martes, 29 de junio de 2021

HISTORIA DE LA BIBLIA.

 

1 Timoteo 4:6-16.

Un buen ministro de Jesucristo

6. Si enseñas estas cosas a tus hermanos, serás buen ministro de Jesucristo que crece mediante las palabras de fe y por la buena doctrina que has aprendido. 7. Pero evita las fábulas insensatas de viejas, y ejercítate en la justicia, 8. porque el ejercicio físico solamente aprovecha por breve tiempo, pero la justicia para todo es provechosa, porque tiene promesa para la vida actual y también para la futura. 9. Palabra fiel es ésta, y digna de ser aceptada. 10. Porque por esto trabajamos arduamente y padecemos oprobios, porque nosotros confiamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los creyentes. 11. Estas cosas enseña y ordena. 12. Que nadie subestime tu juventud, sino sé ejemplo para los creyentes en palabra, en comportamiento, en amor, en fe y en pureza. 13. Mientras voy, ocúpate en la lectura, en la intercesión y en la enseñanza. 14. No tengas en poco el don que está en ti y que te fue conferido por profecía y por la imposición de manos del presbiterio. 15. Reflexiona en estas cosas, y ocúpate en ellas, para que a todos sea manifiesto que estás progresando. 16. Ten cuidado de ti mismo y de tu enseñanza, y persiste en ello, porque haciendo esto te salvarás tú y los que te escuchan.

TEMAS DE LA BIBLIA.

AL LEER LA BIBLIA NOTAMOS A TRAVÉS DE LA PALABRA DE DIOS ciertos temas de importancia que se mencionan reiteradamente o por lo menos se dan a entender. A continuación describimos varios de estos temas básicos de las Escrituras.

Fidelidad.

Dios se revela en las Escrituras como aquel en quien se puede confiar plenamente. Muestra una integridad absoluta en todo cuanto dice y promete; en consecuencia, su pueblo debe tener completa confianza en sus promesas (Números 23:19; Isaías 55:11). El estudio de la fidelidad de Dios dará estabilidad y confianza espiritual al creyente en su diario caminar.

Definición primaria.

La fidelidad describe la confianza, lealtad y estabilidad de Dios, particularmente en relación con su pueblo. La fidelidad de Dios al cumplir su palabra es un tema coherente en la Biblia. La fidelidad es también algo que el pueblo de Dios debe demostrar en su relación con Dios.

Principales versículos del AT.

La fidelidad es parte del carácter de Dios (Isaías 49:7); es grande (Lamentaciones 3:23); estable (Salmos 89:2); incomparable (Salmos 89:8); infalible (Salmos 89:33); infinita (Salmos 36:5); eterna (Salmos 119:90).

Principales versículos del NT.

La fidelidad es parte del carácter de Dios (1 Corintios 1:9; 1 Tesalonicenses 5:24); infalible (2 Timoteo 2:13); en el cumplimiento de sus promesas (Hechos 10:23); en el perdón de pecados (1 Juan 1:9); hacia sus santos (2 Tesalonicenses 3:3); se puede depender de Él (1 Pedro 4:19); característica de los santos (Efesios 1:1; Colosenses 1:2; 1 Timoteo 1:12; Apocalipsis 17:14).

Amor.

En el Antiguo Testamento el verbo «amar» (en hebreo ajaceb) y sus palabras relacionadas cubren toda la gama de significados de la palabra «amor», incluido el amor a Dios (Éxodo 20:6; Salmos 40:16) y el amor que Dios tiene por su pueblo (Deuteronomio 7:13; Oseas 3:1). El Antiguo Testamento usa además la palabra hebrea chesed específicamente para el pacto de amor que Dios tiene con su pueblo, refiriéndose a su firmeza y lealtad.

En el Nuevo Testamento los verbos primarios que expresan el concepto de amor son agapao, amar como un acto de la voluntad, y fileo, amar como respuesta a una persona u objeto. En los Evangelios sinópticos, uno nota que el uso primario de la palabra «amor» es con respecto al gran mandamiento (Mateo 22:34-40; Marcos 12:28-34; Lucas 10:26-28). El amor sólo es posible porque el creyente responde en fe al acto salvador de Dios en la muerte y resurrección del Cristo (Romanos 5:8; Gálatas 2:20).

Definición primaria.

El amor es un atributo de Dios y parte esencial de su naturaleza. Bondad es otra palabra que se usa en el Antiguo Testamento para referirse a la leal estima y favor de Dios hacia su pueblo del pacto. En el Nuevo Testamento las dos palabras usadas para amor se refieren a la consideración positiva que Dios tiene por su Hijo y su pueblo, y al afecto de hermanos y amigos entre sí.

Principales versículos del AT.

El amor de Dios se ve y se describe como; soberano (Deuteronomio 7:8; 10:15); alentador (Sofonías 3:17); infalible (Isaías 49:15, 16); eterno (Jeremías 31:3); independiente de los méritos (Deuteronomio 7:7; Job 7:17); por elección (Malaquías 1:2, 3); por el perdón de pecados (Isaías 43:3, 4; 63:9); por el perdón de pecados (Isaías 38:17); llevándonos a Él (Oseas 11:14); por las bendiciones temporales (Deuteronomio 7:13).

Principales versículos del NT.

El amor de Dios, parte de su carácter (2 Corintios 13:11; 1 Juan 4:8); Cristo, el objeto especial del amor de Dios (Juan 15:9; 17:26); el Cristo permanece en el amor (Juan 15:10); el amor de Dios se manifiesta a los pecadores condenados (Juan 3:16; Tito 3:4); a sus santos (Juan 16:27; 17:23; 2 Tesalonicenses 2:16); se derrama en el corazón por el Espíritu Santo (Romanos 5:5); los santos conocen y creen el amor de Dios (1 Juan 4:16); los santos deben permanecer en él (Judas 21).

Justicia.

La justicia se funda en el ser de Dios y es una extensión de la santidad. Se presenta a Dios como el seguro defensor del pobre y el oprimido (Sal 10.17, 18; Jer 9.23, 24). Los Salmos basan la justicia en el rol de Dios como soberano creador del universo (Salmos 99:1-4), de modo que la idea se extiende más allá de la nación de Israel (Salmos 9:7-9; Daniel 4:27). Dada la preocupación de Dios por el pobre y débil, se espera una cualidad correspondiente en el pueblo de Dios (Deuteronomio 10:18, 19). Cuando llevan a cabo la justicia en forma adecuada, son agentes de la voluntad divina (Isaías 59:15, 16; 2 Corintios 9:8-10). La demanda de Dios por justicia es tan fundamental que otra respuesta para Él es vana o es desestimada si existe sin ella (Amós 5:21-24; Miqueas 6:6-8; Mateo 23:23). Pablo (primariamente en Romanos) usa el lenguaje de la justicia para describir la obra de Dios de la salvación y exponer la rectitud de Dios.

Definición primaria.

Cuando la Biblia se refiere a la justicia de Dios, quiere decir que Dios es honorable en el trato con las personas. Todas sus decisiones son justas y verdaderas. Dios pide a su pueblo que trate en forma justa todas las situaciones de la vida (Miqueas 6:8). Las acciones de Dios en la Biblia nos dan el patrón por el cual podemos hacer decisiones justas.

Principales versículos del AT.

La justicia es parte del carácter de Dios (Deuteronomio 32:4; Isaías 45:21); la justicia de Dios es abundante (Job 37:23); incorruptible (Deuteronomio 10:17; 2 Crónicas 19:7); imparcial (Jeremías 32:19); infalible (Sofonías 3:5); no se tuerce (Job 8:3).

Principales versículos del NT.

La justicia de Dios, sin acepción de personas (Romanos 2:11; Colosenses 3:25; 1 Pedro 1:17); se muestra en: el perdón de pecados (1 Juan 1:9); la redención (Romanos 3:26).

Juicio.

En el Antiguo Testamento Dios aparece frecuentemente en el papel de «Juez de toda la tierra» (Génesis 18:25), o más generalmente «Dios de justicia» (Malaquías 2:17). El juicio no sólo implica pesar el bien y el mal en forma imparcial, sino también una acción vigorosa contra el mal. Debido a este entendimiento, el pueblo de Dios es llamado a ejercer juicio por su parte (Isaías 1:17; Zacarías 8:16). Es una noción estrictamente personal, estrechamente vinculada a las características divinas de misericordia, bondad, justicia y verdad.

El Nuevo Testamento también enfatiza el juicio como parte de la naturaleza y actividad esencial de Dios (Romanos 1:18; Hebreos 12:23; 1 Pedro 1:17; 2:23; Apocalipsis 16:5). Sus juicios no están confinados al futuro; ya están en acción en la era presente (Juan 8:50; Romanos 1:18, 22, 24, 26, 28; Apocalipsis 18:8). Aun ahora se asocia el juicio con el Cristo, que ejecuta los juicios del Padre.

Definición primaria.

Dios es Juez de todo el universo. Él juzga según su norma que es la Ley revelada en la Biblia. El juicio puede referirse al proceso de determinar la culpa o la inocencia, o al castigo contra los que caen ante la ira de Dios.

Principales versículos del AT.

El juicio viene de Dios (Deuteronomio 32:39; Job 12:23; Amós 3:6; Miqueas 6:9); Dios juzga de diversas maneras; borra el nombre de una persona (Deuteronomio 29:20); abandona (Oseas 4:17); maldice las bendiciones de los hombres (Malaquías 2:2); con pestilencia (Deuteronomio 28:21, 22; Amós 4:10).

Principales versículos del NT.

Todo juicio está en manos de Jesucristo (Juan 5:22); Él tiene esta autoridad por cuanto es el Hijo del Hombre (Juan 5:27). Los creyentes no deben tomar el lugar del Cristo como juez porque todos nos presentaremos ante el tribunal del Cristo (Romanos 14:10).

Misericordia.

Tan fuerte como el énfasis en el juicio es el reconocimiento que la Biblia hace de la misericordia de Dios. Por su gracia Dios extiende su ayuda y perdón a pecadores que sólo merecen condenación, y ayuda práctica a los que sufren bajo las cargas de la vida. Dios muestra compasión hacia quienes han quebrantado su ley (Daniel 9:9; 1 Timoteo 1:13, 16), aunque tal misericordia se muestra en forma selectiva sobre los que no la merecen (Romanos 9:14-18). La misericordia de Dios va más allá de refrenar el castigo (Efesios 2:4-6) hasta incluir las bendiciones de la salvación.

Jesús mostró misericordia hacia los afligidos cuando los sanó, como en el caso de los ciegos (Mateo 9:27-31; 20:29-34) y leprosos (Lucas 17:11-19). Jesús modelaba la conducta que espera de sus seguidores: porque Dios es misericordioso, espera que nosotros también seamos misericordiosos (Mateo 5:7; Santiago 1:27).

Definición primaria.

La misericordia se ve en la compasión de Dios hacia el que sufre y en su voluntad de restaurar a quienes se han alejado de Él por causa de sus propios pecados. Soberanamente Dios decide extender su misericordia deteniendo el castigo de los pecadores y restaurándolos a la comunión con Él. Además, muestra su misericordia por medio de actos de su providencia, como la sanidad o el rescate de un peligro. Dios espera que nosotros también mostremos misericordia hacia los demás.

Principales versículos del AT.

La misericordia de Dios se describe como grande (Isaías 54:7); segura (Isaías 55:3); tierna (Salmos 25:6); nueva cada mañana (Lamentaciones 3:22, 23); se ve especialmente en el perdón (Salmos 51:1); los creyentes se acogen a la misericordia de Dios (2 Samuel 24:14).

Principales versículos del NT.

La misericordia de Dios se ve en la misión del Cristo (Lucas 1:72, 78); en la salvación (1 Corintios 7:25; Tito 3:5); en la regeneración (1 P 1:3); se practica como un don (Romanos 12:8); se muestra en las providencias de Dios (Filipenses 2:27); se obtiene en oración (Hebreos 4:16); los creyentes reciben la orden de «vestirse de misericordia» (Colosenses 3:12).

Verdad.

La idea hebrea de verdad generalmente se asocia con la constancia, permanencia, fidelidad y confiabilidad. Por sobre todo Dios es verdadero, esto es, real y digno de confianza (Isaías 65:16; Jeremías 10:10); su pueblo debe buscar la verdad de Dios (Salmos 25:5; 51:6; 86:11) y juzgar en forma veraz. La falta de verdad es lamentable (Isaías 59:14, 15; Zacarías 8:16).

Para los hebreos, la verdad era básicamente moral y relacional, no puramente intelectual. Para los griegos el énfasis de la verdad era intelectual más que una cuestión de confianza o dependencia. El Nuevo Testamento se apoya en ambos conceptos. La palabra se encuentra principalmente en los escritos de Pablo y en el Evangelio y las Epístolas de Juan. Juan basa su uso en el entendimiento de que Dios es verdadero o real (Juan 3:33; 7:28). El Cristo revela a Dios y de esa manera revela la verdad (Juan 8:26, 40; 18:37). El Cristo está lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14, 17), Él es «la verdad» (Juan 14:6; véase Juan 1:9; 15:1), y Él envía al Espíritu de verdad (Juan 15:26). Pablo enseña que la verdad es para obedecerla (Romanos 2:8; Gálatas 5:7), es digna de confianza (2 Corintios 7:14; 11:10), y que lo opuesto es malicia y maldad (1 Corintios 5:8). La idea griega de la verdad como conocimiento correcto aparece más claramente en las epístolas pastorales de Pablo. Uno debe conocer la verdad (1 Timoteo 4:3; 2 Timoteo 2:25) y evitar las falsas creencias (2 Timoteo 2:18; 4:4).

Definición primaria.

El concepto bíblico de verdad no es la conformidad con una norma externa, sino fidelidad o confiabilidad. Respecto a Dios, por supuesto, la fidelidad o confiabilidad no se mide por una norma externa; la norma es Dios mismo.

Principales versículos del AT.

Dios es un Dios de verdad (Deuteronomio 32:4; Salmos 31:5); su Palabra es verdad (Salmos 119:160 Daniel 10:21); a las personas veraces las mira con favor (Jeremías 5:3); los juicios de Dios son conforme a su verdad (Salmos 96:13).

Principales versículos del NT.

Jesucristo es la verdad (Juan 7:18; 14:6); Él era la verdad en su plenitud (Juan 1:14); habló la verdad (Juan 8:45); el Espíritu Santo es el Espíritu de verdad (Juan 14:17) que nos guía a toda verdad (Juan 16:13).

Santidad.

En hebreo, ser santo significa primariamente estar apartado de lo común o profano. Dios es santo, y el pueblo, las cosas y las acciones pueden ser santas al asociarse con Dios. Los Salmos e Isaías se refieren frecuentemente a Dios como el Santo (Salmos 78:41; 89:18; Isaías 1:4; 5:19; 30:15). Los lugares donde Dios se aparecía y donde se le adoraba con cierta regularidad también eran santos (Génesis 28:11-22; Éxodo 3:5). El templo en Jerusalén era el lugar más santo de Israel porque allí estaba la presencia de Dios (1 Reyes 8:10, 11); en consecuencia, las personas y las cosas relacionadas con el Templo eran santas (Levítico 22; 27). Israel mismo era una nación santa (Éxodo 19:4; Levítico 19:2; Deuteronomio 7:6) porque el Señor lo apartó para sus propósitos.

El Nuevo Testamento reafirma las ideas de santidad del judaísmo. Dios, el Templo y la Ley son santos. Se restó énfasis al Templo físico porque los cristianos gentiles se apartaron de las prácticas del judaísmo y porque el Templo fue destruido en el año 70 d.C., pero el Templo se usa como metáfora para la santidad cristiana (1 Corintios 3:17; 6:19). Jesús se dirige a Dios como «Padre Santo» (Juan 17:11); en el cielo se alaba a Dios con el triple «santo» de Isaías (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:6-10), y en el Padre Nuestro se ruega «santificado sea tu nombre» (Mateo 6:9; Lucas 11:2).

Definición primaria.

Dios es santo, apartado de su creación por su naturaleza misma. Ser santo literalmente significa ser apartado o separado, y denota la lejanía, la separación de una persona o cosa de lo común o profano para un uso divino.

Principales versículos del AT.

El carácter de Dios es la norma (Levítico 19:2); es incomparable (Éxodo 15:11; 1 Samuel 2:2); es una orden (Levítico 11:45; 19:2; 20:7); necesaria para adorar a Dios (Salmos 24:3, 4); debemos evitar todo lo que es incoherente con ella (Levítico 21:6).

Principales versículos del NT.

Debemos llevar fruto para santidad (Romanos 6:22); somos disciplinados por Dios para ser participantes de su santidad (Hechos 12:10); llamados por Dios a una vida santa (1 Tesalonicenses 4:7).

Misiones.

Dios siempre usa a su pueblo para proclamar sus hechos poderosos y su gracia salvadora. La nación de Israel debía declarar la bondad de Dios a los gentiles para que ellos pudieran entrar en el pacto con Dios. El libro de Isaías está lleno de declaraciones acerca de la salvación de los gentiles (Isaías 11:10; 42:6; 49:6; 60:11).

Sólo fue con el advenimiento de la Iglesia que se proclamaron ampliamente en el mundo las buenas nuevas de la salvación de Dios en el Cristo. Jesús manda a sus discípulos que vayan a todo el mundo y prediquen el evangelio (Marcos 16:15). Es por medio de la «locura de la predicación» (1 Corintios 1:21) que la gente es llevada a la fe en Jesucristo. La salvación es de Dios, pero usa a su pueblo como el medio por el cual salva pecadores.

Definición primaria.

Dios usa a su pueblo para proclamar su Palabra a los que están fuera de su pacto. Por medio de esta proclamación aquellos que ha elegido para salvación vienen a la fe en Él. Israel debía proclamar su bondad y hoy la Iglesia tiene el mandamiento de ir por todo el mundo y proclamar las buenas nuevas de salvación en el Cristo.

Principales versículos del AT.

El rey de Asiria permitió que los sacerdotes judíos enseñaran el camino de Dios (2 Reyes 17:27, 28); Israel recibió el mandato de proclamar el día de su salvación a toda la tierra (1 Crónicas 16:23, 24); El profeta Jonás recibió la orden de proclamar el mensaje de Dios a Nínive (Jonás 3:1, 2).

Principales versículos del NT.

El Evangelio del Reino será predicado en todo el mundo y luego vendrá el fin (Mateo 24:14); a la Iglesia se le ordena que enseñe la verdad del Cristo a todo el mundo (Mateo 28:19); la gente llega a la fe al oír la Palabra predicada (Romanos 10:14).

CÓMO RECIBIMOS NUESTRA BIBLIA.

CÓMO SE ESCRIBIÓ LA PALABRA DE DIOS.

LOS AUTORES DE LAS ESCRITURAS HEBREAS NO SON TAN IDENTIFICABLES como los del Nuevo Testamento. Los libros surgen en medio de la ley dada por Moisés y los profetas enviados por Dios a los hijos de Israel. Los primeros cinco libros (la Ley) fueron escritos por Moisés casi completamente. El resto del Antiguo Testamento está compuesto por los escritos de los profetas y otros en el canon hebreo; la Biblia en castellano incluye las siguientes categorías: Libros históricos, libros poéticos y libros proféticos. Se incluyen autores como Samuel, David, Josué, Salomón y los profetas mayores como Isaías, Jeremías y una cantidad de personajes menos conocidos que escribieron libros más breves llamados profetas menores. Cada uno de estos autores presenta sus palabras como la Palabra de Dios.

El Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento lo escribieron los apóstoles de Jesucristo y compañeros de los apóstoles. Las epístolas fueron dirigidas a individuos, iglesias o a grupos mayores de personas, ya sea para confirmar la verdad del cristianismo, engendrar la creencia en el Cristo, corregir problemas en las iglesias locales o argumentar contra el error. El libro de Apocalipsis además procura presentar el plan de Dios para el final de los tiempos.

Cómo se transmitieron los escritos inspirados.

Antiguo Testamento.

El Antiguo Testamento fue escrito entre el 1440 a.C. y aproximadamente el año 400 a.C. La ley de Moisés fue conservada en la comunidad hebrea por los sacerdotes del Templo. Los libros que vinieron después siguieron depositándose con dichos líderes hasta la destrucción del Templo y luego encontraron su lugar dentro de la comunidad de enseñanza iniciada por Esdras y que se continuó en la sinagoga. Escribas preparados copiaban los textos bíblicos a mano hasta que se empezó a usar la imprenta. Las copias de los masoretas del siglo noveno d.C. están muy cercanas a los recientemente descubiertos Rollos del Mar Muerto, originados mil años antes.

El Nuevo Testamento.

Los libros del Nuevo Testamento eran copiados por las comunidades cristianas locales y pasaron de unos a otros durante décadas antes que se reunieran en una colección. Dado que las primeras cartas se escribían en papiro, se gastaban con rapidez y requerían un copiado regular. A principios del siglo cuarto d.C., se hicieron cincuenta copias de todo el Antiguo Testamento y de las escrituras griegas del Nuevo Testamento por orden del emperador Constantino. Es probable que los códices Vaticano y Sinaítico, dos de los manuscritos más largos que han sobrevivido, sean producto de dicha orden.

¿Qué es el Canon de las Escrituras?

La palabra canon se usa para identificar los escritos de los profetas, los apóstoles y sus compañeros, que son inspirados por Dios y con autoridad en cuanto a la verdad, la doctrina y la vida práctica. Significa «regla» o «norma». El libro no es inspirado por el hecho de llamarlo canónico; es canónico por cuanto es inspirado. En consecuencia, la Iglesia descubrió la canonicidad de los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos; no determinó ni fue causa de su canonicidad.

Cómo se decidió el Canon.

Los libros aceptados por la comunidad judía se originaron a lo largo de un período aproximado de mil años. La primera pregunta acerca de la aceptación de un escrito era si el libro había sido escrito por un profeta de Dios. Generalmente el libro tenía declaraciones de «Así dice el Señor», o «la Palabra de Dios vino». Segundo, las señales milagrosas o el cumplimiento exacto servían como confirmación del mensaje del profeta. Tercero, el libro debía ser internamente coherente con la revelación de Dios que se encuentra en otros libros canónicos, especialmente los que Dios dio por medio de Moisés.

La primera pregunta que la Iglesia debía responder acerca de la inclusión de un libro en el canon aceptado por los cristianos era si había aparecido por medio de los apóstoles del Señor o por medio de personas que estaban bajo la dirección de un apóstol, por ejemplo, Lucas. Segundo, si el libro venía con el poder de Dios y era eficaz para transformar vidas. Tercero, debía ser aceptado por la generalidad del pueblo de Dios. Eso último se refiere primero a quienes recibieron el libro y luego a su transmisión en la Iglesia. La determinación del canon del Nuevo Testamento se produjo en un lapso de años, y alcanzó su forma final en el Concilio de Cartago, en el 397 d.C.

Los manuscritos de la Biblia.

Antiguo Testamento.

Los fragmentos de las Escrituras hebreas se cuentan por decenas de millares, la mayoría fechados entre el siglo tercero a.C. y el siglo catorce d.C. El testimonio más valioso sobre el Antiguo Testamento hebreo es el manuscrito hallado en los Rollos del Mar Muerto, que en su mayor parte procede del tercer siglo a.C. al primer siglo d.C.

Nuevo Testamento.

Para el Nuevo Testamento la evidencia de los manuscritos es abundante. Hay más de cinco mil copias, muchas con los libros del Nuevo Testamento intactos o mayormente intactos. También hay diversas versiones antiguas del Nuevo Testamento en idiomas como el siriaco, el copto, y el latín que sobrevive en miles de manuscritos. Ninguna obra de la antigüedad se acerca siquiera a los testimonios de autenticidad del Nuevo Testamento.

LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN.

EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN EN LA BIBLIA.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO POR LO GENERAL LA PALABRA SALVACIÓN tiene que ver con liberación o preservación física. El verbo hebreo más importante para salvación, yasha lleva aparejado un sentido de ayudar, liberar, o salvar, y se usa unas 205 veces en la Biblia. Ocurre en contextos de quitar una carga o un peligro (Éxodo 2:17) y se puede usar para sacar a alguien del peligro de una derrota (Josué 10:6). En otras ocasiones la palabra se refiere a ser liberado o puesto en libertad (Jueces 12:2). En la ley civil, yasha tiene que ver con la obligación de uno que oye el clamor de alguien que necesita ser salvado de un maltrato (Deuteronomio 22:27; 28:29; 2 Samuel 14:4). La palabra hebrea aparece en muchas peticiones en oración con referencia a la guerra y a problemas judiciales (Salmos 3:7; 20:9; 72:4; 86:2). El sustantivo habla de preservación del peligro y sufrimiento amenazado, inminente y quizás merecido (Génesis 49.:18; 1 Samuel 14:45; Isaías 12:3).

Nuevo Testamento.

El concepto de salvación del Nuevo Testamento incluye la mayor parte del concepto de salvación del Antiguo Testamento y agrega dimensiones espirituales. La palabra griega soteria tiene aspectos nacionales y personales. La liberación nacional se discute en Lucas 1:69. Hay liberación personal del mar (Hechos 27:34) y de la prisión (Filipenses 1:19), y una liberación espiritual y eterna por el arrepentimiento y fe en Jesucristo (Hechos 4:12; Romanos 10:10). El Nuevo Testamento usa soteria y el verbo relacionado sozo con respecto al poder de Dios para librar de la esclavitud del pecado (Filipenses 2:12); la futura liberación de los creyentes a la venida del Cristo (Romanos 13:11; 1 Tesalonicenses 5:8, 9); y la liberación de la nación Israel en la Segunda Venida del Cristo (Lucas 1:71; 2 Tesalonicenses 2:10; Apocalipsis 12:10).

Jesús el Salvador.

El nombre de Jesús dado a su madre por el ángel Gabriel era el de Salvador, esto es: «Llamarás su nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21). Sus afirmaciones en Marcos 10:45 dejan claro que llevó ese sentido de misión a lo largo de su vida: «Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos»; y en Juan 12:27: «Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora». El rol de Jesucristo como Salvador del mundo se muestra más en su disposición de ir a la cruz cuando podría haber llamado las fuerzas celestiales para rescatarlo (Mateo 26:53,54). Más bien se entrega libremente en la cruz, según lo muestran los cuatro Evangelios. Irónicamente, los que estaban junto a la cruz dijeron palabras verdaderas. «A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar» (Marcos 15:31).

LA SALVACIÓN EL LA BIBLIA.

Palabras usadas con referencia a la salvación espiritual.

La elección es el aspecto del propósito eterno de Dios por el cual en forma cierta y eterna determina quién creerá y será salvo (Mateo 22:14; Hechos 13:48; Efesios 1:4; 2 Tesalonicenses 2:13). Sin embargo, esta doctrina no excusa a nadie por no creer. Dios quiere «que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Timoteo 2:4). Hechos 2:21 afirma que «todo el que invocare el nombre del Señor será salvo». El que no acepta la oferta gratuita de salvación solo puede culparse a sí mismo.

La predestinación difiere de la elección en que la predestinación se relaciona específicamente a la intención de Dios de conformar a la imagen del Cristo a los elegidos (Ro 8:29, 30).

El llamado se usa en dos sentidos. El primero es el llamamiento general dirigido a todos los hombres para que acudan al evangelio (Mateo 22:14; Juan 3:16-18; 16:7-11). El segundo llamamiento es la aplicación de la palabra del evangelio a los que Dios ha elegido, y da como resultado la regeneración (Juan 6:44; Romanos 8:28, 30; 1 Corintios 1:23, 24).

La Ley es el medio por el cual Dios gobernaba a su pueblo del pacto en el Antiguo Testamento, mientras establecía su pacto por gracia (Génesis 17:7). El Nuevo Testamento demuestra que el rol de la ley no es justificar, sino mostrarnos lo que es el pecado. Fue sólo un ayo para llevarnos al Cristo (Gálatas 2:16; 3:24).

La regeneración se refiere al cambio espiritual producido en una persona por obra del Espíritu Santo, esto es la nueva vida. El cambio es de muerte espiritual a vida espiritual. Es un cambio en la naturaleza misma de la persona, a una en comunión con Dios. El Nuevo Testamento presenta explícitamente la doctrina (2 Corintios 5:17; Efesios 2:1; 1 Juan 4:7), mientras el Antiguo Testamento la deja implícita. Moisés habla a los israelitas de «circuncidar sus corazones» (Deuteronomio 30:6). Isaías también describe los cambios de un modo que se asemeja a la descripción que el Nuevo Testamento hace del nuevo nacimiento (Isaías 57:15).

La justificación aparece por primera vez en la Biblia en relación con Abraham. Las Escrituras dicen que Abraham creyó las promesas de Dios y que esta fe le fue contada por justicia (Génesis 15:6; Romanos 3:23; 4:12; Gálatas 3:6). Si el cumplimiento personal de la ley fuera necesario para la justificación delante de Dios, nadie podría ser salvo. Los creyentes en Dios son justificados por la fe en el Cristo, que es el sacrificio de Dios. Esto satisface la justa demanda de Dios; todos los que confían en el Cristo son contados como justos (Romanos 4:5; 5:1).

La santificación es la obra de Dios al desarrollar una nueva vida y llevarla a la perfección delante de Él. Consiste en ser separado de la vida de pecado y ser apartado para un propósito divino. Aunque los cristianos son plenamente santificados en el Cristo, gradualmente llegan a ser en la práctica lo que ya son posicionalmente (Romanos 6:11; 12:1; 1 Corintios 1:2).

La glorificación es la consumación de la obra de Dios en el creyente. En la justificación Dios lo lleva a una posición de justicia delante de Él. En la santificación, Dios obra en el cristiano para llevarlo a la imagen de Jesucristo. Glorificación es cuando Dios presenta al creyente perfecto y sin pecado en el cielo (Romanos 8:30).

LA TRINIDAD EN LA BIBLIA.

DESARROLLO HISTÓRICO DE LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD.

LA PALABRA TRINIDAD NO APARECE EN LA BIBLIA; SIN EMBARGO, ES una palabra teológica que expresa la clara enseñanza de las Sagradas Escrituras, especialmente del Nuevo Testamento. El primer teólogo de la Iglesia que usó la expresión fue Teófilo que habló de Dios como trías. El gran padre de la iglesia latina, Tertuliano, desarrolló el concepto de trinitas, un Dios en tres personas. A pesar de que los padres de la Iglesia en el segundo y tercer siglo hablaron de las tres personas de la divinidad aunque reconocían la existencia de un sólo Dios, los concilios de Nicea (325 d.C.) y Constantinopla (381 d.C.) dieron la expresión más completa a la doctrina bíblica.

La Biblia enseña explícitamente que hay un Dios único.

Enseñanza del Antiguo Testamento.

La creencia en un sólo Dios en el antiguo mundo del Mediterráneo era exclusiva de la nación de Israel. La fe de Israel se da en la famosa Shema. «Oye, Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Deuteronomio 6:4). Reiteradamente la enseñanza de la Ley y las declaraciones de los profetas de Dios confirman esta verdad absoluta.

Enseñanza del Nuevo Testamento.

La Iglesia continuó la enseñanza de las Escrituras hebreas, al igual que la enseñanza del Señor Jesucristo, de que hay un sólo Dios (1 Corintios 8:6; Efesios 4:6; 1 Timoteo 2:5). Hizo esto en contraste con el politeísmo desenfrenado que penetraba todo el mundo greco-romano con su multitud de dioses, incluido el culto al emperador como dios en la segunda parte del primer siglo. Cuando los apóstoles y más tarde la Iglesia comenzaron a articular este monoteísmo en contra de la religión pagana, fue necesario explicar cómo podía ser coherente esta creencia en un sólo Dios con la creencia de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo cada uno es Dios y, sin embargo, todavía son un sólo Dios.

Las Escrituras enseñan que tres personas son un Dios único.

Destellos de la Trinidad en el Antiguo Testamento Uso de la palabra Elohim con verbos en singular. La palabra más común para Dios en hebreo es Elohim. Este sustantivo está en plural, mientras en diversos lugares el término para Dios está en singular como El o Eloah. A pesar de la palabra en plural para Dios, la verdadera fe judía era fuertemente monoteísta. Cuando se usa Elohim acerca del Dios de Israel, se usa con verbos en singular, para indicar que el Dios de Israel es un ser único. El plural permite la expresión de pluralidad para Dios como se revela después en el Nuevo Testamento, pero la gramática hebrea puede también simplemente usar el plural de plenitud.

ENSEÑANZA BÍBLICA SOBRE LA TRINIDAD.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE HAY UN SÓLO DIOS

Antiguo Testamento.

El credo de Israel, la Sheme (Deuteronomio 6:4), enfatiza la unicidad de Dios; «Oye, Israel, Jehová nuestro Dios, uno es» (Éxodo 20:2, 3; 3:13-15)

Nuevo Testamento.

Los primeros apóstoles del Señor creían en un sólo Dios (1 Corintios 8:4-6; 1 Timoteo 1:17; 2:5, 6; Santiago 2:19).

LA BIBLIA HABLA DE DIOS COMO DE TRES PERSONAS DISTINTAS.

Antiguo Testamento.

Dios el Padre se distingue del Hijo en el Salmos 2:7 (Salmos 68:18; Isaías 9:6; 61:1-3; Hechos 1:1-13), y el Espíritu Santo se presenta como distinto de ellos, dos. Se ve que el Padre es Dios en Isaías 63:16, el Hijo en 9:6 y el Espíritu en Génesis 1:1, 2 (Éxodo 31:3; Jueces 15:14; Isaías 11:2).

Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento expresa en palabras claras que el padre de nuestro Señor Jesucristo es Dios (Juan 1:18; 1 Corintios 8:6; Filipenses 2:11; 1 Pedro 1:2). Nadie discute esta verdad. Los autores del Nuevo Testamento en numerosos lugares presentan a Jesucristo como Dios Además, Pedro llama Dios al Espíritu Santo (Hechos 5:4). Sin embargo, se presenta en el bautismo de Jesús como distinto de Jesús, y como distinto del Padre y del Hijo en la bendición apostólica.

LA BIBLIA ENSEÑA QUE TRES PERSONAS DISTINTAS TIENEN LOS ATRIBUTOS DE DIOS.

Antiguo Testamento.

El Padre posee los atributos divinos (Salmos 90:2; Jeremías 17:10; 23:24). El Hijo tiene los atributos de la divinidad (Isaías 9:6, 7; Daniel 7:13, 14). El Espíritu Santo posee los atributos divinos (Génesis 1:2; Salmos 139:7; Nehemías 9:20).

Nuevo Testamento.

El Padre posee características divinas (Juan 7:28; Romanos 2:4; 1 Pedro 1:5; Apocalipsis 15:4). El Hijo se presenta como poseedor de la naturaleza de Dios (Mateo 18:20; Juan 1:2; 2 Corintios 12:9; Apocalipsis 3:7), y el Espíritu de Dios se presenta en forma similar (Hechos 1:8; Romanos 15:19; 1 Corintios 2:11; 1 Juan 5:6).

LA BIBLIA ENSEÑA QUE TRES PERSONAS DISTINTAS REALIZAN LAS OBRAS DE DIOS.

Antiguo Testamento.

El Padre se presenta en el Antiguo Testamento como el Creador (Salmos 102:25), y también los otros miembros de la divinidad. Génesis 2:7 usa el plural para identificar más de una persona en el ser de Dios. Si entendemos a Jesús, el Logos, como la Sabiduría de Dios, por la cual hizo el mundo, el Hijo también se insinúa como Creador en el Antiguo Testamento. El Espíritu de Dios es la fuerza creadora que se cierne sobre las aguas en Génesis 1:2 (cf. con Job 26:13).

Nuevo Testamento.

Mientras el Padre y el Espíritu se identifican más claramente en el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento presenta enfáticamente a Jesús como el Creador (Juan 1:1-3; Colosenses 1:16).

El uso de pronombres personales en plural. En tres ocasiones el Antiguo Testamento usa pronombres personales en plural al hablar de Dios. La primera se refiere a la creación de la humanidad: «Hagamos al hombre a nuestra imagen» (Génesis 1:26). La segunda pertenece a Dios cuando decide confundir las lenguas humanas en la torre de Babel: «Descendamos» (Génesis 11:6-9). La tercera referencia es en el llamado a una misión: «¿Quién irá por nosotros?» (Isaías 6:1-8).

El Ángel de Jehová. Varias veces en las Escrituras hebreas se hace referencia al «Ángel de Jehová». Del contexto resulta evidente que estas referencias no hablan simplemente de un mensajero creado por Dios, sino de Dios mismo. En ciertos contextos el Ángel de Jehová se identifica como Dios mismo (Génesis 16:7-13; 18:1-22), pero en otros se distingue de Dios (Génesis 19:1-28, especialmente el v. 24; Zacarías 1:12, 13; Malaquías 3:1). Es muy probable que tales apariciones sean del Cristo pre encarnado, quien es la revelación del Padre (Juan 1:18; Hebreos 1:1-3). Las apariciones del Ángel de Jehová terminan después de la encarnación, porque ahora la revelación de Dios está presente como un hombre en la persona de Jesucristo (cf. Éxodo 14:19 con Éxodo 23:20; 1 Colosenses 10:4).

Enseñanza explícita del Nuevo Testamento.

La enseñanza de Jesucristo sobre su relación con el Padre y con el Espíritu Santo. Jesús es el Hijo del Padre. Jesús se llama a sí mismo el Hijo de Dios, y también llama a Dios su Padre de un modo que da a entender una asociación profundamente única. Además, Jesús dice tener una relación con el Padre como la de una asociación que se remonta a toda la eternidad. En otras ocasiones Jesús hace declaraciones y obras que hacen que otros reconozcan su afirmación de igualdad con Dios. La acusación específica de blasfemia contra el Cristo fue su reconocimiento de ser el Hijo de Dios (Lucas 22:70). Estos textos identifican a la persona de Jesús, preexistente al mundo, como Dios, sin embargo, distinto de Dios el Padre.

Como Jesús el Hijo, el Espíritu Santo también es una persona divina. Antes que dejara la tierra para estar con el Padre, el Cristo prometió un Consolador similar, pero distinto de Él mismo. Él y el Padre vienen al creyente por medio de esta persona, el Espíritu Santo.

En un sentido cada cristiano se identifica con el Dios trino. Jesús en su oración intercesora en Juan 17, indica que Dios iba a morar en los creyentes en el Cristo: «Yo en ellos y tú en mí» (Juan 17:23).

Enseñanza de los apóstoles sobre la Trinidad. A Dios se le llama Padre del Señor Jesucristo y de los cristianos (Ef 1.2; Fil 1.2; 2 Jn 3). El apóstol Juan llama a Jesús específicamente Dios (Jn 1.1, 18; 8.58). En diversos lugares Pablo identifica a Jesús como Dios (Ro 9.5; Fil 2.6; Tit 2.13), al igual que Pedro (2 P 1.1). Pedro declara que el Espíritu Santo es Dios (Hch 5.4) y lo pone en lista con el Padre y el Hijo (Mt 28.19; 2 Co 13.14).

LA DOCTRINA EN LAS ESCRITURAS.

Clasificaciones de la teología.

LA TEOLOGÍA ES SENCILLAMENTE EL PENSAMIENTO ORGANIZADO acerca de Dios. Los diversos modos de organización de tales pensamientos dan como resultado diversos tipos de teología, cada cual con sus propios méritos. La teología cristiana presupone la existencia de Dios (teología propia) y su revelación de sí en la Biblia (bibliología). Estas presuposiciones no se dan sin un firme fundamento intelectual; por cierto constituyen dos grandes categorías de doctrina por derecho propio. La teología propia y la bibliología forman el punto de partida y el fundamento para la verdadera teología cristiana. Mientras más doctrinas se estudian, más seguro se hace el fundamento; pero hay algunas presuposiciones necesarias si el estudiante de las Escrituras va a principiar correctamente. Un adagio dice: «Un buen comienzo es la mitad de la tarea».

La doctrina es la suma o descripción de la verdad que se encuentra en la Biblia. La teología es el proceso de llegar a esa doctrina. Los principales modos de enfocar el estudio de la teología son la teología bíblica, la teología histórica, la teología sistemática y la teología práctica.

Teología bíblica. Tiene que ver con el desarrollo de la verdad en libros y pasajes específicos de las Escrituras. Reconoce la revelación progresiva de Dios (definida abajo) y en consecuencia no es su propósito presentar el todo de una doctrina bíblica, sino establecer qué porción de la doctrina enseña el pasaje en consideración. Los diversos libros de la Biblia fueron ocasionados por circunstancias y necesidades específicas. En consecuencia, el intento de un autor no es desarrollar completamente la doctrina, sino más bien enseñar la verdad necesaria para alcanzar el propósito que la ocasión requiere.

Teología histórica. Trata de las perspectivas teológicas establecidas por los cristianos a lo largo de los siglos. Este enfoque mira la enseñanza según se ha desarrollado a lo largo del tiempo. Estudiar la forma de entender las Escrituras ayuda al buscador moderno de la verdad a clarificar su pensamiento acerca de muchas doctrinas importantes.

Teología sistemática. Es la presentación organizada de las diversas doctrinas, con plena consideración de la teología bíblica y la histórica. Se desarrollan las doctrinas y se articulan como una parte o subconjunto de la estructura total de la teología sistemática. Esto no significa que la tradición tiene igual peso que la Biblia en el desarrollo de la doctrina. Más bien, respeta con humildad el hecho de que otros pensadores a través de las edades han luchado con las mismas verdades bíblicas, ayudados por la iluminación del mismo Espíritu Santo. Las conclusiones y pensamientos del pueblo de Dios a través de los siglos pueden contribuir a la comprensión actual de las Escrituras.

Teología práctica. Enfatiza la correlación de la teología con las necesidades de la vida. Muestra las conexiones entre doctrina y aplicación, y presta atención a las formas en que la teología se relaciona con los problemas acerca de la ética y la sociedad, la interacción de las personas y la misión de la Iglesia.

BIBLIOLOGÍA

Significado

Doctrina de la Biblia, acerca de la naturaleza de la revelación, inspiración, infalibilidad e iluminación.

Libros clave.

Deuteronomio, Salmos, Mateo, 1 y 2 Timoteo, 2 Pedro.

Pasajes del Antiguo Testamento.

Deuteronomio 6:4-9; 1 Reyes 16:1; Salmos 19; 111:7, 8; 119; Isaías 40:8; Jeremías 1:9; 13:1.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Mateo 5:18; Lucas 11:51; Juan 10:34-36; 1 Timoteo 5:18 (con Deuteronomio 25:4 y Lucas 10:7); 2 Timoteo 3:15, 16; 2 Pedro 1:4, 20; 3:15, 16.

TEOLOGÍA PROPIA.

Significado.

Doctrina de Dios basada en su revelación de sí mismo al hombre.

Libros clave.

Génesis, Job, Isaías, Juan, Romanos

Pasajes del Antiguo Testamento.

Génesis 1.1; Éxodo 3:14; Deuteronomio 6:4; 1 Reyes 8:27; Job 42:1-6; Salmos 139:7-12; Isaías 57:15; 65:1; 66:1; Jeremías 32:17, 27.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Juan 4.24; 5:26; 17:3; Romanos 1; 9:18; 11:22, 33-36; 1 Corintios 1:20; 1 Timoteo 1:17; Santiago 1.17.

CRISTOLOGÍA

Significado.

Doctrina de Jesucristo.

Libros clave.

Isaías, Miqueas, Juan, Filipenses, Colosenses, Hebreos.

Pasajes del Antiguo Testamento.  

Génesis 3:15; Salmos 2:7; Isaías 7:14; 9:6; 53; 61:1, 2; Miqueas 5:2; Zacarías 9:9.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Juan 1:1-18; 14:7-11; Filipenses 2:6-8; Colosenses 1:15-19; 2:9; Hechos 1:1-8; 2:18; Apocalipsis 1:13-18.

NEUMATOLOGÍA.

Significado.

Doctrina del Espíritu Santo.

Libros clave.

Génesis, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios.

Pasajes del Antiguo Testamento.

Génesis 1:2; 6:3; Jueces 14:19; 1 Samuel 16:13; Salmos 139:7; Isaías 40:13, 14; Ezequiel 2:2; Miqueas 3:8; Zacarías 12:10.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Lucas 1:35; Juan 14-16; Hechos 2:1-4; 13:2, 4; Romanos 8; 1 Corintios 6:19; 12-14; 2 Corintios 13:14; Gálatas 5:22, 23; Efesios 1:13; 4.30; 5:18.

ANGELOLOGÍA.

Significado.

Doctrina de los ángeles caídos y no caídos.

Libros clave.

Génesis, Job, Daniel, Zacarías, Mateo, Hechos, 1 Corintios, 2 Corintios, Hebreos y Apocalipsis.

Pasajes del Antiguo Testamento.

Génesis 16; 18; 19; 24:7, 40; Job 1:6, 38:7; Salmos 103:20; 148:2, 5; Isaías 6:1-3; Daniel 9:20-27; Zacarías 1:9, 13, 14; 3:1, 2; 4:1.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Mateo 13:41, 49; 28.2-5; Hechos 1:10; 5:19; 12:7; 1 Corintios 13:1; 2 Corintios 11:14; Hebreos 1:6, 7; 2:2, 5; Apocalipsis 1:1; 5:2; 7:2; 8:5; 22:16.

ANTROPOLOGÍA.

Significado.

Doctrina del pecado.

Libros clave.

Génesis, Salmos, 2 Corintios.

Pasajes del Antiguo Testamento

Génesis 1:27; 2:20-23; 3:19; 9:6; Salmos 8:4, 5; 139:14; Isaías 43:7; Eclesiastés 7:29.

Pasajes del Nuevo Testamento.

2 Corintios 4:16; 5:17, 6-8; Efesios 5:29; Hebreos 9.27.

HAMARTIOLOGÍA.

Significado.

Doctrina del pecado.

Libros clave.

Génesis, Job, Salmos, Romanos.

Pasajes del Antiguo Testamento.

Génesis 2:17; 3:14-24; Job 14:4; 15:14; Sal 51:4, 5; Isaías 53:6; Habacuc 1:13.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Romanos 1:21, 28; 3:23; 6:20; 7:20; 2 Corintios 4:4; Efesios 4:18; Tito 1:15; Apocalipsis 20:11-15.

SOTERIOLOGÍA.

Significado.

Doctrina de la salvación.

Libros clave.

Génesis, Salmos, Isaías, Juan, Romanos, Hebreos.

Pasajes del Antiguo Testamento.

Génesis 3:15; 22:12-14; Éxodo 12:1-13; Levítico 1:1-9; Salmos 51; Isaías 53:3-12.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Juan 1:29; 3:3-8; Romanos 5:12-21; 8:1-4; Efesios 2:5, 8; Tito 2:11; Hebreos 3; 2:10-18; 5:9; 9:28; Apocalipsis 1:5, 6; 5:9, 10; 12:11.

ECLESIOLOGÍA.

Significado.

Doctrina de la Iglesia.

Libros clave.

Hechos, 1 Corintios, Efesios.

Pasajes del Antiguo Testamento.

No se revela como tal en el Antiguo Testamento (Efesios 3:4-6)

Pasajes del Nuevo Testamento.

Mateo 16:18; 18:15-20; Romanos 16:5; 1 Corintios 16:19; Efesios 1:22, 23; 5:23; Filipenses 2; Colosenses 4:15; 1 Timoteo 3; Tito 1:5-9.

ESCATOLOGÍA.

Significado.

Doctrina de las últimas cosas.

Libros clave.

Génesis, Profetas Mayores y Menores, Mateo, 1 y 2 Tesalonicenses, 2 Pedro, Apocalipsis.

Pasajes del Antiguo Testamento.

Génesis 12:2; 13:14, 15; 15:7; 2 Samuel 7:12-16; Ezequiel 20:34-38; Daniel 12:13.

Pasajes del Nuevo Testamento.

Mateo 24:4-51; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 5:1-3; 2 Tesalonicenses 2:1-12; 1 Pedro 4:7; 2 Pedro 3:3-13; Judas 6-7; Apocalipsis 1:7-8; 4:1-11; 20:4-15; 21:1-8.

El desarrollo de la doctrina en la Biblia.

Para entender el desarrollo de la doctrina, es necesario entender dos conceptos: la revelación progresiva, y cómo la Iglesia desarrolló su teología.

La revelación progresiva significa que Dios trabajó a lo largo del tiempo, con diversas personas y a través de diferentes medios, para revelarse Él mismo y su verdad en la Biblia. Una clara indicación de esto se encuentra en Hebreos 1:1-3 y en 1 Pedro 1:10-12. Debido a esto, en cuanto a doctrina solemos dar más peso a las porciones más tardías de las Escrituras, porque dan una explicación más completa de muchas enseñanzas. Sin embargo, los escritores bíblicos posteriores a veces presuponen un conocimiento bien desarrollado de parte de sus lectores de modo que no declaran el conocimiento que suponen que tienen. En tales casos las porciones más antiguas de las Escrituras dan un entendimiento más completo de algunos aspectos doctrinales.

El desarrollo teológico en la Iglesia ha sido necesario debido a la naturaleza ocasional y no sistemática de los escritos del Nuevo Testamento. La Biblia contiene suficiente verdad para el establecimiento de una doctrina clara y coherente, pero raras veces presenta esa verdad en una enseñanza sistemática. En consecuencia, las personas en la Iglesia han contribuido necesaria y apropiadamente con pensamientos y organización a medida que se han expresado y extendido las verdades de la Biblia en su escenario histórico e intelectual.

Importancia práctica de la doctrina.

Dios no pretende que la enseñanza bíblica o doctrina se detenga con la iluminación del intelecto. La iluminación es un primer paso necesario, pero el propósito de la verdad es que impacte el pensamiento, los hábitos y la conducta de los receptores. En las Escrituras hay abundantes ejemplos de esto (por ejemplo, Romanos 12:1; 2 Pedro 3:11). La intención del patrón de las Escrituras es que al entender la verdad sea motivada la aplicación de esa verdad. Aprender siempre sin reconocer la verdad (2 Timoteo 3:7) es una descripción de un proceso cristiano de pensamiento como un corto circuito en la mente en que no se llega a poner por obra lo aprendido. El autor de Hebreos nos dice en Hebreos 5:11-14 que la madurez cristiana viene por medio de la práctica de la verdad bíblica, no sólo por la posesión del conocimiento. Santiago escribe que tenemos que ser «hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores» (Santiago 1:22).

Sin embargo, es un error teológico y práctico invertir el orden y hacer una aplicación de la verdad y luego edificar una doctrina a partir de esto. Como ejemplo, la aplicación de la negación de sí para una persona no debiera proceder de una prescripción de un estilo de vida por otro. Romanos 14 ilustra la claridad en convicción y la caridad en la extensión de esa convicción a otros. Las prácticas dogmáticas sin la verdad fundamental se convierten en un sistema de religión sin poder.

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