ISAÍAS 14:12-14.
¡Cómo has caído de los cielos! ¡Laméntate al rayar el alba¡ Fuiste derribado a la tierra, insolente de las naciones. Dijiste en tu corazón: Subiré al Cielo; por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono y me sentaré sobre los altos montes que están en los extremos del norte. Subiré sobre la altura de las nubes, y seré semejante al Altísimo.
Así como existen ángeles que velan por tu bienestar,
existen ángeles empeñados en causar tu destrucción. La Biblia nos enseña que
cuando Satanás cayó del cielo, se llevó una tercera parte de los ángeles con él
(Ap. 12:4) Su
cola arrastró la tercera parte de las estrellas de los cielos y las arrojó
sobre la Tierra. Y el dragón estaba de pie frente a la mujer que estaba por dar
a luz para devorar a su hijo en cuanto naciera. Aunque no sabemos la cantidad exacta, las Escrituras
nos dicen que hay multitudes (Lc. 2:13-14) Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las
huestes celestiales alabando a Dios, y diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas,
y sobre la Tierra paz y buena esperanza para los hombres! y legiones
(Mt. 26:53) ¿Acaso
piensas que no puedo suplicar a mi Padre y Él me asignaría ahora mismo más de
doce legiones de ángeles? Así que Satanás tiene una fuerza enorme,
sumamente organizada bajo su control. Estos ángeles caídos, también conocidos
como demonios, ayudan a Satanás a cumplir su propósito, el cual, en las
palabras de Jesús el Cristo, es robar, matar y destruir. Si bien la Biblia no
nos da detalles específicos de cómo obran los demonios, tenemos la certeza de
que todo lo que necesitamos saber se encuentra en las Escrituras. No necesitamos
buscar en otro lugar para comprender el mundo espiritual. Veamos lo que la
Palabra de Dios dice acerca de estos seres malignos.
1 ¿En qué creen
los demonios? Aunque parezca extraño, los demonios reconocen que solo hay
un Dios (Santiago 2:19) Tú crees que Dios es uno. Haces bien; los espíritus
malignos también creen y tiemblan.
Aunque
parezca extraño, los demonios son certeros en sus creencias. Ellos reconocen
que Jesús es el Hijo de Dios. En el Evangelio de Mateo los demonios le dicen a
Jesús: “Y le
dijeron a gritos: ¿Qué hay entre tú y nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí
antes de tiempo para atormentarnos?” (Mateo 8:29). Es evidente que
los demonios reconocen el poder de Jesús, ¡y tiemblan de terror de tan solo
pensar en Él!
Es interesante
que hoy muchas personas ni si quiera acepten que Jesús es el hijo de Dios. Sin embargo,
aunque creas en Dios, estos versículos demuestran que no es suficiente para
evitar que vallas el infierno. Creer sin obedecer no tiene valor. Aquellos que
se conforman con menos que un compromiso total con el Cristo, pueden
encontrarse en la compañía de los demonios en el tiempo del juicio.
2 ¿Pueden los demonios dañarte? Aquellas
personas que tienen una verdadera relación con Dios no pueden ser vencidas por
los demonios. Aquellos que no la tienen son victimas de estos sirvientes de
Satanás. (Hechos 19:13-20) 13 Pero ciertos judíos, exorcistas ambulantes, trataban
de exorcizar en el nombre de nuestro Señor Jesús a los que tenían espíritus
inmundos, diciendo: Los conjuramos a que salgan en el nombre de Jesús, el que
proclama Pablo.
14 Siete
hijos de cierto varón judío, sumo sacerdote, cuyo nombre era Esceva, hacían
esto;
15 pero
contestando el espíritu maligno, les dijo: A Jesús reconozco y se quién es Pablo,
pero ustedes ¿quiénes son?
16 Y
lanzándose sobre ellos el varón que tenía el espíritu maligno, los dominó,
humillándolos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
17 Y se
enteraron de esto todos los judíos y paganos que moraban en Éfeso, y sobrevino
temor sobre todos ellos, y el nombre de nuestro Señor Jesucristo era
enaltecido.
18 Y muchos
de los que habían creído venían y declaraban sus transgresiones, confesando las
cosas que habían practicado.
19 Así mismo
muchos magos, juntando sus libros, los trajeron y los quemaron delante de
todos, y ellos calcularon su precio, el cual ascendía a cincuenta mil piezas de
plata.
20 De este
modo, con gran poder, la fe de Dios prevalecía y se expandía.
Mientras los cristianos tienen la
promesa de la protección angélica sobre sus vidas, los no cristianos son blanco
propicio para el diablo y sus fuerzas satánicas. Como lo relata este pasaje,
los demonios solo responderán o evitarán a los creyentes genuinos. Ellos no
responden a una persona que usa el nombre de Jesús sin que este conozca quien
realmente es Jesús. Ni la religión ni los símbolos tales como el crucifijo
mantendrán lejos a los demonios. Satanás odia la obra que Jesús hizo en la
cruz, pero usar un crucifijo no libra de demonios.
Lo único que nos libra del demonio
del diablo y hasta de la posesión del alma, es la presencia de Jesús el Cristo
en nuestra vida. Una vez que confías en Él, pasas a estar en la protección
divina y te conviertes en su propiedad. Él dice que tú eres su oveja y que
nadie puede arrebatarte de su mano (Juan 10:27-29) pero si no eres cristiano,
eres una presa fácil que el diablo puede tomar a su voluntad.
3 ¿Qué deja a los demonios sin poder? El
nombre de Jesús, usado por sus seguidores, hace que los demonios tiemblen (Lucas
10:1-20) 1 Después de esto, Jesús escogió de
entre sus discípulos a otros setenta, y los mandó de dos en dos delante de Él a
cada lugar y ciudad a donde Él iría.
2 Y les dijo:
La cosecha es mucha, pero los labradores pocos; rueguen, pues, al dueño de la
cosecha que mande labradores para su cosecha.
3 Vayan; he
aquí que yo los envío como corderos en medio de lobos.
4 No lleven
bolsas, ni alforjas, ni sandalias, ni saluden a nadie por el camino.
5 A cualquier
casa donde entren, digan, primeramente: 'Paz sea a esta casa'.
6 Y si hay
allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él, pero sino, su paz
regresará a ustedes.
7
Permanezcan, pues, en esa casa, comiendo y bebiendo lo que ellos tengan, porque
el obrero es digno de su salario. No anden de casa en casa.
8 En
cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les sirvan;
9 sanen a los
enfermos que haya en ella, y díganles: 'El reino de Dios se ha acercado a
ustedes'.
10 Pero en
cualquier ciudad donde entren y no los reciban, salgan a la calle y digan:
11 'Aún el
polvo de su ciudad que se pegó a nuestros pies, nos lo sacudimos contra
ustedes, pero sepan esto: el reino de Dios se ha acercado a ustedes'.
12 Les digo
que en aquel día se procederá con menor severidad contra Sodoma que contra esa
ciudad.
13 ¡Ay de tí,
Corazín! ¡Ay de tí, Betsaida! Porque si se hubieran realizado en Tiro o en
Sidón los milagros que se realizaron en ustedes, seguramente se hubieran arrepentido
en cilicio y ceniza.
14 Por tanto,
se procederá con menor severidad contra Tiro y Sidón que contra ustedes en el
día de juicio.
15 Y tú
Capernaum, que fuiste exaltada hasta el cielo, hasta el Seol serás derribada.
16 El que los
escucha a ustedes, a mí me escucha, y el que los rechaza a ustedes, a mí me
rechaza, y el que me rechaza, rechaza al que me envió.
17 Cuando
regresaron con gran gozo los setenta que había enviado, le dijeron: Señor
nuestro, aún los espíritus malignos se someten a nosotros en tu Nombre.
18 Y Él les
dijo: Yo veía que Satanás caía desde el cielo como un rayo.
19 He aquí,
les doy autoridad para que aplasten serpientes y escorpiones y sobre todo poder
del enemigo, y nada los dañará.
20 No
obstante, no se regocijen en esto, en que los espíritus malignos se someten a
ustedes, sino regocíjense de que sus nombres están inscritos en el Cielo.
Algunos cristianos
viven temerosos de Satanás y su ejército de demonios. Pero cada persona que ha
puesto su fe y confianza en Jesús se coloca bajo la protección de Dios. (Job
1:10) “Has hecho reposar tu mano sobre él,
sobre su casa, sobre sus hijos, y sobre todo lo que tiene en todo lugar. Has bendecido
la obra de sus manos y has multiplicado sus posesiones sobre la tierra”. Así que, aun cuando los demonios tienen poder, nosotros
no tenemos que temerles. Tenemos que reconocer el poder que Jesús nos ha dado
cuando enfrentamos a nuestro enemigo.
Como lo descubrieron los discípulos de Jesús, los
demonios están drásticamente limitados en su poder delante de un verdadero
seguidor de Jesús el Cristo (ver 7). El poder que ellos tenían no era de ellos
mismos, sino de Dios. Jesús fue rápido en advertirles que no se regocijaran de
su poder sobre los demonios, sino de que sus nombres “están escritos en el
cielo” (ver 20).
Hoy en día, puede que te encuentres con personas que
dicen tener “conversaciones” con los demonios y les recuerdan cuan importantes
son. Sin embargo, aunque el arcángel Miguel simplemente dijo: “¡Que el Señor te
reprenda!” (Judas 1:9). Nuestro enfoque no debe estar en el poder
que tenemos, sino en quien nos ha dado el poder.
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