martes, 4 de febrero de 2020

TERTULIANO



(c. 160–225)

Teólogo y moralista latino-africano

Además de lo que se conoce sobre Tertuliano por su residencia de toda la vida en Cartago, hechos personales sobre él pueden trazarse solo muy sucintamente. Gozó de una educación superior incluyendo literatura, retórica y preparación legal además de instrucción en griego y latín. Es probable que en algún tiempo haya practicado leyes. En algún momento de sus últimos treinta años se convirtió en creyente del Cristo. Se casó con una mujer cristiana y después de la muerte de esta se mantuvo viudo. En los años siguientes sirvió en la iglesia de Cartago como profesor.

Aparte de su intenso compromiso cristiano, las experiencias de Tertuliano con la iglesia de Cartago le motivaron muchas insatisfacciones por una laxitud evidente de esta. En consecuencia, alrededor de 206 se unió con los montanistas, una secta cristiana no herética pero grandemente separatista. Posteriormente dirigió un segmento de este grupo llamado los tertulianistas. Excepto por las ideas separatistas sobre la vida de la iglesia, Tertuliano se mantuvo doctrinalmente ortodoxo hasta su muerte. Varias décadas después, los tertulianistas volvieron a unir la iglesia en Cartago.

Poco después de su conversión, Tertuliano comenzó su gran producción de escritos cristianos ocupando en ello sus últimos veinticinco años. Gran parte de esta producción, treinta y unas obras latinas, todavía existen. Pueden dividirse en tres tipos de contenido: apologética, dogmática y moral. Mientras los ensayos morales muestran una perspectiva rigurosa, la postura esencialmente principal de Tertuliano cambió poco en los tratados de apologética y dogmática. Dentro de las obras de apologética, las más importantes son: Ad Nationes y Apologeticum, ambos esfuerzos muy tempranos. La primera es una refutación a las calumnias paganas tales como las acusaciones de infanticidio e incesto entre las prácticas cristianas; y la segunda ofrece una brillante apelación general, de la razón, la literatura y muchas otras fuentes, a una apreciación justa de la creencia y la vida cristianas. Hay otras potentes defensas del cristianismo que aparecen en De testimonio animae y Adversus Judaeos.

La mayor parte de su obra dogmática es extremadamente polémica en su naturaleza. En este sentido, los escritos más destacados aquí son De praescriptione haereticorum, Adversus Paxaean, De carne Christi, y De resurrectione carnis. Estas constituyen un cuerpo de obras determinante en el cual muchas de las doctrinas centrales del Cristianismo tienen su formación inicial más influyente. Entre numerosos análisis básicos, los más críticos probablemente sean el tratamiento de la Trinidad como ser en tres personas en una substancia; las naturalezas divina y humana del Cristo; el sometimiento del hombre al pecado original y el nacimiento virginal del Cristo y su resurrección corporal. El alto valor se encuentra aquí en el efecto directo y fundamental que las ideas de Tertuliano tuvieron más tarde en exposiciones como las de Atanasio y Agustín y otros padres de la iglesia y sobre los concilios de Nicea (325) y Calcedonia (451) y sus formulaciones perdurables.

Excepto por las treinta y unas obras indicadas más arriba, todo lo demás de Tertuliano, incluyendo sus escritos griegos, se ha perdido. Mientras Jerónimo y Agustín y unos pocos otros hacen de él una mención muy breve, las propias obras de Tertuliano son la única fuente temprana de información sobre él.

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