sábado, 1 de mayo de 2021

MISERICORDIA, BONDAD

 


Mateo 9:9-13.

9. Al marcharse Jesús de allí, vio a un varón llamado Mateo sentado en el lugar de los tributos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, lo siguió. 10. Y mientras ellos se encontraban sentados a la mesa en la casa, muchos publicanos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11. Entonces los fariseos, al ver esto, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come su maestro con publicanos y con pecadores? 12. Al escuchar Jesús esto, les dijo: No son los que están sanos quienes necesitan médico, sino los enfermos. 13. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: 'COMPASIÓN QUIERO, NO SACRIFICIO', porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

NOMBRE

Jesed, «bondad; amor constante; gracia; misericordia; fidelidad; devoción».


Este vocablo se usa 240 veces en el Antiguo Testamento, con particular frecuencia en los salmos. El término es uno de los más importantes en el vocabulario teológico y ético del Antiguo Testamento.

La Septuaginta casi siempre traduce jesed con eleos («misericordia»), uso que se refleja en el Nuevo Testamento y en la rv (y sus recientes revisiones). Las traducciones modernas, por otro lado, generalmente prefieren acepciones más próximas a «gracia». Las versiones católicas más recientes usan «amor» o «clemencia».

En general, es posible identificar tres significados fundamentales del vocablo (que siempre interactúan): «fuerza», «constancia» y «amor». Cualquier traducción del término que no expresa las tres acepciones inevitablemente perderá algo de su riqueza. El «amor» de por sí se sentimentaliza o universaliza si se desconecta del pacto. Al mismo tiempo, «fuerza» o «constancia» solo comunican el cumplimiento de una obligación, legal o de algún otro tipo.

El vocablo tiene que ver sobre todo con los derechos y las responsabilidades recíprocas entre las partes de una relación (en particular, de Yahweh e Israel). Pero jesed no es únicamente un asunto de obligación; también tiene que ver con generosidad. No solo entra en juego la lealtad, sino también la misericordia. La parte más débil busca la protección y bendición de su patrocinador o protector, pero no puede exigir derechos absolutos. La parte más fuerte permanece comprometida con cumplir su palabra, pero mantiene su libertad, sobre todo en relación de cómo llevará a cabo sus promesas. Jesed indica involucramiento y compromiso personal en una relación que sobrepasa los límites de la ley.

El amor conyugal a menudo se relaciona con jesed. Por cierto, el matrimonio es un compromiso legal y cuando este se infringe, la ley lo sanciona. Con todo, la relación, cuando es sana y fuerte, va mucho más allá de un asunto legal. El profeta Oseas aplica la analogía al jesed de Yahweh para con Israel dentro del pacto (p. ej. Oseas 2:21). No hay una sola palabra en castellano que sea capaz de captar los matices del original. La frase que tal vez más se aproxima es «amor constante». Los escritores hebreos a menudo subrayaban el elemento de constancia (o fuerza) ligando a jesed con ‘emet («verdad, veracidad») y ‘emûnah («fidelidad»).

La Biblia se refiere a menudo a personas que «hacen», «demuestran» o «guardan» jesed. En plural se entiende mejor el contenido concreto del vocablo. Las «misericordias», «bondades» y «fidelidades» de Dios son sus hechos específicos de redención en el cumplimiento de su promesa. Encontramos un ejemplo en Isaías 55:3:« Y haré con ustedes pacto eterno, las misericordias firmes a David».

Los sujetos de jesed son Dios y los hombres. Cuando el hombre es sujeto de jesed, el vocablo generalmente describe la bondad o lealtad de una persona hacia otra; cf. 2 Samuel 9:7: «No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre». Contadas son las veces en que el término se refiere explícitamente al afecto o fidelidad del hombre hacia Dios; el ejemplo más claro de esto tal vez sea Jeremías 2:2 (rva): «Ve, proclama a los oídos de Jerusalén y diles que así ha dicho Jehová: Me acuerdo de ti, de la lealtad de tu juventud, del amor de tu noviazgo, cuando andabas en pos de mí en el desierto».

Como seres humanos, practicamos jesed con los varios componentes de la sociedad hacia familia y parientes, así como con amistades, huéspedes, patrones y sirvientes. A menudo se requiere jesed hacia los humildes y necesitados. La Biblia distingue el término jesed para resumir y caracterizar la vida de santidad interior y en respuesta al pacto. Por eso, Oseas 6:6 declara que Dios desea «misericordia [‹amor constante›] y no sacrificios», es decir, lo que Él quiere son vidas de fidelidad y no solo culto. En términos parecidos, Miqueas 6:8 destaca jesed en el resumen que el profeta hace de la ética bíblica: «Él te ha declarado lo que es bueno… solamente hacer justicia, y amar misericordia».

Sin embargo, por detrás de estos casos del hombre como sujeto de jesed se encuentran todas las ocasiones cuando se habla del jesed de Dios. Es una de sus características más destacadas. Dios ofrece «misericordia» y «amor constante» a su pueblo tan necesitado de redención del pecado y liberación de sus enemigos y sus tribulaciones.

Una frase recurrente que describe la naturaleza de Dios es «abundante [grande] en jesed» (Éxodo 34:6; Nehemías 9:17; Salmos 103:8; Jonás 4:2). La totalidad de la historia de la relación de Dios con Israel en el pacto puede resumirse en términos de jesed. Este es el único dato permanente en todo el flujo de la historia del pacto. Aun la creación es el resultado del jesed divino (Salmos 136:5–9). Su amor dura hasta «mil generaciones» (Deuteronomio 7:9; cf. Deuteronomio 5:10 y Éxodo 20:6) o «para siempre» (véase particularmente los refranes de algunos salmos, como el 136).

Hay palabras usadas en paralelismo sinónimo con jesed que lo ayudan a explicar. El vocablo que con más frecuencia se asocia con jesed es ‘emet («fidelidad; confiabilidad»): «Que tu misericordia y tu verdad me guarden siempre» (Salmos 40:11). Otro término, ‘emûnah, que tiene un significado similar, es también común: «Se ha acordado de su misericordia [jesed] y de su fidelidad [‘emûnah] para con la casa de Israel» (Salmos 98:3 rva). Este énfasis es sobre todo significativo cuando Dios es el sujeto porque el jesed divino es más constante que el del hombre. La investigación etimológica sugiere que el significado primitivo de jesed puede haber sido «fuerza» o «constancia». Si es así, esto explicaría un uso enigmático de jesed en Isaías 40:6: «Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo».

La asociación de jesed con «pacto» evita que se confunda con una simple providencia o amor por toda criatura; se aplica en primer término al amor especial y compromiso (pacto) de Dios hacia su pueblo escogido. El «pacto» también enfatiza la reciprocidad de esta relación; sin embargo, puesto que a la larga el jesed de Dios va más allá del pacto, no se deja de lado, aun cuando el interlocutor humano le sea infiel y tenga que disciplinarlo (Isaías 54:8; 10). Puesto que su triunfo y cumplimiento final son escatológicos, jesed puede expresar la meta y fin de la historia de la salvación (Salmos 85:7-10; 130:7; Miqueas 7:20).

El nombre propio Jasadías (1 Crónicas 3:20 bj) está relacionado con jesed. El nombre del hijo de Zorobabel quiere decir «Yahveh es fiel/misericordioso», un resumen apropiado del mensaje profético.

 

ADJETIVO

Jasîd, «piadoso; devoto; fiel; santo».

 

El adjetivo jasid, derivado de jesed, se usa a menudo para describir a un israelita fiel. El jesed divino ofrece el patrón, modelo y fuerza que debe orientar la vida del jasid. Encontramos una mención del hombre «santo» en Salmos 12:1 (rva): «Salva, oh Jehová, porque se han acabado los piadosos. Han desaparecido los fieles de entre los hijos del hombre».

Por lo general un pronombre posesivo se prefija al vocablo para señalar la relación especial que Él guarda con los que le tienen como patrón de sus vidas: «Amen a Jehová, todos ustedes sus santos. A los fieles guarda Jehová, pero retribuye en abundancia al que actúa con soberbia» (Salmos 31:23 rva).

Siguiendo la terminología griega (hosios) y latina (sanctus), la rv a menudo traduce el término como «santos». Esto se debe entender en el contexto de la santificación que es de gracia y no una cualidad innata ni una conducta moralista.


MISERICORDIA

Misericordia divina, Génesis 18.16–33.

Misericordia en acción, Génesis 39.21–23.

Hija de Faraón tuvo lástima, Éxodo 2.5–6.

Súplica por misericordia divina, Números 14.13–25.

Sin lástima, Deuteronomio 7.16.

Saúl y David, 1 Samuel 24.10–17.

Misericordia de Salomón para Adonías, 1 Reyes 1.43–53.

Liberación de cautivos, 2 Reyes 24.15; 25.27–29.

Misericordia de Dios, Salmo 23.6.

Contraste entre la ira y el amor de Dios, Salmo 30.5.

No hay justo desamparado, Salmo 37.25–26.

Solicitud de misericordia, Salmo 41.4.

Castigo con misericordia, Salmo 89.30–34.

Dios perdonador y retribuidor, Salmo 99.8.

Misericordia inmerecida, Salmo 103.9–10.

Misericordia innata, Salmo 109.21.

Misericordia de Dios, Salmo 130.3.

Hombre misericordioso, Proverbios 11.17.

Bienaventurado los misericordiosos, Proverbios 14.21–22, 31.

Piedad de Dios, Isaías 30.17–18.

Misericordia para la infiel Israel, Jeremías 3.12–13; Oseas 14.4.

Misericordia después de juicio, Jeremías 12.14–17.

Misericordia sin límite, Jeremías 31.37.

Misericordia para el sufrimiento de Jeremías, Jeremías 38.6–13.

Misericordia con los pobres, Jeremías 39.10.

Juicio sin piedad, Lamentaciones 2.2.

Nuevas cada mañana, Lamentaciones 3.22–24.

Aflicción y misericordia, Lamentaciones 3.31–33.

Ninguna misericordia, Ezequiel 7.4.

Paciencia divina con la rebelde Israel, Ezequiel 20.1–44.

Súplica de misericordia, Daniel 4.27.

Perdón de los impíos, Joel 3.21.

Misericordia de marinos, Jonás 1.11–15.

Dios pide justicia y misericordia, Miqueas 6.8.

Gracia perdonadora, Miqueas 7.18.

Grande en misericordia, Nahum 1.3.

Dios de misericordia, Zacarías 8.14–15.

Misericordia hacia María, Mateo 1.19.

Bienaventurados los misericordiosos, Mateo 5.7.

Perdón de Dios, Mateo 6.14.

Misericordia sanadora, Lucas 5.12–13.

Misericordia ejemplar, Lucas 6.36.

Misericordia sin esperar recompensa, Lucas 7.27–36.

Dios rico en misericordia, Efesios 2.1–5.

Salvación por gracia, Efesios 2.6–10.

Conducta centrada en Cristo, Colosenses 3.12–13.

Dios quiere que todos se salven, 2 Pedro 3.9.

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