jueves, 22 de octubre de 2020

EL ARCA DEL PACTO.

Éxodo 25:10-22

El arca del testimonio

10Harás el arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio y su altura de codo y medio. 11Las recubrirás de oro puro; la recubrirás por el interior y por el exterior, y le harás alrededor una moldura de oro. 12Fundirás para ella cuatro aros de oro, y los colocarás en sus cuatro esquinas; dos aros de un lado y dos aros al otro lado. 13Harás también unas varas de madera de acacia, las cuales recubrirás con oro; 14introducirás las varas por los aros a los lados del arca, a fin de trasladar el arca con ellas. 15Las varas permanecerán en los aros; no se quitarán de ellos. 16Y colocarás en el arca  el testimonio que yo te voy a dar.

El propiciatorio.

17También harás un propiciatorio de oro, de oro puro, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de un codo y medio. 18Harás además dos querubines de oro a ambos lados del propiciatorio; los harás de obra de fundición. 19Harás un querubín a un lado del propiciatorio y el otro querubín al otro lado; sobre sus dos lados harás los querubines. 20Los querubines tendrán sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo con sus alas el propiciatorio, y sus rostros uno frente al otro; los rostros delos querubines estarán dirigidos hacia el propiciatorio. 21El propiciatorio lo colocarás sobre el arca, por encima; y colocarás en el arca el testimonio que yo te daré. 22Allí me encontraré contigo, y desde encima del propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, hablaré contigo todo lo que voy a ordenarte para los hijos de Israel.      

ARCA DEL PACTO.

El arca del Señor, arca de Dios o arca del testimonio, era una caja rectangular, de madera de acacia, que medía 112, 5 cm de largo por 67, 5 de ancho y alto. Estaba cubierta de oro por dentro y por fuera, y tenía cuatro anillos colocados en los ángulos, por los cuales pasaban dos varas de madera de acacia (también cubiertas de oro) con que se transportaba.

Sobre el arca había una tapa de oro que se llamaba el «propiciatorio», encima del cual dos querubines de oro se miraban frente a frente, de pie, con sus alas extendidas cubriendo el propiciatorio (Éxodo 25.10–22).

Dentro del arca se hallaban las dos tablas de la Ley (Éxodo 40:20; Deuteronomio 10:1–5), la vara de Aarón y una porción de maná (Hebreos 9:4-5). El arca se colocó dentro del Lugar Santísimo tanto del tabernáculo como del templo de Salomón, tras el velo; era el único mueble allí.

Para el pueblo de Israel, el arca del pacto tenía un doble significado. En primer lugar se conceptuaba como trono de Dios (1 Samuel 4:4; Isaías 6:1). De una manera especial Dios moraba entre los querubines y desde allí en varias ocasiones se reveló a Moisés (Éxodo 25:21-22; 30:36) y a Aarón (Levíticos 16:2; Josué 7:6). Sirvió como símbolo de la presencia divina entre el pueblo de Israel (Levíticos 16:2). Por eso en la peregrinación el arca iba delante guiando a los israelitas; por ejemplo, cuando cruzaron el Jordán (Josué 3:11–17). Cuando rodearon los muros de Jericó se llevó en medio del pueblo (Josué 6:4–13).

El segundo significado residía en la relación entre la Ley que estaba dentro del arca y la sangre rociada sobre el propiciatorio que la cubría en el Día de Expiación (Levíticos 16). El punto culminante en este día era la entrada del sumo sacerdote en el Lugar Santísimo con la sangre del macho cabrío para rociar el propiciatorio. Era entonces cuando, en forma representativa, el pueblo entraba en la presencia de un Dios misericordioso y dispuesto a perdonar los pecados. El pueblo quedaba purificado para otro año (Levíticos 16:30) y el pacto seguía en vigencia.

Después de una larga trayectoria en el desierto, el arca descansó en Bet-el (Jueces 20:27), durante la época de los jueces. Aparece en Silo en el tiempo del sumo sacerdote Elí (1 Samuel 1:3; 3:3). Los israelitas creían que el arca tenía poderes mágicos. Por eso durante la guerra con los filisteos, la llevaron a la batalla, pensando que así se aseguraban la victoria (1 Samuel 4:3–9). Sin embargo, perdieron la batalla y los filisteos llevaron el arca a Asdod. Como consecuencia de haberla puesto en sus templos, los filisteos padecieron siete meses de plagas (1 Samuel 5), por lo cual colocaron el arca en un carro y la llevaron a Quiriat-jearim (1 Samuel 6:1–7:2). Durante el reinado de David, este la guardó en una tienda en Jerusalén (2 Samuel 6). Su hijo Salomón la puso en el nuevo templo (1 Reyes 8). Después de la reforma de Josías, ya no se sabe más del arca (2 Crónicas 35:3). Probablemente la destruyeron o perdieron durante la devastación de Jerusalén (587 a.C.).

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