Efesios
4: 11-16.
11. Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros pastores, y a otros, maestros; 12. para la madurez de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13. hasta que todos seamos uno en la fe y conforme al conocimiento del Hijo de Dios, y un varón maduro, según la medida de la estatura de la plenitud del Cristo; 14. y para que no seamos niños que fluctúan fácilmente, llevados por todo viento de falsas doctrinas de hombres que mediante sus artimañas traman llevar al extravío, 15. sino que seamos genuinos en nuestro amor, para que crezcamos en todo por medio del Cristo, que es la cabeza, 16. y por medio de Él todo el cuerpo esté formado y unido por todas las coyunturas, según el don que le es proporcionado por medida a cada miembro para el crecimiento del cuerpo, para que se complete su edificación en amor.
Dios
ha elegido a personas que lleven a cabo su obra. Escogió este curso de acciones
por razones que sólo Él conoce y comprende. Desde una perspectiva humana, podemos
preguntarnos si esta fue la mejor decisión. Después de todo, “el cielo es el límite” con respecto a lo
que Dios podría haber hecho. Pudo haber escogido ángeles para que hablaran a la
humanidad perdida. Es cierto que, Dios usó0 ángeles en muchas ocasiones a través
de toda la Escritura. O pudo haber creado una clase especial de mensajeros que
nunca le fallarán, es decir, instrumentos “a
prueba de pecado” que fielmente proclamaran su Palabra. De hecho, Dios
mismo pudo haberse asomado desde el cielo y decir: !Hola mundo, yo soy Dios y ustedes no¡.
Pero Dios ha escogido a hombres y mujeres para hacer su obra con los humanos.
Mientras
seguimos a Jesús y buscamos ser usados por Él, necesitamos utilizar todo lo que
Él ha provisto para nosotros. Una de las grandes bendiciones que Jesús ha dado
a la iglesia y, por consiguiente, a nosotros como individuos, son los dones Espíritu
Santo. ¿Por qué nos ha dado esos dones?
La Biblia dice lo siguiente acerca del papel vital que desempeñan las
cualidades santas en la vida de los creyentes.
LOS
DONES ESPIRITUALES NOS AYUDAN A CRECER EN EL CONOCIMIENTO DEL CRISTO.
Algunas
personas se obsesionan más con los dones espirituales que con Jesús mismo. Los creyentes
comienzan a seguir señales y maravillas en vez de las señales y maravillas
sigan a los creyentes. Eso es un signo de inmadurez espiritual. El escritor y
predicador A. B. Simpson escribió
estas notables palabras:
Una vez fue la bendición, ahora
es el Señor.
Una vez fue el sentimiento, ahora
es su Palabra.
Una vez fueron sus dones lo que
deseaba, ahora es al Dador.
Una vez busque sanidad, ahora
solo lo busco a Él.
Obtener
dones espirituales no es la meta sino el medio. No son algo para entretenerse jugando,
sino herramientas para edificar, armas para combatir. Seremos mucho más
efectivos cuando los usemos para la gloria de Dios y no para la nuestra.
LOS
DONES ESPIRITUALES SON PARA SER USADOS.
Es
posible poseer un don y no usarlo. Cuando no lo usas desobedeces a Dios y
privas a la iglesia de una bendición. Es por esta razón que debemos usar todos
los dones que Dios nos da. Sería un insulto a Dios desperdiciar algún don que
nos diera el Espíritu Santo, si dijéramos que no es tan importante como para
usarlo.
CADA
DON ESPIRITUAL TIENE UN LUGAR ESPIRITUAL EN EL CUERPO DEL CRISTO.
Cada
don que Dios ha puesto en la iglesia, que es el cuerpo del Cristo, es
importante, algunos dones tales como el de la predicación, la enseñanza y la
profecía pueden parecer más importantes que otros, tales como los de
hospitalidad o el de servicio. Pero todos esos dones los ha dado Dios para
edificar a la iglesia. Ninguno debería ser menospreciado o tomado a la ligera.
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