lunes, 24 de agosto de 2020

SI DIOS ES TAN BUENO, ¿POR QUÉ LE SUCEDEN COSAS MALAS A SU PUEBLO?

Romanos 5:1-5.

1. Así pues, por cuanto somos justificados por medio de la fe, tenemos paz para con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, 2. por quien fuimos acercados por medio de la fe a esta gracia en la que estamos, y nos deleitamos en la esperanza de la gloria de Dios; 3. pero no solamente en esto, sino que también nos gloriamos en nuestras aflicciones, porque comprendemos que la aflicción perfecciona la paciencia en nosotros, 4. y la paciencia produce experiencia, y la experiencia, confianza; 5. y la confianza no confunde, porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el espíritu santo que nos fue dado.

Enfermedades, guerras, accidentes, desastres naturales, le ocurren tanto a justos como a injustos; a los cristianos y a los que no lo son; a los decentes y a los inmorales. Entonces, si Dios es tan bueno y todopoderoso, ¿Por qué no acaba con todas las cosas malas que hay en este mundo? Esta pregunta surge a menudo después de una tragedia, pero especialmente cuando afecta a personas que uno piensa deberían ser “inmunes” a tales cosas.

Al hacer esta pregunta, es importante recordar que Dios, en el principio, creó al mundo perfecto. Pero también dio al hombre libertad de obedecer o desobedecer. Cuando Adán pecó, la muerte y el sufrimiento llegaron a ser parte inevitable de la vida (Romanos 5:12 “Porque así como el pecado entró al mundo por medio de un hombre y la muerte por medio del pecado, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”). Como dijo el pensador cristiano C. S. Lewis, especular acerca del origen del mal es perder el tiempo. El problema que todos afrontamos es la realidad del mal. La única solución a la realidad del mal es la que Dios da: Jesucristo (Paul Little, How to Give Away Your Faith [Cómo explicar tu fe], Downers Grove, IL: InterVarsite Press 1966: 72).

¿En qué sentido es Jesucristo la solución a la realidad del mal? Desde el momento en que rendiste tu vida a Jesucristo, entraste en el plan maestro de Dios para ti. Aunque es cierto que no conoces lo que te depara el futuro, sabes a quien le perteneces. Y Él ha prometido que todas las cosas cooperan para el bien de los que lo aman (Romanos 8:28 “Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados”). NO sólo las buenas, sino todas las cosas. Como dice la Escritura: Salmos 119:91 “Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todas ellas te sirven”.

Es fácil decirlo cuando todo marcha bien. Pero cuando ocurre algo inesperado, nos preguntamos si Dios no está atento a nuestra situación. Entonces debemos pensar en nuestra historia como un gran lienzo que Dios está pintando. Él está mirando todo el cuadro. Lo que nosotros vemos es sólo la porción que nosotros vivimos en ese instante.

En algún momento, Dios permite que ocurran muchas cosas en nuestra vida, tanto buenas como malas. Algunas tienen sentido, otras no lo tienen. Pero cada uno de esos incidentes forma parte de un gran plan para nuestra vida. La tragedia, en sí misma, no es buena. Pero Dios puede tomar la tragedia y usarla para su gloria. Como hijos de Dios, sabemos que todas las cosas que suceden pasan primero por su control de protección. Y Él nunca nos da más de lo que podemos soportar (1 Corintios 10:13 “No les ha sobrevenido prueba que no sea común a los hombres, pero Dios es fiel que no permitirá que sean ustedes probados más allá de lo que puedan, sino que dará la salida para su prueba de modo tal que puedan soportar”). Por esta razón podemos seguir el consejo del versículo 3 y regocijarnos. Tenemos la seguridad de que Dios está trabajando en nosotros para fortalecernos y desarrollar nuestro carácter. Pero algo aún más importante, Él nunca nos abandonará (Hebreos 13:5 “Que su mente no se complazca en el dinero, sino que lo que tengan les sea suficiente, porque Yahweh mismo dice: 'NO TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ'”).

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