LIBRO DE
SOFONÍAS
Aram., Ketava d΄Zefanya
Nebya. Se
traduce Libro del Profeta Sofonías. Escrita en el siglo VII, entre el 626 y el
621 a.C. su autoría se atribuye al profeta Sofonías, descendiente del rey
Ezequías. Zefanya significa Yah ha escondido.
DÍA DE
JUICIO
EXPLICACIÓN:
Judá abandonó a Dios y por ello sobrevino la destrucción. El pueblo adoró a
Baal, a Moloc y a la naturaleza. Incluso los sacerdotes mezclaron prácticas
paganas con la fe en Dios. El castigo de Dios por el pecado venía en camino.
IMPORTANCIA:
Para escapar del juicio de Dios debemos escucharlo, aceptar su corrección,
confiar en Él y buscar su dirección. Si lo aceptamos como nuestro Señor,
escaparemos de su condenación.
DÍA DE
VICTORIA
EXPLICACIÓN:
El día del juicio también será un día de victoria. Dios juzgará a todos los que
maltratan a su pueblo. Él purificará su pueblo, quitando todo pecado y maldad.
Dios restaurará a su pueblo y le dará esperanza.
IMPORTANCIA:
Cuando la gente es purificada de su pecado, hay gran consuelo y esperanza. No
importa cuán difícil sea ahora nuestra experiencia, podemos esperar con ansias
el día de celebración cuando Dios nos restaure por completo. Realmente será
nuestro día de victoria.
INDIFERENCIA
ANTE DIOS
EXPLICACIÓN:
A pesar de que hubo intentos ocasionales de una renovación, Judá no se arrepintió
de sus pecados. El pueblo era próspero y no se preocupaba de Dios. Las demandas
de Dios para una vida recta parecían irrelevantes para Judá, cuya seguridad y
riqueza la hicieron complaciente consigo misma.
IMPORTANCIA:
No permita que la comodidad material sea una barrera para su compromiso con
Dios. La prosperidad puede producir una actitud de soberbia y autosuficiencia.
El único antídoto es admitir que el dinero no nos salvará y que tampoco nos
salvaremos a nosotros mismos. Solo Dios puede salvarnos y curar nuestra
indiferencia hacia los asuntos espirituales.
SOFONÍAS
(Escondido por Jehová). Noveno de los
profetas menores y bisnieto de un Ezequías (Sof. 1:1), tal vez del que fue rey
de Judá (2R. 18-20; 2Cr. 29-32).
I.
FONDO HISTÓRICO
Profetizó en Judá durante el tiempo del rey Josías; (2R.
22-23; 2Cr. 34-35) ca. 630 a.C. habiendo ya caído del Reino del Norte (2R.
18:11-12). Era contemporáneo de Jeremías quien también profetizó durante el
reinado de Josías (Jer. 1:2; 3:6, etc.). Todo lo que se sabe de este Sofonías
se haya en su profecía.
El fondo
histórico se encuentra en 2R. 21-23. La nación había sufrido un gran
decaimiento espiritual después del reinado de Ezequías y del ministerio del
profeta Isaías. El rey Manases volvió a levantar los altares de Baal (2R.
21:3), derramo mucha sangre inocente (21:16) y Amón dio el mismo ejemplo y
orientación al pueblo (21:21-22). Este periodo duro 52 años. Entonces comienza
el reinado de Josías, cuando apenas tenía 8 años de edad. Dieciocho años más
tarde se encuentra el libro de la ley y comienza la gran reforma. En el relato
histórico no aparece el nombre del profeta S., pero en este período él presentó
el mensaje de su libro. Se supone que el profeta vio al pueblo volver a su
Dios, bendición no mencionada y que no siempre es privilegio del siervo de
Dios.
II.
BOSQUEJO DEL LIBRO
Identificación del mensajero (1:1)
A.
El juicio está cerca (1:2-18)
B.
Pueblos que sufrirán (2:1-3:8)
Filistea (2:4-7)
Moab y Amón (2:8-11)
Etiopía (2:12)
Asiria y su capital Nínive (2:13-15)
Jerusalén (3:1-8)
C.
Promesa de restauración (3:9-20)
III.
MENSAJE DEL LIBRO
El tema principal del libro es “el día de Jehová”
(1:7,14; 2:3, etc.), tema antes proclamado por Amós (Am. 5:18-20) y después
desarrollado en los escritos apocalípticos, incluso en el NT, como “el día del
Señor” (1Ts. 5:2) y “el gran día del Dios Todopoderoso” (Ap. 16:14). El día de
Jehová es día de ira, angustia, aprieto, alboroto, tiniebla, oscuridad, nubes,
entenebrecimiento, trompeta, algazara (1:15-16), porque “pecaron contra Jehová”
(1:17). El pecado de Judá mencionado es la idolatría (1:4), la adoración de los
astros (1:5), al apartarse de Jehová (1:6), el robo (1:9), la indiferencia y el
creer que Dios también es indiferente (1:12), la rebeldía y la opresión (3:1),
la falta de fe (3:2).
Los dirigentes del pueblo, los príncipes, los jueces,
los profetas y los sacerdotes (3:3-4) son señalados como los más culpables de
la corrupción civil y religiosa. El pecado principal de las naciones paganas es
deshonrar al pueblo de Dios (2:8-10). Todas estas naciones paganas fueron
destruidas en un lapso de 25 años, incluso Asiria con su gran capital Nínive,
que florecía y aterrorizaba todo el mundo durante el ministerio de Sofonías.
Las bendiciones prometidas a Jerusalén (3:9-20) han de
cumplirse en el futuro, siendo que en la historia se ve su cumplimiento parcial
solamente. La promesa es que con su Mesías, “Jehová Rey de Israel en medio de
ti: nunca más veras el mal” (3:15).
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