(c. 160–225)
Teólogo y moralista
latino-africano
Además
de lo que se conoce sobre Tertuliano por su residencia de toda la vida en
Cartago, hechos personales sobre él pueden trazarse solo muy sucintamente. Gozó
de una educación superior incluyendo literatura, retórica y preparación legal
además de instrucción en griego y latín. Es probable que en algún tiempo haya
practicado leyes. En algún momento de sus últimos treinta años se convirtió en
creyente del Cristo. Se casó con una mujer cristiana y después de la muerte de
esta se mantuvo viudo. En los años siguientes sirvió en la iglesia de Cartago
como profesor.
Aparte
de su intenso compromiso cristiano, las experiencias de Tertuliano con la
iglesia de Cartago le motivaron muchas insatisfacciones por una laxitud
evidente de esta. En consecuencia, alrededor de 206 se unió con los
montanistas, una secta cristiana no herética pero grandemente separatista.
Posteriormente dirigió un segmento de este grupo llamado los tertulianistas.
Excepto por las ideas separatistas sobre la vida de la iglesia, Tertuliano se
mantuvo doctrinalmente ortodoxo hasta su muerte. Varias décadas después, los
tertulianistas volvieron a unir la iglesia en Cartago.
Poco
después de su conversión, Tertuliano comenzó su gran producción de escritos
cristianos ocupando en ello sus últimos veinticinco años. Gran parte de esta
producción, treinta y unas obras latinas, todavía existen. Pueden dividirse en
tres tipos de contenido: apologética, dogmática y moral. Mientras los ensayos
morales muestran una perspectiva rigurosa, la postura esencialmente principal
de Tertuliano cambió poco en los tratados de apologética y dogmática. Dentro de
las obras de apologética, las más importantes son: Ad Nationes y Apologeticum,
ambos esfuerzos muy tempranos. La primera es una refutación a las calumnias
paganas tales como las acusaciones de infanticidio e incesto entre las
prácticas cristianas; y la segunda ofrece una brillante apelación general, de
la razón, la literatura y muchas otras fuentes, a una apreciación justa de la
creencia y la vida cristianas. Hay otras potentes defensas del cristianismo que
aparecen en De testimonio animae y Adversus Judaeos.
La
mayor parte de su obra dogmática es extremadamente polémica en su naturaleza.
En este sentido, los escritos más destacados aquí son De praescriptione haereticorum,
Adversus Paxaean, De carne Christi, y De
resurrectione carnis. Estas constituyen un cuerpo de obras determinante
en el cual muchas de las doctrinas centrales del Cristianismo tienen su formación
inicial más influyente. Entre numerosos análisis básicos, los más críticos
probablemente sean el tratamiento de la Trinidad como ser en tres personas en
una substancia; las naturalezas divina y humana del Cristo; el sometimiento del
hombre al pecado original y el nacimiento virginal del Cristo y su resurrección
corporal. El alto valor se encuentra aquí en el efecto directo y fundamental
que las ideas de Tertuliano tuvieron más tarde en exposiciones como las de
Atanasio y Agustín y otros padres de la iglesia y sobre los concilios de Nicea
(325) y Calcedonia (451) y sus formulaciones perdurables.
Excepto
por las treinta y unas obras indicadas más arriba, todo lo demás de Tertuliano,
incluyendo sus escritos griegos, se ha perdido. Mientras Jerónimo y Agustín y
unos pocos otros hacen de él una mención muy breve, las propias obras de
Tertuliano son la única fuente temprana de información sobre él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario