LAS
PALABRAS: «EN EL PRINCIPIO CREÓ DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA», han causado un
gran debate, pero indiscutiblemente, este es el comienzo de Génesis. En las
palabras de uno de los credos históricos: «Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra». Estas palabras son únicamente el comienzo de
este libro de los comienzos; un prólogo, para el prólogo.
Génesis
no sólo es una suma de creaciones, sino que también nos describe otros
comienzos: como la caída de la humanidad en el pecado y la misión de Dios por
rescatarnos. Nos cuenta también lo primero que ocurrió en aspectos importantes
(creación, pecado, juicio, lenguajes, razas, matrimonios). Pero sobre todo, la
base de Génesis está en el soberano llamado de Dios a Abram y a Sarai, una
pareja de adoradores de ídolos del Medio Oriente.
Este
libro cuenta con dos partes: la primera (caps. 1-11) es el prólogo de la
segunda (caps. 12-50), en la que suceden la mayoría de los acontecimientos: la
inmensa tarea que Dios realizó sobre Abram y su familia para lograr su buena
voluntad para las naciones. El prólogo (caps. 1-11) nos entrega pistas que nos
revelan el resto del libro, así como también el resto de la Biblia.
Génesis
1-11 nos presenta cuatro conceptos que son fundamentales para el buen
entendimiento del resto de la Biblia:
Primero,
el Dios que irrumpe en la vida de Abram y de Sarai, es el mismo que crea el
universo en su totalidad. Es el único y verdadero Dios: Jehová, el Creador y el
Salvador del mundo.
Segundo,
toda la humanidad está en rebeldía contra Dios, su benévolo Creador, y contra
su buena voluntad para ellos. La humanidad ha heredado el estado pecaminoso
desde la rebelión de Adán y Eva en el jardín del Edén.
Tercero,
Dios juzga y juzgará todas las acciones del hombre. Con el diluvio, deja en
claro a Noé y a todos nosotros, que la maldad humana es inaceptable y que no
permitirá que el diablo gobierne libre en su creación.
Cuarto,
después del diluvio el pecado aún afecto a la humanidad. Pero aunque el diluvio
no lavó los pecados de la humanidad, Dios tiene un plan para salvarla de sus
propias obras malignas, como lo revela la segunda parte de Génesis.
La
primera parte de Génesis, nos muestra el escenario para la historia de Abram y
Sarai (caps. 12-50). El mundo de ellos estaba poblado por un amplio espectro de
«grupos de pueblos», cada uno con su propio lenguaje, costumbres, valores y
creencias, quienes adoptaron sus propios dioses imaginarios.
El
principal objetivo de Génesis es mostrarnos el plan de Dios de bendecir a todas
las naciones a través de los descendientes de Abraham, en el capítulo 12.
Comienza con el llamado de Dios a Abram y a Sarai (Abraham y Sara) para que
sean los padres de una nueva nación. Esta nueva nación sería la herramienta que
Dios usaría para bendecir a toda la humanidad. A pesar de que Abram y Sarai
eran simplemente una pareja de edad avanzada, Dios los eligió a ambos para
comenzar su plan de redención para todo el mundo. En este libro, se nos
describe cómo Dios irrumpe en su vida y les bendice.
La
principal bendición de Dios era su pacto con Abraham (Gn 12.1-3; 15.1-21).
Dios, el admirable y único Creador del universo, eligió libremente hacer sus
infinitas promesas a Abraham y a sus descendientes, las cuales son la base para
todas las demás promesas y pactos que siguieron y podemos leer en la Biblia.
Génesis no es simplemente un comienzo; es el fundamento para el resto la
narrativa bíblica.
Fue
escrito y recopilado por Moisés en el desierto de Sinaí y de esto existen
pruebas bíblicas y no bíblicas. Claramente Jesús supone la autoría de Moisés al
decir: «Moisés os dio la circuncisión» (Jn 7.22). Dado que la razón para la
circuncisión sólo se menciona en Génesis, capítulo 17, Jesús tenía que estar
refiriéndose a la compilación de la historia por Moisés.
Por
otra parte, la tradición judía y la cristiana están unánimemente de acuerdo con
este testimonio bíblico: Moisés, en el desierto de Sinaí, recopiló y escribió
el Pentateuco en su totalidad, los primeros cinco libros de la Biblia y esto
nos asegura su autoría alrededor del siglo 15 a.C.
A
partir del siglo 19, algunos expertos niegan que Moisés sea el autor de
Génesis. Algunos sugieren que el Pentateuco, incluido Génesis, fue recopilado
más tarde, posiblemente en el siglo 6 a.C. Según este análisis, se dice que
algunos editores anónimos utilizaron al menos cuatro documentos para
reconstruir el Pentateuco. Los cuatro documentos fueron identificados al buscar
los nombres divinos como Elohim y Yahweh a lo largo del Pentateuco y también al
descubrir ciertas variaciones en el uso de frases y en la selección de
palabras. Los documentos que utilizan Yahweh para Dios, son llamados documentos
J; los que usan Elohim, documentos E; el documento P o sacerdotal (priestly) y
el D o deuteronomista. Recientemente, esta disección del Pentateuco fue
rechazada, pero aun así, no se ha llegado a ninguna solución al debate entre
los expertos.
Al
fijarnos en la estructura unificada de Génesis, se percibe muy bien la mano
guía de Moisés en su recopilación y autoría. Ciertamente, él utilizó diferentes
recursos literarios para su narrativa. En algunas ocasiones estos recursos son
identificados plenamente, como en Gn 5.1. Probablemente, Moisés editó estos
documentos antiguos para hacerlos comprensibles para sus lectores, o sea, la
segunda generación israelita después del éxodo. Y luego los profetas los
adaptaron al lenguaje para las siguientes generaciones de lectores israelitas.
Pero
luego de todo este análisis, nada queda más claro que fue Moisés quien escribió
y recopiló el libro de Génesis para estimular a los antiguos israelitas
mientras se preparaban para entrar a la tierra de Canaán, la Tierra Prometida.
Su contenido fue sumamente importante para ellos, ya que les explicaba el por
qué su nación estaba destinada a otra Tierra Prometida y por qué Dios se les
había revelado de esa forma tan dramática en el desierto.
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