Isaías
14:11-23
“Pues tu esplendor descendió al Seol y murió tu arpa; debajo
de ti será esparcido polvo y el gusano te cubrirá.” ¡Cómo caíste de los cielos!
¡Laméntate al rayar el alba! Fuiste derribado a la Tierra, insolente de las
naciones. “Dijiste en tu corazón: Subiré al Cielo; por encima de las estrellas
de Dios levantaré mi trono y me sentaré sobre los altos montes que están en los
extremos del norte. Subiré sobre la altura de las nubes, y seré semejante al
Altísimo.” “Pero ahora, al Seol serás derribado, a lo más profundo del abismo.
Todos los que te vean, te contemplarán a la distancia, y reflexionarán acerca
de ti, dirán: ¿Es este aquel que trataba cruelmente a la Tierra, que hacía estremecer a los reinos, que asoló la tierra habitada convirtiéndola en un
desierto, que derribó las ciudades y a sus prisioneros nunca libró?” “¡Los
reyes de las naciones, todos ellos, yacen con honra, cada uno en su morada.
Pero tú fuiste arrojado de tu sepulcro como vástago desechado, como ropa de
muertos asesinados a espada que bajan entre las piedras de la fosa, como
cadáveres pisoteados.” “No te alegrarás junto con ellos en el sepulcro, pues
has corrompido tu propia tierra y mataste a tu pueblo; jamás se levantará la
simiente maligna.”
Hebreos
2:2-3.
2.
porque si la palabra hablada mediante ángeles fue cierta, y todo el que
habiéndola escuchado y cometido transgresión contra ella recibió justa
retribución, 3. ¿cómo escaparemos nosotros si somos negligentes en cuanto a las
cosas que son nuestra salvación?, las cuales comenzaron a ser declaradas por
nuestro Señor y nos fueron confirmadas por quienes las escucharon de Él,
Si Dios ama a la gente, ¿Por qué no
salva a todos? Quizás te has hecho esta pregunta o conoces a alguien que la
hizo. Aunque la pregunta es válida, erróneamente pone la culpa de la
condenación de las personas en Dios. Él no desea que alguien pase la eternidad
en el infierno sino que todos pasen la eternidad con Él en el Cielo. La
Escritura dice claramente: “En realidad, no es que el Señor sea
lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente
por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido, quiere que todos se
arrepientan” (2 Pedro 3: 9). A través de toda la Biblia vemos el amor y la
paciente invitación de Dios para que vengamos a Él.
·
“Vengan a mí todos los que están cansados
y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso” (Mateo 11: 28)
·
El Espíritu y la Esposa dicen “ven”
Que todos los que oyen esto, digan: “Ven”. Todos los que tengan sed, que vengan.
Todo aquel que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida (Apocalipsis 22:
17).
La verdad es que hay algunas cosas que sólo Dios puede
hacer, tal como limpiarnos de nuestro pecado, perdonarnos y justificarnos. Al mismo
tiempo, hay algunas cosas que sólo nosotros podemos hacer, tales como venir a
Él, creer en Él y arrepentirnos de nuestros pecados. Pero es indudable que Dios
nos ama (Juan 3: 16 “Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que hasta dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea
en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”) (Romanos 5: 8 “ahora Dios muestra su amor para con
nosotros, porque si cuando éramos pecadores el Cristo murió por nosotros”)
Y nos ha dado un don maravilloso pero peligroso. Este don es llamado: “libre albedrío”. Es la habilidad de
escoger entre lo recto y lo incorrecto; entre el bien y el mal; entre Dios y satanás;
y entre el cielo y el infierno. Dios no impone su salvación y su perdón sobre
nuestras vidas. Es nuestra decisión decir sí o no.
Todo aquel que termina en el infierno, hombre o mujer, es porque de manera voluntaria y deliberada decidió rechazar la oferta del perdón de Dios. El famoso escritor Británico C.S. Lewis dijo: “las puertas del infierno están cerradas por dentro”.
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