lunes, 4 de mayo de 2015

Conozcamos la Biblia 2.Corintios




LIBRO DE 2.CORINTIOS

Escrita por Pablo en Macedonia alrededor del 56 d.C.

DISCIPLINA EN LA IGLESIA

EXPLICACIÓN: Pablo defiende su papel en la disciplina de la iglesia. Ni la inmoralidad ni la falsa enseñanza pueden ser obviadas. La iglesia no debía tolerar ni actuar con demasiada severidad en cuanto a la administración de la disciplina. La iglesia debía restaurar a la persona corregida después que esta se arrepintiera.
IMPORTANCIA: La meta en toda disciplina en la iglesia debiera ser la corrección, no la venganza. Para que las iglesias sean efectivas, deben enfrentar y resolver los problemas, no obviarlos. En todo, debemos actuar con amor.


SANA DOCTRINA

EXPLICACIÓN: Falsos maestros desafiaban el ministerio y la autoridad de Pablo como apóstol. Este defiende su autoridad a fin de preservar la doctrina correcta del cristianismo. Su sinceridad, su amor por Cristo y su preocupación por la gente fueron su defensa.
IMPORTANCIA: Deberíamos manifestar la misma preocupación de Pablo por la enseñanza correcta en nuestras iglesias. Al hacerlo, debemos tener su motivación –amor por Cristo y la gente– y ser sinceros.

PRUEBAS

EXPLICACIÓN: Pablo experimentó mucho sufrimiento, persecución y oposición en su ministerio. Aun tuvo que luchar con una debilidad personal: «un aguijón en la carne». En todo esto, Pablo afirma la fidelidad de Dios.
IMPORTANCIA: Dios es fiel. Su fortaleza es suficiente para cualquier prueba. Cuando estas vienen, nos alejan del orgullo y nos enseñan a depender de Dios. Él nos conforta de manera que nosotros podamos hacer lo mismo.

ESPERANZA

EXPLICACIÓN: Para animar a los corintios que estaban enfrentando pruebas, Pablo les recordó que recibirían cuerpos nuevos en el cielo. Esto sería una gran victoria en contraste con el sufrimiento que experimentaban.
IMPORTANCIA: Saber que recibiremos cuerpos nuevos nos da esperanza. No importa qué adversidad enfrentemos, podemos seguir adelante. Nuestro servicio fiel terminará en triunfo.

OFRENDA

EXPLICACIÓN: Pablo organizó la recolección de una ofrenda para los pobres en la iglesia de Jerusalén. Muchas de las iglesias en Asia dieron dinero. El apóstol explica y defiende sus creencias relacionadas con el dar y urge a los corintios a seguir adelante en su decisión previa.
IMPORTANCIA: Como los corintios, debiéramos cumplir con nuestras promesas financieras. Nuestro dar debe ser generoso, sacrificial, de acuerdo a un plan y basado en la necesidad. Nuestra generosidad no sólo ayuda a aquellos que están en necesidad sino que motiva agradecimiento a Dios en ellos.

LIBRO 2 DE CORINTIOS. Trasfondo y fecha

De varias maneras 2 Corintios refleja las relaciones de Pablo con la iglesia de Corinto durante el período que va desde su fundación, alrededor del año 50 d.C., hasta la fecha en que se escribió esta carta en el año 55 ó 56 d.C. Los varios episodios que tuvieron lugar en este intercambio entre Pablo y los corintios se pueden resumir como sigue:

1. La visita cuando se fundó la iglesia se extendió por cerca de dieciocho meses (véase Hch 18).

2. Pablo escribió una carta anterior a 1 Corintios (véase 1 Co 5.9).

3. Pablo escribió 1 Corintios desde Éfeso, alrededor del año 55 d.C.

4. Una breve pero dolorosa visita a Corinto causó «pena» a Pablo y a la iglesia (véanse 2 Co 2.1; 13.2).

5. Tras la triste visita a Corinto, Pablo escribió una carta severa, llevada por Tito (véanse 2 Co 2.4; 7.6–8).

6. Pablo escribió 2 Corintios desde Macedonia, en camino de regreso a Corinto, en el año 55 ó 56 d.C.

7. La visita final de Pablo a Corinto (Hch 20) tuvo lugar probablemente cuando escribió Romanos, justo antes de regresar a Jerusalén. La triste visita, que Hechos no recoge, y la carta severa que le siguió, constituyen el inmediato trasfondo de 2 Corintios.

No poseemos la carta severa, aunque algunos especialistas han sugerido que 2 Corintios 10–13 puede que haya formado parte de esa epístola. Sin embargo, no existe evidencia documental que respalde este punto de vista.


OCACIONES Y PROPOSITOS

Primera de Corintios no fue tan efectiva como esperaba Pablo para el arreglo de la crisis de Corinto. El partido que se oponía a Pablo ganó fuerza, y su líder fue particularmente ofensivo con él (2.5–11; 10.7–12). Pablo viajó apresuradamente a Corinto desde Éfeso en un intento por controlar la situación. Aunque esta visita no se menciona en Hechos, está implícita en 2 Corintios 12.14. Pablo fracasó en el intento de alcanzar el objetivo deseado (2.1; 12.14, 21; 13.1, 2), y sufrió la abierta hostilidad de los líderes de la oposición (2.5–8; 7.12). Entonces Pablo retornó a Éfeso, donde escribió una severa carta a los corintios, poniendo en ella todo el peso de su autoridad apostólica. Mandó la carta con Tito, y partió hacia Macedonia, donde éste le entregó un informe alentador (2.12, 13; 7.6–16). La mayoría había sido ganada por Pablo y había tomado una acción disciplinaria contra el transgresor (2.5–11). No obstante, todavía existía una minoría rebelde (caps. 10–13). Pablo escribió una carta a través de la cual enviaba un mensaje de reconciliación a la mayoría leal y de condena a la minoría rebelde. También dio instrucciones sobre la ofrenda que estaba colectando para la empobrecida iglesia de Jerusalén.


CARACTERÍSTICAS

Segunda de Corintios es la más autobiográfica de las cartas de Pablo; contiene numerosas referencias a las dificultades que confrontó en el transcurso de su ministerio (véase 11.23–33). Pablo menciona esto para establecer la legitimidad de su ministerio e ilustrar la naturaleza de la verdadera espiritualidad.

Al argüir en favor de su ministerio, Pablo abre su corazón mostrando su profunda emoción. Confiesa su gran amor por los corintios, su ardiente celo por la gloria de Dios, su lealtad sin componendas hacia la verdad del evangelio, y su ardiente indignación al enfrentar a aquellos que destruyen la fraternidad entre los miembros de la iglesia. Su vida estaba atada a las vida de sus conversos, y él no era un simple y frío profesional en el desempeño de su ministerio (véanse 1.6; 5.13; 7.3–7; 11.2; 12.14, 15).


CONTENIDO

Segunda de Corintios puede dividirse en tres partes fundamentales. Los primeros siete capítulos contienen la autodefensa de Pablo en relación con su conducta y ministerio. Explica el cambio en sus planes de visitar Corinto y responde a los cargos de falta de severidad. Al discutir el tema del ministerio cristiano, expone su naturaleza, sus problemas, sus motivaciones y sus responsabilidades.

La segunda parte, los capítulos 8 y 9, tratan de la ofrenda colectada por Pablo para los pobres santos de Judea. Pablo insta a los Corintios a ser liberales y a dar alegremente de manera que Dios pueda bendecirlos en cada momento.

Los capítulos 10 al 13 forman el tercer segmento de la carta y contienen un mensaje de condena a los detractores que quedan en la iglesia. Pablo responde a los excesos y calumnias de sus críticos y reivindica por completo su autoridad como apóstol.


APLICACIÓN PERSONAL

Segunda de Corintios es una valiosa guía para examinar nuestros propios motivos de servir al Señor, ya seamos laicos o pastores ordenados y evangelistas. Como un instrumento del Espíritu Santo, esta carta puede refinar nuestros motivos hasta que reflejemos la clase de entrega desinteresada que Cristo ejemplificó mejor que nadie, pero que también encontramos en su siervo Pablo. Las instrucciones concernientes a la ofrenda para Jerusalén (caps. 8 y 9) destacan el manejo generoso de las finanzas, de la misma manera que Pablo lo hace a través de toda esta epístola.


CRISTO REVELADO

Jesucristo es el centro de nuestras relaciones con Dios. Todas las promesas de Dios encuentran su afirmación en Jesús, y decimos «amén» a esas promesas (1.19, 20). Jesús es el «Sí» de Dios para nosotros y nuestro sí hacia Dios. Sólo en Cristo vemos la gloria de Dios, y sólo en Él somos transformados por esa gloria (3.14, 18), porque Cristo es la verdadera imagen de Dios (4.4–6). Dios vino a nosotros en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo (5.19). Así, es «en Cristo» que hemos llegado a ser nuevas criaturas (5.17). Esta transformación fue realizada a través del maravilloso acto de la gracia de Dios por medio del cual Cristo, «quien no conoció pecado», se hizo pecado por nosotros «para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él» (5.21).

Jesús es también el centro de nuestro servicio a Dios. Proclamamos a Jesús como Señor y a nosotros mismos como siervos por amor a Él (4.5). Voluntariamente compartimos, no sólo la vida y la gloria de Cristo, sino también su muerte (4.10–12), su decisión de mostrarse débil para que otros puedan experimentar la fortaleza de Dios (13.3, 4, 9) y su disposición de hacerse pobre para que otros puedan ser enriquecidos (8.9). Experimentamos su debilidad, pero también su fuerza, al llevar «cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo» (10.5).

Otra vez, Jesús es el centro de nuestra vida presente, cuando simultáneamente experimentamos en nuestros cuerpos mortales «la muerte de Jesús» y su vida (4.10, 11).

Por último, Jesús es el centro de nuestra vida futura, porque seremos levantados con Él (4.14), quien es el «esposo» de la Iglesia (11.2) y el juez de todos los hombres (5.10).


EL ESPIRITU SANTO EN ACCION

El Espíritu Santo es el poder del nuevo pacto (3.6), porque Él hace real para nosotros las previsiones presentes y futuras de nuestra salvación en Cristo. Por el don «del Espíritu en nuestros corazones», estamos seguros de que las promesas de Dios son «Sí» en Cristo, y que somos ungidos y «sellados» como pertenencia suya (1.20–22). La presencia del Espíritu es una garantía de los cuerpos glorificados que un día recibiremos (5.1–5).

No leemos meramente sobre la voluntad de Dios en la «letra» de la Escritura, porque «la letra [sola] mata». El Espíritu que da vida (3.6) cambia nuestra forma de vida abriendo nuestros ojos a la vívida realidad de lo que leemos. Así, experimentamos e incorporamos progresivamente la voluntad de Dios, y nos transformamos en epístolas de Cristo, «conocidas y leídas por todos los hombres» (3.2).

Cuando nos sometemos a la influencia del Espíritu experimentamos un milagro. Encontramos que «donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (3.17). Hay libertad para contemplar la descubierta gloria del Señor, y para ser transformados más y más a semejanza de lo que contemplamos. El Espíritu Santo nos da libertad para ver y libertad para ser lo que Dios quiere que seamos (3.16–18).
La obra del Espíritu Santo se hace evidente en la cotidiana renovación interior (4.16), la lucha espiritual (10.3–5) y las «señales, prodigios y milagros» del ministerio de Pablo en Corinto (12.12). Pablo terminó su carta con una bendición, que incluye «la comunión del Espíritu Santo» (13.14). Esto podría referirse a cierto sentido de la presencia del Espíritu o, más probablemente, al regocijo que el Espíritu nos da en la comunión con Cristo y con toda la gente que ama a Cristo.


RIQUEZA LITERARIA

1.22 arras, arrabon; Strong #728: Un término comercial que habla de entregar dinero en garantía, una parte del precio de compra pagado por adelantado como pago inicial. Arrabon constituye el primer adelanto, que garantiza la plena posesión cuando la cantidad total se paga algún tiempo después. Algunas veces a esta transacción se le llamaba «dinero de cautela», «una promesa», «un depósito», «una garantía».  Arrabon describe al Espíritu Santo como la promesa de nuestro gozo y de nuestra bendición futuros en el cielo. El Espíritu Santo nos da una prueba anticipada o garantía de las cosas que vendrán después.

2.5–11 El conflicto causado por la penosa visita y la carta severa lanzaba un reto a la autoridad de Pablo como apóstol. La carta severa alcanzó en cierto grado su objetivo de corregir el mal. Los rebeldes que le causaron tristeza, no solamente a Pablo, sino de cierto modo a toda la iglesia, fueron repudiados por muchos (véase 7.6–13). Junto a ellos, Pablo está listo para perdonar y consolar al ofensor. Continuar castigándole (tras el arrepentimiento) dañaría a la iglesia y a la obra de Pablo, no sólo al transgresor, porque le permitiría a Satanás sacar ventaja de la discordia en la iglesia. La tradicional identificación del ofensor con la persona incestuosa en 1 Co 5.1–5 es posible, pero la ofensa aquí parece haber estado dirigida directamente a Pablo, y la acusación era de conducta cruel, ruda, pero no inmoral.

2.9 Véase la sección 1 de «Verdad en acción» al final de 2 Corintios.
2.12 Troas era una ciudad costera del Asia Menor (Hch 16.8, 9).
2.14–17 Véase la sección 1 de «Verdad en acción» al final de 2 Corintios.

2.14–16 Pablo comienza una larga digresión sobre la naturaleza del ministerio cristiano, no regresando al tema del informe de Tito hasta 7.5. Quizás como respuesta a tan buen informe (7.5–16), Pablo eleva de pronto una alabanza a Dios. Aunque abandonó Troas sintiéndose ansioso, ahora veía su experiencia como otro paso en la continua procesión triunfal hacia la gloria de Cristo.

El triunfo se celebraba en Roma con un desfile victorioso del ejército vencedor y su jefe al frente. Tanto los vencedores como los cautivos formaban parte de la procesión, y ambos grupos podían disfrutar la fragancia de las especies que ardían mientras ésta se efectuaba. El olor, sin embargo, significaba cosas diferentes para ambos grupos. De la misma manera, el grato olor de Cristo (el evangelio) es para aquellos que se pierden...olor de muerte para muerte, porque representa y los conduce al castigo final. Los que se salvan hallan en el conocimiento de Cristo el grato olor...de vida para vida, ya que significa ahora vida que conduce a la vida eterna. Que los cristianos tengan esa importancia para el destino de otros es un asunto serio, lo cual da lugar a la pregunta de Pablo en el v. 16 (contestada en 3.5). Suficiente digno, calificado, o capaz.

2.17 Falsificando la palabra de Dios: Difundiéndola sólo como un medio de hacer dinero, sin comprender lo serio de la responsabilidad que con ello se asume.

3.1-3 Nuestras cartas sois vosotros: A diferencia de los intrusos que trataban de desacreditar a Pablo y a elevarse a sí mismos, Pablo no necesitaba una carta de presentación o recomendación. Su legitimidad como ministro del evangelio se probaba con el cambio en las vidas de los creyentes corintios.

3.2, 3 Véase la sección 5 de «Verdad en acción» al final de 2 Corintios.

3.4–6 La confianza de Pablo no era autosuficiencia, sino seguridad en la suficiencia (véase 2.16) del Espíritu de Dios, quien inunda de poder la vida y el ministerio en el contexto del nuevo pacto. La letra mata significa que el código legal del Antiguo Pacto provoca la muerte espiritual, porque la ley pone nuestras limitaciones al descubierto sin darnos los medios para superarlas (Ro 7.7). Solamente el Espíritu vivifica. La ventaja del Nuevo Pacto es que se trata de un poder interior que nos comunica el mismo Espíritu de Dios, y que nos hace capaces de cumplir su ley (véase Jer 31.33; Ro 8; Heb 8.6–13).
3.5, 6 Véase la sección 6 de «Verdad en acción» al final de 2 Corintios.


DINÁMICA DEL REINO

3.5–8 Cómo debe ser ministrada la Palabra de Dios, Creer en la veracidad de la Palabra de Dios no es garantía de que ministraremos esa verdad en el Espíritu de Dios. En Efesios 4.15 se describe el crecimiento y la madurez en el cuerpo de Cristo como algo relacionado con nuestro hablar «la verdad en amor».
En las palabras de 2 Corintios 3.6, el apóstol Pablo advierte acerca del peligro de que la Palabra de Dios sea ministrada literalmente, y no como palabra vivificante. No necesitamos preguntarnos si esto es posible, siendo el Espíritu de Verdad (1 Jn 4.6) y el Espíritu de Vida (Ro 8.2) el mismo: ¡el Espíritu Santo! Al combinarlos, siempre se pondrán de manifiesto tres cosas: 1) Ser fieles a la hora de «usar bien»la palabra de verdad (2 Ti 2.15). «Que usa bien la palabra de verdad», significa poner la verdad en primer lugar. (Nunca fue la intención de este versículo «dividir» la Palabra por segmentos, sino más bien abordar de forma directa e inmediata toda la verdad y hacerle frente a todas sus implicaciones.) 2) Una presencia constante de amor, aun en las manifestaciones más exigentes de corrección o juicio.
En el texto arriba (2 Co 3.6; Ef 4.15) ya lo hemos discutido, pero las tendencias humanas necesitan de este recordatorio. Un sentido de urgencia puede acompañar a nuestro mensaje, y una infusión de pasión, a esa entrega de nuestro mensaje: pero enojo, impaciencia e irritación no proceden del Espíritu de vida, por más que sea literalmente exacta la interpretación de la Biblia o la predicación que se haga de ella. 3) Esperar las señales que siguen a la predicación de la Palabra de Dios. Jesús prometió esto, y la iglesia primitiva lo experimentó en sus comienzos (Mc 16.15–20); Pablo lo describe como norma de su ministerio (1 Co 2.1–5; 1 Ts 1.5); y la epístola a los Hebreos lo endosa como parte de «una salvación tan grande» (Heb 2.1–4).
Esta última referencia muestra que la confirmación de la Palabra de Dios, con señales y prodigios, no solamente verifica la presencia viva de Cristo allí donde se predica su evangelio, sino que también nos advierte contra el alejarnos de la nueva vida, a la cual todos hemos sido llamados.

(Lc 16.17/1 P 1.23) J.W.H

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