sábado, 15 de enero de 2022

SANTOS.


1 Pedro 1:16

Llamamiento a una vida santa

13 A causa de esto, fortalézcanse en su entendimiento; sean completamente sobrios, y depositen la esperanza en el gozo que les vendrá en la revelación de Jesucristo nuestro Señor.

14 como hijos obedientes, no participen de nuevo en las bajas pasiones que tenían anteriormente, las cuales deseaban en su ignorancia,

15 sino que así como Aquel que los llamó es santo, sean santos en toda su manera de vivir,

16 porque está escrito: 'SEAN SANTOS COMO TAMBIÉN YO SOY SANTO'.

17 Y si invocan por Padre a Aquél en cuya presencia no hay acepción de personas y que juzga a todos de acuerdo a sus obras, condúzcanse reverentemente durante este tiempo de su peregrinación,

18 sabiendo que no con plata ni con oro, que se deterioran, fueron redimidos de sus vanas acciones, las cuales recibieron de sus padres,

19 sino con la preciosa sangre del Cordero sin mancha y sin contaminación, que es el Cristo,

20 quien para esto estaba designado previamente desde antes de que el mundo fuera establecido, y fue revelado al final de los tiempos por causa de ustedes,

21 los que por medio de Él le han creído a Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le ha dado gloria, para que su fe y esperanza estén puestas en Dios.

22 Habiendo sido santificadas sus almas por la obediencia a la verdad, sean llenos de un amor sin hipocresía, para que se amen unos a otros de corazón puro e íntegro,

23 como hombres nacidos de nuevo, no de simiente corruptible sino de una incorruptible, mediante la palabra viva de Dios que permanece para siempre.

24 Porque TODA CARNE ES COMO HIERBA Y TODA SU HERMOSURA COMO FLOR DEL CAMPO. LA HIERBA SE SECA, LA FLOR SE MARCHITA,

25 PERO LA PALABRA DE NUESTRO DIOS PERMANECE PARA SIEMPRE. Y ésta es la palabra que les ha sido proclamada.

 

Qadôsh, «santo». Las lenguas semíticas tienen dos formas originales de la raíz que son distintas. Una significa «puro» y «consagrado» como en el acádico qadistu y el hebreo qadesh («santo»). La palabra describe algo o alguien. La otra quiere decir «santidad» como una circunstancia o como un abstracto, de la misma manera que en arábigo al-qaddus («lo más santo o puro»). En hebreo el verbo qadash y la palabra qadesh combinan ambos elementos: descriptivo y estático. La comprensión tradicional de «separado» es solo un significado derivado y no el principal.

Qadôsh es importante en el Pentateuco, en los escritos poéticos y proféticos, y se encuentra poco en la literatura histórica. El primero de 116 casos se encuentra en Éxodo 19:6 (Psht): «Y ustedes serán para mi un reino, sacerdotes y un pueblo santo. Estas son las palabras que tú dirás a los de la casa de Israel».

En el Antiguo Testamento qadôsh tiene una fuerte connotación religiosa. En uno de sus sentidos el vocablo describe un objeto, lugar o día como «santo», en el sentido de «dedicado» a un propósito especial: «enseguida el sacerdote echará agua santa en un vaso de barro; tomará también un poco de polvo al pie del altar y lo verterá en el agua» (Números 5.17).

En particular, el sábado se ha «dedicado» como un día de descanso: «Si a causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te place en mí día santo, y llamas al día de reposo delicia, consagrado a Yahweh, glorioso, y lo honras, no procediendo según tus caminos, ni haciendo en él lo que te complace, ni hablando por hablar, entonces pondrás tu confianza en Yahweh, y yo te haré cabalgar sobre la fortaleza de la tierra, y te daré de comer de la heredad de tu padre Jacob. Porque la boca de Yahweh ha hablado» (Isaías 58:13–14). Esta prescripción se basa en Génesis 2:3, donde el Señor «santificó» o «dedicó» el sábado.

Dios dedicó a Israel para que fuera su pueblo. Son «santos» por su relación con el Dios «santo».

En cierto sentido, todo el pueblo es «santo» por ser miembros de la comunidad del pacto, pero en algunos de ellos todavía reinaba la maldad: «Ellos conspiraron en contra Moisés y en contra Aarón, y les dijeron: ¿No les basta con que toda la congregación sea santa y que Yahweh esté con ellos, sino que se enaltecen sobre toda la congregación de Yahweh» (Números 16:3). Dios se propuso que esta nación «santa» fuera un sacerdocio real «santo» entre las naciones (Éxodo 19:6). Sobre la base de una íntima relación, Dios esperaba que su pueblo cumpliera con sus elevadas expectativas para ellos, demostrando que era una nación «santa»: «Me serán santos, porque yo, Yahweh soy santo; los aparté de entre las naciones para que sean míos» (Levítico 20:26 Psht).

Los sacerdotes fueron escogidos para servir en el Lugar Santo del tabernáculo o templo. Por su función de mediadores entre Dios e Israel y por su cercanía al templo, Dios los dedicó al oficio sacerdotal: «sino que serán santos para su Dios, y no profanarán el Nombre de su Dios, porque ellos presentan las ofrendas a Yahweh, es decir, el pan de su Dios; serán, pues, santos. No tomarán por esposa a una mujer prostituta y contaminada, ni tomarán por esposa a una mujer que haya sido repudiada por su marido, porque el sacerdote es santo para Dios. Lo consagrarás, porque él ofrece el pan de tu Dios; será santo para ti, porque santo soy yo Yahweh que los santificó» (Levítico 21:6–8). Aarón, el sumo sacerdote, era «el santo del Señor» (Salmos 106:16).

El Antiguo Testamento clara y enfáticamente enseña que Dios es «santo» moralmente (Levítico 11:44) y en poder (1 Samuel 6:20). Es el «santo de Israel» (Isaías 1:4), «Dios santo» (Isaías 5:16) y «el Santo» (Isaías 40:25). Su nombre es «Santo»: «Porque así dice el Altísimo y Sublime, el que mora en la eternidad, cuyo nombre es Santo, y cuya morada es alta y santa, a los humildes y afligidos de espíritu, para avivar el espíritu de los humildes y vivificar el corazón de los que sufren» (Isaías 57:15). La declaración negativa: «No hay quien sea santo como Yahweh, porque no hay otro fuera de ti. No hay otro tan poderoso como nuestro Dios» (1 Samuel 2:2), señala que Él es «santísimo» y que nadie es tan «santo» como Él.

Los ángeles del séquito celestial son «santos»: «Y escaparán hacia el valle de los montes, pues el valle de los montes llegará hasta un lugar estrecho; escaparán como cuando escaparon ante el terremoto que hubo en los días de Uzías, rey de Judá» (Zacarías 14:5). Los serafines proclamaban el uno al otro la «santidad» de Dios: «Y proclamaban el uno al otro diciendo: Santo, Santo, Santo, es Yahweh de los ejércitos, porque toda la tierra está llena de su gloria» (Isaías 6:3).

 

Alabanzas en el cielo

1 Después de esto, escuché la potente exclamación de una numerosa multitud en el Cielo, que decía: ¡Alaben a Yah! La redención, el poder, la gloria y la honra pertenecen a nuestro Dios,

2 PORQUE SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOS, porque ha juzgado a la gran prostituta que corrompió a la Tierra con su prostitución, y ha hecho venganza de la sangre de sus siervos de la mano de ella.

3 Entonces dijeron por segunda ocasión: ¡Alaben a Yah! Y EL HUMO DE ELLA ASCENDERÁ POR ETERNIDADES DE ETERNIDADES.

4 Y los veinticuatro ancianos y las cuatro criaturas vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, y dijeron: ¡Amén! ¡Alaben a Yah!

5 Y surgió una voz del trono que dijo: ¡Alaben a nuestro Dios todos sus siervos, los que lo reverencian, los pequeños y los grandes!

6 Enseguida escuché como la voz de una numerosa multitud, como el ruido de muchas aguas, semejante al estruendo de poderosos truenos, que decían: ¡Alaben a Yah! Porque Yahweh nuestro Dios Todopoderoso reina.

7 Regocijémonos con mucho júbilo y démosle a Él la gloria, porque la fiesta de boda del Cordero ha llegado, y su esposa se ha preparado,

8 y se le ha concedido que se atavíe de lino fino blanco, resplandeciente y puro, porque las obras justas de los santos es el lino fino blanco.

Apocalipsis 19:1-8.

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