sábado, 4 de enero de 2020

BAUTISMO




    La acción del bautismo se expresa en el Nuevo Testamento con el verbo griego baptídzo (intensivo de bápto), y sus derivados, que significa introducir en el agua, sumergir o lavar con agua.

ORIGEN

Los baños y • Lavamientos sagrados eran comunes en las religiones vecinas a Israel a.C., pero el bautismo del Nuevo Testamento tiene sus antecedentes inmediatos en el Antiguo Testamento y el judaísmo intertestamentario. La Ley prescribía varios lavamientos con agua (Éx 29.4; 30.20; 40.12; Lv 15; 16.26, 28; 17.15; 22.4, 6; Nm 19.8; etc.), y también los profetas hablaron de lavamientos presentes (Is 1.16; cf. Sal 51.2, 7) y futuros (Is 52.15, RV-1909; Ez 36.25, 26; Jl 2.23, 28; Zac 13.1; etc.; cf. 1 Co 10.2).El bautismo se prescribió a los prosélitos (quizás a.C.) para incorporar a los gentiles en la comunidad judaica. También lo practicaron los • Esenios

SIGNIFICADO

El bautismo en el Nuevo Testamento es la puerta de entrada al comunidad del nuevo • Pacto, que permite a los que pasan por ella experimentar los beneficios de dicho pacto.

Juan el Bautista insistió en que se bautizaran los judíos. Cristo se sometió al bautismo con el que inició su identificación pública con los pecadores, identificación que culminó en la cruz (Mt 3; Mc 1.9–11; Lc 3.1–22; Jn 1.19–34; cf. Mc 10.38, 39).

Como señal inicial para el miembro agregado al • Pueblo del nuevo pacto, el bautismo reemplazó a la • Circuncisión (Col 2.11, 12) y llegó a implicar tanto los requisitos como los beneficios del pacto.

Juan el Bautista insistía en el • Arrepentimiento (que incluía una confesión pública de pecado) y les prometía a los bautizados el • Perdón de sus pecados. El bautismo cristiano vino a señalar un segundo beneficio básico: el don del • Espíritu Santo y su poder regenerador (Mc 1.8; Hch 1.5; 2.38; 10.47; cf. Jn 3.5; Tit 3.5). Al igual que la circuncisión (Ro 4.11), al bautismo le precedía (al menos en el caso de los adultos) la fe (Hch 8.12, 13; 16.31–34; 18; etc.). Cristo lo instituyó en obligatorio para todos sus discípulos (Mt 28.19).

Pablo utilizó los requisitos y beneficios del bautismo para combatir varios problemas de las nuevas iglesias. En Gálatas combatió el legalismo afirmando que el entendimiento del bautismo era señal de la • Justificación por la fe (3.24–27). En Romanos, al condenar el • Libertinaje, insistió en que una recta comprensión del bautismo excluía el abuso de la abundante gracia de Dios y exigía la más dura lucha contra los deseos pecaminosos (6.1–14; cf. Mc 1.12, 13). En Romanos 6 también se destaca que mediante el bautismo se identifica el creyente con Cristo, tanto en su muerte como también en su resurrección.


A las divisiones carnales de los corintios el apóstol opone el bautismo como señal de la unidad cristiana (1 Co 1.13–17; 12.13; cf. Ef 4.5 y Gl 3.27, 28). Cuando a los colosenses los atrajo un tipo de • Gnosticismo que les prometía salvación por un conocimiento secreto, Pablo les recordó el bautismo que les unió a Cristo, fuente de la plenitud de la sabiduría de Dios. También se refirió al bautismo en su consejo matrimonial (Ef 5.26) y para promover el celo en hacer buenas obras (Tit 3.5).

Pedro menciona el bautismo con respecto al problema de las conciencias intranquilas a causa de la persecución (1 P 3.21) y el autor de hebreos para estimular a la oración (10.22).

PROBLEMAS

La mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que el bautismo común en la iglesia primitiva era por inmersión, aunque reconocen también que la palabra empleada en el mandamiento tiene a veces un sentido más amplio y general (p. ej., Lc 11.38).

El problema práctico más agudo relacionado con este tema es el del bautismo de los párvulos hijos de creyentes. Algunos enseñan que se deben esperar hasta que los hijos hagan su propia confesión de fe, porque no consta en el Nuevo Testamento que se bautizaran a los niños. Otros opinan que la unidad del pacto y la analogía de la circuncisión justifican el bautismo de los niños de creyentes, como expresión de la fe de los padres, sujeta, desde luego, a la posterior confirmación de los hijos mismos.

Relacionado con lo anterior, está el problema del significado preciso del bautismo. Por ejemplo, ¿es el bautismo un acto humano de confesión, puramente simbólico? ¿Es un acto divino, sacramental, por el cual Dios comunica su gracia y presencia personal mediante la fe como en el caso de un sermón? ¿Puede ser un instrumento por el que Dios crea la fe y salva al individuo? Los textos bíblicos citados en esta discusión se han interpretado de varias maneras (Mc 1.8; Jn 3.5; Hch 2.38; 10.47; 1 Co 1.17; Ef 5.26; Tit 3.5, 6; 1 P 3.21).

Aunque el interés natural del lector moderno casi inevitablemente gira en torno a los problemas de interpretación en los diversos sectores del cristianismo, es importante notar que el Nuevo Testamento, como se ha señalado, subraya otros aspectos del bautismo.

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