Fanny
Jane Crosby (1820–1915)
Hace
algunos años la palabra favorita de los adolescentes era «excelente». Una
experiencia realmente grande no era solamente buena, era excelente. Muchos
recordamos cuando los maestros de escuela marcaban los papeles con las notas de
«bueno», «muy bueno» y «excelente». No había nada malo con un papel «bueno»,
pero el «excelente» sobrepasó las expectativas. Este excede.
En
este himno Fanny Crosby nos urge a alabar a Dios por Su «excelente» grandeza.
Aparte de Dios, considere quién o qué es lo más grande en su vida. ¿Su familia?
¿Su hogar? ¿Sus amigos? ¿Su equipo de béisbol? Todos esos pueden ser buenos, aún
muy buenos, pero Dios es más grande. El excede sobro todos los aspectos de
nuestra vida. Su grandeza excede nuestra habilidad para alabarlo.
Es
difícil encontrar un himno que sea más rico en alabanza y gozo. Él es tan
«excelente» que está fuera de nuestro alcance, lo vemos como el Pastor,
llevando a sus pequeños en sus brazos.
¡GLORIA!
¡Gloria!
¡Gloria! A Jesús Salvador nuestro.
¡Canta,
tierra! Canta su gran amor,
¡Gloria!
¡Gloria! Ángeles santos del cielo
A
su nombre rindan eterno loor.
Cuenta
cómo Él descendió del cielo
A
nacer y por nos sufrir dolor.
¡Gloria!
¡Gloria! Ángeles santos del cielo
A
su nombre rindan eterno loor.
¡Gloria!
¡Gloria! A Jesús Salvador nuestro.
Por
nosotros Él con la cruz cargó:
Por
salvarnos sufrió la pena de muerte,
Del
pecado Cristo nos libertó.
¡Alabadle!
¡Oh qué amor tan grande!
Que
nos brinda este que Él mostró.
¡Gloria!
¡Gloria! A Jesús Salvador nuestro.
Rindan
loor al que nos rescató.
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