lunes, 7 de diciembre de 2020

JESÚS Y LA CRUXIFICCIÓN.


Mateo 27: 32-56.

Crucifixión y muerte de Jesús

32. Al salir, encontraron a un varón de Cirene de nombre Simón, que fue obligado a cargar su cruz. 33. y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido significa La Calavera, 34. le dieron a beber vinagre mezclado con hiel, pero después de probarlo Él se negó a beberlo, 35. y después de crucificarlo repartieron sus vestidos echando suertes, 36. y sentados, lo vigilaban allí. 37. Luego le colocaron sobre la cabeza una inscripción con la causa de su muerte: ESTE ES JESÚS, REY DE LOS JUDÍOS. 38. Y crucificaron junto con Él a dos ladrones: uno a su derecha y otro a su izquierda. 39. Y los que pasaban lo insultaban, y meneando la cabeza, 40. decían: Tú que derribas el templo y en tres días lo reedificas, si eres el Hijo de Dios, líbrate a tí mismo y baja de la cruz. 41. También de igual modo se mofaban los principales sacerdotes, junto con los escribas, los ancianos y los fariseos, 42. diciendo: Salvó a otros, ¿no podrá salvarse a sí mismo? Si es el Rey de Israel, que baje ahora de la cruz para que veamos y creamos en Él. 43. HA PUESTO SU CONFIANZA EN DIOS; QUE LO LIBRE AHORA SI SE HA COMPLACIDO EN ÉL, porque dijo: 'Soy el Hijo de Dios'. 44. Y los ladrones que estaban crucificados junto con Él lo insultaban también de igual manera. 45. Y hubo tinieblas sobre toda la Tierra desde las doce del día hasta las tres de la tarde. 46. Y cerca de las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz, diciendo: ¡EL, EL! ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO? 47. Y algunos de los que estaban allí decían al escucharlo: A Elías ha llamado este. 48. En ese momento corrió uno de ellos y tomó una esponja, y empapándola de vinagre, la colocó en una caña y le daba para que bebiera. 49. Pero los otros decían: Deja; veamos si Elías acude a librarlo. 50. Entonces Jesús, clamando de nuevo en alta voz, expiró. 51. Y al instante el velo del templo se rasgó en dos, de arriba hacia abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron, 52. y se abrieron las tumbas, y muchos cuerpos de santos que habían muerto, resucitaron. 53. y salieron, y después de la resurrección de Jesús, entraron a la santa ciudad y se aparecieron a muchos. 54. Entonces el centurión y los que estaban con él vigilando a Jesús, al ver el temblor y las cosas que acontecieron, tuvieron mucho miedo, y dijeron: En verdad este era hijo de Dios. 55. Y muchas mujeres, las que habían ido en pos de Jesús desde Galilea para servirle, se encontraban allí, observando desde cierta distancia, 56. entre quienes se hallaban Mariam de Magdala, Mariam la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.


         
La crucifixión fue el tipo de muerte usada con Jesús, inspirado quizás en la antigua costumbre de empalamiento, ya que la palabra griega stauros (cruz), significa estaca o palo vertical. Inventada posiblemente por los persas o fenicios, la usaron los griegos y cartaginenses, y sobre todo los romanos.

            Además de la crux simplex o palo vertical, se emplean otras formas. La crux commissa (o de San Antonio) que tenía la forma de una T mayúscula, y la crux immissa, en que el palo vertical sobresalía sobre el horizontal. Según la tradición, esta última fue la cruz en que murió Jesús. La referencia en los Evangelios al título sobre la cabeza de Jesús (Mt 27:37) respalda esta idea. El uso de la  crux decusata (de San Andrés), en forma de X, no se ha podido comprobar definitivamente.

         La cruz consistía en un palo vertical de unos 2½ m de largo (que muchas veces se dejaba permanentemente en el lugar de ejecución), el palo transversal o patibulum, y una saliente de madera o sedile, que servía de asiento para sostener el cuerpo del crucificado y prolongar así su martirio.

         Para los escritores romanos, la crucifixión era “el suplicio más cruel y horroroso de todos”. Se aplicaba generalmente a esclavos y a libres no romanos, por crímenes de robo, homicidios, traición o sedición. Después de haber sido condenado, el reo sufría los azotes prescritos, lo que a veces producía la muerte. Luego se le imponía el patibulum y se le llevaba por las calles principales hacia un lugar fuera de la ciudad. Iba custodiado por cuatro soldados, y llevaba un “título” o tablilla blanca con su nombre y delito escrito.

         Cuando los evangelistas escuetamente dicen que del Cristo que “le crucificaron”, se refieren a un proceso bien conocido. En el lugar de ejecución el reo era desnudado y sus vestidos se tomaban como botín. Luego de haberle atado o clavado las manos al patibulum, levantaban este con la víctima, y lo colocaban en su lugar, de manera que los pies quedaban a poca distancia de la tierra. Los pies, como las manos, podían ser atados o, como en el caso del Cristo, clavados a la cruz (Lucas 24:39). Los restos recién descubiertos de un crucificado en Palestina, que un solo clavo había atravesado lateralmente ambos tobillos. Por último se aseguraba el título, dejando a la víctima en agonía.


Había varias formas de cruces. La crux immisa es la que se presenta en el arte como aquella en que murió el Redentor.

            Lo horrible de la muerte por crucifixión se debía en parte al intenso dolor causado por la flagelación, los clavos, y la posición incómoda del cuerpo que dificultaba la respiración. Además, la deshidratación por la pérdida de sangre y la calentura producían una sed intolerable. A esto hay que agregar la vergüenza que sufría el condenado al verse desnudo frente a los curiosos que pasaban insultándole. Los judíos acostumbraban ofrecer una bebida narcótica para aliviar el sufrimiento, bebida que Jesucristo rehusó (Mateo 27:34).

                El crucificado moría lentamente, casi siempre el segundo día, pero a veces hasta el octavo. El exceso de sangre en el corazón, debido a la obstrucción de la circulación, combinado con la fiebre traumática, el tétano y el agotamiento, además del intenso calor que tenían que soportar en el día y el frio en las noches, mataban a la víctima muy lentamente. Para acelerar la muerte de un crucificado, se le quebraban las piernas con un martillo (costumbre llamada crurifragium, comparece Juan 19:32-33. 32. Entonces vinieron los soldados y quebraron las piernas al primero, así mismo al otro que había sido crucificado junto con él, 33. pero al llegar a Jesús, viéndolo ya muerto, no le quebraron las piernas) antes de traspasarle con espada o lanza o bien se le ahogaba con humo.

         Cuando los escritores del Nuevo testamento hablan de la cruz no se refieren al sufrimiento que causaba sino a su significado. La cruz en varios pasajes representa todo el mensaje de salvación por la muerte del Cristo (1Corintios 1:18. 18. Porque la palabra de la cruz es locura para los perdidos, pero para nosotros los que somos salvos, es poder de Dios).

         A los griegos les parecía locura que el Mesías hubiera muerto en la forma más ignominiosa (1 Corintios 1:23. 23. pero nosotros proclamamos al Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y locura para los gentiles), y para los judíos esta afirmación era un tropiezo (Gálatas 5:11. 11. Pero en cuanto a mí, hermanos míos, si aún proclamo la circuncisión, ¿por qué soy perseguido? ¿Acaso ha sido invalidado el tropiezo de la cruz?). Para estos, un crucificado caía bajo la maldición aplicada a cadáveres colgados en un lugar público (Deuteronomio 21:22-23. 22. Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, 23. no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad. Comparece 2 Samuel 4:12. 12. Entonces David ordenó a sus servidores, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los colgaron sobre el estanque en Hebrón. Luego tomaron la cabeza de Is-boset, y la enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón). Rechazaban hasta violentamente la idea de la salvación por medio de una cruz (Gálatas 6:12. 12. Los que pretenden hacer alarde en la carne son los que los obligan a circuncidarse, sólo para no ser perseguidos por causa de la cruz del Cristo,… Filipenses 3:18. 18. porque hay muchos que se conducen de otro modo, de quienes muchas veces les he hablado, y aún ahora lo digo lamentándolo, que son enemigos de la cruz del Cristo).

         Los cristianos, sin embargo, veían en la cruz su salvación (1 Corintios 2:2. 2. ni juzgué por mí mismo entre ustedes de acuerdo a lo que yo sé, sino de acuerdo a Jesucristo, y a Él crucificado). El Cristo al llevar nuestros pecados en la cruz (1 Pedro 2:24. 24. Y Él mismo cargó con todos nuestros pecados, levantándolos en su cuerpo a la cruz, para que nosotros, al estar muertos al pecado, vivamos en su justicia, porque por sus heridas fueron ustedes restaurados), sufrió la maldición que a nosotros nos tocaba (Gálatas 3:13. 13. Pero el Cristo nos ha rescatado de la maldición de la ley, al hacerse maldición por nosotros, porque está escrito: 'Maldito todo aquel que es colgado en un madero'). Su muerte en la cruz efectuó la reconciliación con Dios  (Colosenses 1:20. 20. y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, ya sean las que están en la Tierra como las que están en los cielos, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz), como también la reconciliación entre judíos y gentiles (Efesios 2:16. 16. reconciliando con Dios a ambos en un cuerpo, dando muerte a la enemistad mediante su cruz).

         La cruz también simboliza separación de la vieja vida. Por su unión con el Cristo, el creyente participó en Su muerte sobre la cruz (Romanos 6:6. 6. porque sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él, para que el cuerpo de pecado sea inutilizado para que ya no sirvamos al pecado). Como resultado, está libre del dominio del pecado (Romanos 6:11. 11. De esta manera, también ustedes considérense a sí mismos que están muertos al pecado, pero vivos para Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo), del yo egoísta (Gálatas 2:20. 20. porque con el Cristo fui crucificado, y ya no vivo yo, sino que el Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí; 5:24. 24. porque los que son del Cristo crucificaron su carne con todas sus penas y apetitos), y del mundo (Gálatas 6:14. 14. Pero en lo que a mí respecta, no tengo de qué jactarme, sino solamente en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, mediante quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo he sido crucificado para el mundo).

         A veces la cruz en emblema de oprobio y humillación. Al decir que el discípulo debe “tomar su cruz” (Marcos 8:34. 34. Y llamando Jesús a las multitudes y a sus discípulos, les dijo: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame; Lucas 9:23. 23. Decía entonces ante todos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame; 14:27. 27. El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo), Jesús recordaba la escena de un condenado llevando su patibulum por las calles. De igual manera, el seguidor de Jesús tiene que aceptar el desprecio y renunciar a sus derechos propios.    





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