LIBRO DE
SANTIAGO
Aram., Yacob. El actual
nombre Santiago es la contracción en español derivada de la expresión latina “Sanct
lacob”. Se atribuye la autoría de esta epístola a Jacobo, el hermano de nuestro
Señor Jesucristo (Gá. 1:19). Se considera el escrito más antiguo del Nuevo
Testamento, ya que su fecha se fija alrededor del 45 d.C.
PALABRA
SABIA
EXPLICACIÓN:
La sabiduría se manifiesta cuando se habla. Somos responsables por los
resultados destructivos de nuestras palabras. La sabiduría de Dios que ayuda a
controlar la lengua puede también ayudarnos a dominar nuestra conducta.
IMPORTANCIA:
La aceptación de la sabiduría de Dios afectará su forma de hablar. Sus palabras
expresarán genuina humildad y lo conducirán a la paz. Piense antes de hablar y
permita que Dios le dé dominio propio.
PRUEBAS
EXPLICACIÓN:
En la vida cristiana hay pruebas y tentaciones. Sobreponerse con éxito a esas
adversidades produce madurez y carácter firme.
IMPORTANCIA:
No se amargue cuando vengan los problemas. Pida sabiduría; Dios suplirá todo lo
que usted necesita para enfrentarse a la persecución o a la adversidad. Él le
dará paciencia y lo mantendrá firme en el tiempo de la prueba.
FE
VIVA
EXPLICACIÓN:
Santiago quiere que los creyentes no solo oigan la verdad, sino que también la
pongan en práctica. Hace una comparación entre la fe vacía (afirmaciones sin
conducta) y la fe que da resultados. La dedicación a amar y a servir a los
demás es prueba de verdadera fe.
IMPORTANCIA:
Es muy importante la fe viva. Asegúrese de que su fe sea más que una simple
declaración; también debe traducirse en acción. Esté atento a las posibilidades
de poner su fe en acción.
RIQUEZA
EXPLICACIÓN:
Santiago les enseñó a los cristianos que no debían transigir con actitudes
mundanas relacionadas con la riqueza. Como la gloria de la riqueza se
desvanece, los cristianos deben almacenar los tesoros de Dios mediante el
servicio desinteresado. Los cristianos no deben mostrar parcialidad con los
ricos, ni tampoco actuar con prejuicios en contra de los pobres.
IMPORTANCIA:
Todos somos responsables por la manera en que usamos lo que tenemos. No debemos
atesorar riqueza sino ser generosos con los demás. Además, no debemos sentirnos
impresionados por el rico ni menospreciar a los pobres.
LEY
DEL AMOR
EXPLICACIÓN:
Somos salvados por la misericordia de Dios, no por guardar la ley. Pero Cristo
nos dio un mandato especial: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo
19.19). Debemos amar y servir a quienes nos rodean.
IMPORTANCIA:
Al guardar la ley del amor se muestra que nuestra fe es fundamental y genuina.
Cuando mostramos amor a los demás, vencemos nuestro propio egoísmo.
SANTIAGO:
Primera de las epístolas generales, así
clasificadas por estar dirigida a “las doce tribus que están en la dispersión”,
siendo ésta una probable expresión simbólica para referirse a las
congregaciones cristianas dispersas en todo el mundo.
I.
PATERNIDAD
LITERARIA.
Hasta
el siglo IV esta carta no recibió la aceptación de la iglesia. La reserva se
debía a la incertidumbre acerca de la identidad de su autor, que se describe (Stg.
1:1) meramente como “Santiago siervo de Dios y del Señor Jesucristo”. Reconociendo
que Jacobo, hijo de Zebedeo, murió demasiado prematuramente para ser autor de
epístola alguna, la iglesia atribuyó la E. de S. a Jacobo de Jerusalén, el
hermano del Señor.
Aparentemente
llevaba el título de “apóstol” (Gá. 1:19) y así se satisfizo el requisito de
paternidad apostólica que era imprescindible para la aceptación de cualquier
escrito en el canon.
Hay
varios factores que apoyan a Jacobo de Jerusalén como autor: la sencillez con
la que el autor se designa a sí mismo (1:1): el tono de autoridad con que
escribe, el carácter homilético de la epístola, su sabor judeocristiano y sus
ecos de la literatura sapiencial (sobre la palabra clave “sabiduría”, cp. 1:5;
3:17) y de los dichos de Jesús consagrados en el Sermón del Monte (v.g., cp.
2:13 con Mt. 5:7; 3:12 con Mt. 7:16;3:18 con Mt. 7:20; 5:2 con Mt. 6:19). Además,
a pesar de ciertas frases de corte helenista (cp. 1:17,23; 3:6), la epístola
muestra rasgos hebraicos y usa preguntas retóricas, símiles vívidos, diálogos imaginarios,
y aforismos didácticos que tienden a señalar a Jacobo como autor, judío
cristiano bilingüe. Residió continuamente (se supone) en Jerusalén, desde el
día de Pentecostés hasta su martirio 32
años después, según lo relata el historiador Josefo. Jacobo tuvo contactos,
Gracias a su posición de liderazgo, con judíos y cristianos en todas partes del
mundo.
Otras
pruebas son las semejanzas entre esta epístola y el discurso de Jacobo en el
Concilio de Jerusalén (cp. 1:1 con Hch.
15:23; 1:27 con Hch. 15:14; 2:5 con Hch. 15:13; 2:7 con Hch. 15:17).
Por
otra parte, hay varios factores que han convencido a algunos eruditos parta que
le atribuyan una paternidad diferente: p,e., la falta casi completa de doctrinas
específicamente cristiana y nombre de Jesucristo (aparece únicamente en 1:1;
2:1), el lenguaje elegante que indicaría un autor cuyo idioma materno quizá
fuese el gr., y la demora en la aceptación de la epístola en el canon. Según esta
teoría “Santiago” es un Jacobo desconocido o un escritor que procura dar
autoridad a su carta (una homilía judía cristianizada por ciertos retoques)
utilizando el nombre del primer obispo de Jerusalén. En tal caso, la fecha de composición
no sería 40-60, sino 70-110. A pesar de estos criterios, la paternidad literaria
tradicional de Jacobo el hermano de Jesús sigue en pie como la más probable.
II.
SU ENSEÑANZA
La
carta parece ser una colección de aforismos y homilías, organizados según la
costumbre judía de asociar palabras claves. Esto hace inútil tratar de
confeccionar un bosquejo lógico, pero a continuación se ofrece una lista de
temas tratados:
A. Salutación
epistolar, 1:1.
B. Sobre
ciertas realidades religiosas 1:2-2:26.
1.
En
la formación de carácter 1:2-18.
2.
En
la instrucción religiosa y el culto público 1:19-2:26.
C.
Sobre la vocación al magisterio
3:1-18.
D.
La mundanalidad en contraste
con la conducta cristiana 4:1-5:20.
1. La mundanalidad como rival de
Dios 4:1-5:6.
2. Consejos para la conducta
cristiana 5:7-20.
Martín Lutero juzgó la epístola
como muy inferior (“bastante pajosa”) a los demás libros canónicos, debido a la
supuesta contradicción entre ella y la doctrina de la justificación. S. utiliza
el término “fue justificado” en 2:21 con referencia al relato de Gn. 22 (donde Abraham se dispuso a
sacrificar a Isaac) y afirma que así “demostró públicamente su fe”, mientras
Pablo, refiriéndose a la relación íntima entre Abraham y Dios (Gn. 15:6),
define la justicia imputada en términos no de obras, sino exclusivamente de fe
(Ro. 4:1-5; Gá. 3:6-9).
S. hace hincapié en el Dios que
no cambia, el Creador (1:17s.), el Padre (1:27; 3:9), el Soberano (4:15) exento de toda
influencia maligna (1:13), el Legislador,
Juez, Salvador y destructor (4:11s.) que no tolera rivales (4:4s.), el dador de la sabiduría (1:5) gracia (4:6)
y galardones (1:12). La justicia de Dios requiere del creyente (1:20) es una
piedad no fingida, sin tesis de la perseverancia (1:2-18), la obediencia (1:19-27), la
imparcialidad (2:1-13), la integridad (2:14-26), la disciplina (3:1;-4:10), la humildad
(4:11-5:6), la paciencia (5:7-11), la persistencia en oración (5:12-18) y el amor (5:19s.).
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