparece por primera vez en
Génesis 29:27: «Se te dará también la
otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años».
El
sentido más generalizado de ’abodah se acerca bastante a «trabajo». Se aplica a
labores agrícolas (1 Crónicas 27:26), al trabajo de sol a sol (Salmos 104:23),
y a las labores en la industria del lino (1 Crónicas 4:21). A esto hemos de
añadir que ’abodah puede referirse también al trabajo obligado del esclavo (Levítico
25:39) o de los israelitas en Egipto: «Vallan ustedes y recojan la paja donde
la hallen; pero nada se disminuirá de la tarea» (Éxodo 5:11). El sentido más
limitado de ’abodah es «servicio» en relación al servicio a Dios: «Sino para que sea un testimonio entre
nosotros y ustedes, y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos
hacer el servicio de Jehová delante de Él con nuestros sacrificios y con
nuestras ofrendas de paz; y no digan mañana sus hijos a los nuestros: Ustedes
no tienen parte en Jehová» (Josué 22:27). Cuando el pueblo de Dios no
dependía enteramente del Señor, tenía que elegir entre servir a Jehová Dios o a
los reyes humanos con sus exigencias de trabajo obligatorio y tributos: «Pero
serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a
los reinos de las naciones» (2 Crónicas 12:8).
El
uso más especializado de esta palabra tiene que ver con el tabernáculo y el
templo. Los sacerdotes se escogieron para el «servicio» del Señor: «Desempeñen el encargo de Él, y el encargo de
toda la congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el
ministerio del tabernáculo» (Números 3:7). Los levitas tenían también
muchas funciones importantes en el templo y sus alrededores: cantaban, tocaban
instrumentos musicales, y eran secretarios, escribas y porteros (2 Crónicas
34:13; cf. 8:14). Todo, lo mismo personas que objetos (1 Crónicas 28:13), si
tenía que ver con el templo se decían que estaba al «servicio» del Señor. Lo
que entendemos por «adoración», con todos sus componentes, se acerca bastante
al sentido de ’abodah como «servicio»; cf. «Así
fue preparado todo el servicio de Jehová en aquel día, para celebrar la pascua
y para sacrificar los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al
mandamiento del rey Josías» (2 Crónicas 35:16).
La
Septuaginta la traduce así: leitourgia («servicio»); doulia («esclavitud»);
ergon («trabajo; obra; ocupación»), y ergasia («empeño; práctica; trabajo,
utilidad, ganancia»).
’ebed,
«siervo». Este nombre aparece más de 750 veces en el Antiguo Testamento. La
primera vez es en Génesis 9:25: «Siervo de siervos será [Canaán] a sus
hermanos», o sea, el más bajo de los esclavos. Un siervo podía comprarse con
dinero (Éxodo 12:44) o contratarse (1 Reyes 5.:6). La muy repetida declaración
de la redención divina de un Israel sometido a servidumbre es: «Han salido de Egipto de la casa de
servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte» (Éxodo 13:3;
Hebreos 2:15).
’ebed
se usaba en expresiones de humildad y cortesía, como en Génesis 18:3: «Señor, si ahora he hallado gracia en tus
ojos, te ruego que no pases de tu siervo» (cf. Génesis 42:10). Moisés le
dijo al Señor: «¡Ay, Señor! Nunca he sido
hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque
soy tardo en el habla y torpe de lengua» (Éxodo 4:10). Es la marca de las
personas que Dios llama, como en Éxodo 14:31: «Y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo». «Porque mis siervos son los hijos de Israel» (Levítico 25:55; cf. Isaías
49:3). «Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas» (2 Reyes 21:10).
El salmista dijo: «Yo soy tu siervo» (Salmos 116:16), con lo que indicaba que
era un título apropiado para todos los creyentes.
De
suprema importancia es el uso de «mi siervo» para referirse al Mesías en Isaías
(42:1–7; 49:1–7; 50:4–10; 52:13—53:12). Israel era un siervo ciego y sordo (Isaías
42:18–22). Entonces el Señor llamó a su «siervo justo» (Isaías 53:11; cf. 42:6)
para que llevara el pecado de muchos y (Isaías 53:12), para que fuera «mi salvación hasta lo postrero de la tierra»
(Isaías 49:6).
El
«siervo» no era libre. Estaba sujeto a la voluntad y a las órdenes de su amo.
Pero uno podía someterse voluntaria y amorosamente a su amo (Éxodo 21:5), y
permanecer en su servicio aunque no estuviera obligado a hacerlo. Esta es una
perfecta descripción de la relación entre el hombre y Dios.
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