LIBRO DE JOB
Arameo., Ketava d΄Yob. Se traduce Libro de Job. El nombre de Yob
significa odiado o enemistado. De autor desconocido. La fecha de redacción de
este libro algunos eruditos la sitúan en la época patriarcal, alrededor de 1460
a.C., lo cual lo convertiría en el libro más antiguo de la Biblia.
ATAQUES DE SATANÁS
EXPLICACIÓN: Satanás intentó
sembrar cizaña entre Job y Dios al intentar que Job creyera que la forma de
Dios de gobernar al mundo no era justa ni buena. Satanás tuvo que pedirle
permiso a Dios para quitarle a Job su riqueza, sus hijos y su salud. Estaba limitado
en su actuar a lo que Dios le permitiera.
IMPORTANCIA: Debemos aprender a
reconocer y a no temer a los ataques de Satanás ya que no puede exceder los
límites que Dios establece. No permita que ninguna experiencia abra una brecha
entre usted y Dios. Si bien no puede controlar la forma en la que Satanás
ataca, siempre puede elegir la forma en la que responderá cuando esto suceda.
BONDAD DE DIOS
EXPLICACIÓN: Dios es omnisciente
y omnipotente. Su voluntad es perfecta aun cuando no siempre actúe en una forma
que podamos comprender. El sufrimiento de Job no tenía sentido debido a que
todos pensaban que la gente buena debía prosperar. Cuando Job estaba al borde
de la desesperación, Dios le habló, mostrándole su gran poder y sabiduría.
IMPORTANCIA: Aunque Dios está
presente en todas partes, en momentos nos puede parecer muy distante. Esto
puede hacer que nos sintamos solos y dudar de que se interese en nosotros.
Debemos servir a Dios por quién es Él, no por lo que sintamos. Nunca es
insensible a nuestro sufrimiento. Porque Dios es suficiente debemos asirnos de
Él.
CONFIANZA
EXPLICACIÓN: Sólo Dios sabía el
propósito detrás del sufrimiento de Job, y aun así nunca se lo explicó a él. A
pesar de eso, Job nunca renunció a Dios, aun en medio del sufrimiento. Nunca
depositó su esperanza en su sabiduría, experiencia, en sus amigos o en su
riqueza. Siempre se centró en Dios.
IMPORTANCIA: Job mostró la clase
de confianza que debemos tener. Cuando perdamos todas las cosas, debemos
reconocer que Dios es todo lo que realmente tenemos. No debemos pretender que
Dios nos explique todo. Él se nos da a sí mismo, pero no nos da todos los
detalles de sus planes. Debemos recordar que esta vida, con todo su
sufrimiento, no es nuestro destino final.
ORGULLO
EXPLICACIÓN: Los amigos de Job
tenían la certeza de que su juicio hacia Job era correcto. Dios los reprendió
por su soberbia y arrogancia. La sabiduría del hombre siempre es parcial y
temporal, por lo tanto, la indebida soberbia respecto de nuestras propias
conclusiones es pecado.
IMPORTANCIA: Debemos tener
cuidado de no juzgar a los que sufren. Podremos estar demostrando el pecado del
orgullo. Debemos ser cautos en mantener la certeza de nuestras propias
conclusiones acerca de la forma en la que Dios nos trata. Cuando nos
felicitamos a nosotros mismos por tener razón, nos volvemos orgullosos.
SUFRIMIENTO
EXPLICACIÓN: Sin ninguna razón
atribuible a él, Job perdió su riqueza, sus hijos y su salud. Hasta sus amigos
estaban convencidos de que los sufrimientos se los había acarreado él mismo.
Para Job, la prueba más grande no fue el dolor o la pérdida, sino no poder ser
capaz de comprender por qué Dios le había permitido sufrir.
IMPORTANCIA: El sufrimiento puede
ser un castigo por el pecado, aunque no siempre es así. De la misma forma, la
prosperidad no siempre es una recompensa por ser bueno. Aquellos que aman a
Dios no están exentos de problemas. Aunque quizás no podamos comprender
completamente el dolor que experimentamos, nos puede llevar a redescubrir a
Dios.
JOB
I.
El personaje
Todo cuanto sabemos de
Job nos llega por el libro que lleva su nombre y por otras dos
referencias que de él encontramos en la Biblia: Ez. 14:14, donde se le menciona
con Noé y Daniel, y Stg. 5:11, donde se alude a su paciencia. Si el Daniel de
la cita coincide con el de la literatura de Ugarit, los tres personajes podrían
situarse en una fecha bastante antigua. De Uz, su lugar de procedencia, tampoco
podemos decir nada con precisión. Lo que sí es claro acerca de Job es que su
nombre es proverbial y legendario entre los pueblos del oriente y especialmente
entre los árabes.
II.
EL
LIBRO
A. Autor y fecha
El libro no da indicaciones ni del autor ni de la
fecha de su escritura. Por no mencionar nada de la historia de Israel ni de sus
ritos religiosos, algunos lo han fechado en el tiempo de Moisés o los
patriarcas. Sin embargo, aunque la base histórica de la narración sea tan
antigua, probablemente el libro fue escrito posteriormente. Se han sugerido
muchas fechas entre el tiempo de Salomón (950 a.C.) y 250 a.C. Muchos prefieren
la última parte de este período, pero ciertos paralelos con la poesía de Ugarit
sugieren una fecha entre 950 y 500 a.C.
B. Análisis
Lo primero que llama la atención al intentar analizar
el libro, es que los dos primeros caps., y el ultimo, a partir del v. 7, están escritos
en prosa y parecen servir únicamente de punto de partica y de conclusión,
respectivamente, al cuerpo mismo del libro (3:1-42:6) que esta todo escrito en
verso. Este fenómeno se trata ampliamente en los comentarios. Muchos lo ven
como indicación de diferentes autores. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que
este estilo, A.B.C., es conocida en otras literaturas antiguas. Un ejemplo es
el código de Hamurabi que tiene un prólogo en poesía, las leyes en prosa y en
epílogo en poesía.
La opción poética consta de cuatro partes bien
definidas. La primera constituye el dialogo con Job que entablaba Elifáz,
Bildad y Zofar. Este dialogo a su vez tiene tres ciclos de discursos en que hay
una intervención de cada amigo y la respuesta de Job. El primer ciclo va del
cap. 3 al 14, el segundo del 15 al 21 y el último del 22 al27.
La segunda parte de la sección poética la constituyen
los caps. 28-31, de los cuales el 28 es un bello elogio de la sabiduría, y los
caps. 29-31 son un resumen que Job hace de todo el debate anterior.
La tercera está formada por el largo discurso der Eliú en los caps. 32-37. Este personaje
no se ha mencionado antes en el libro. Parece ser un joven sabio que ha llegado
cuando el debate estaba ya en marcha y que, después que los tres amigos de Job
no tienen ya nada que añadir, resuelve también intervenir. Su discurso repite
en gran parte lo que ya se ha dicho, pero con la novedad de que su intervención
establece un giro distintamente teológico. La última palabra en el asunto la
tiene Jehová (38:1-42:6), y esta constituye la cuarta y última parte de la sección
poética. Es la parte culminante de todo el poema.
C. El problema de Job
El problema y la terminología del poema sugieren un
tribunal en el cual Job ocupa el banquillo de los acusados. Nótese que aunque
la magnitud de los sufrimientos y la paciencia en el caso de Job se han vuelto
proverbiales, no es esto lo que constituye el meollo del poema. A Job le
preocupan intensamente sus relaciones directas y personales con Dios. Su gran
querella consiste en saber por qué Dios lo ha abandonado.
Las contestaciones
de sus amigos fatigan e impacientan a Job porque representan las respuestas
prefabricadas de personas, que a base de un concepto individualista de Dios,
juzgan por igual todas las situaciones y a todas las personas. El los oye con atención
pero, aunque entiende la lógica de los argumentos de ellos, sospecha que las
bases de su razonamiento no son firmes; que la explicación de su problema no
puede ser tan simple, tan automática ni tan final. Poco a poco va impacientándose
con sus interlocutores porque ve en su actitud y en sus conceptos su enorme
muro que se interpone entre él y su Dios. En varias ocasiones expresa el deseo
de ir directamente a Dios y de ser juzgado por él. Expresa la certeza de que su
Vindicador vive y de que él sí le responderá en forma adecuada.
Insistentemente Job aboga por un acceso personal y
directo con Dios, y en sus interlocutores sólo ve a intermediarios que le impiden
este acceso. Ellos le ofrecen conceptos estereotipados imposibles de aceptar. Por
eso ninguno, ni siquiera Eliú, que se
jacta de su sabiduría y de tener en su haber todas las respuestas, puede
responder satisfactoriamente a la querella de Job. No obstante, la paz y la alegría
regresan al alma de Job cuando directamente oye la voz de Jehová (38-42).
El poema llega a su clímax en 42:5 con las palabras de
Job: “De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven”, y en el repudio que
Dios hace de los interlocutores de Job y el respaldo que da a éste en 42:7. Nótese
que, cuando Job pronuncia sus palabras de satisfacción en 42:5, su enfermedad
había llegado a extremos espantosos; no obstante, esto no preocupa a Job ante
el gozo de haber podido, al final, pasar por encima de sus intermediarios y
haber llegado al tribunal divino. Por eso el libro de Job va más allá del
problema del sufrimiento y de todos los otros problemas que se tocan de paso en
el diálogo; llega hondamente al problema de las relaciones personales del
hombre con Dios, que, al final de cuentas, no son un asunto de explicaciones
sino de experiencia.
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