sábado, 23 de noviembre de 2019

CONOZCAMOS LA BIBLIA “JUAN EL BAUTISTA”



“de cierto les digo que entre los nacidos de mujer no ha surgido otro mayor que Juan el Bautista, pero el menos en el reino del Cielo es mayor que él” 
 
I SU VIDA 

Precursor de Jesús que recibió el apodo de “Bautista” o “el que bautiza”, debido a su ministerio característico. Nació seis meses antes que Jesús (Lc 1:26) y bajo circunstancias sobrenaturales (Lc 1:7,18,25). Era de linaje sacerdotal y sus padres fueron Zacarías y Elizabeth, apareció en la historia como profeta del Señor, cumpliendo las profecías tocantes al precursor del Mesías (Is 40:3-5; Mal3:1) y las de Gabriel a Zacarías (Lc 1:5-25) Jesús lo comparó con Elías (Mt 11:14; Mr 9:19-13) y lo destacó como el más grande profeta (Mt 11:7-13; Lc 7:24-36) y como testigo verdadero del Mesías (Jn 5:30-36). 

Según los evangelios sinópticos (Mt 14:1-12; Mr 6:14-29; Lc 3;19-20), Juan el Bautista fue encarcelado debido a sus denuncias contra el mismo Herodes Antipas, quien se había casado con su cuñada Herodías. A instigación de esta, su hija Salomé pidió que Juan el Bautista fuera decapitado; Josefo anota que esto sucedió en la fortaleza de Magueronte, en Perea, antes de una fiesta evidentemente la mencionada en (Jn 5:1). 

II SU MINISTERIO  

Apareció a la usanza de los profetas del AT (Lc 3:1) predicando el arrepentimiento para perdón de pecados. La severidad de su mensaje y su apariencia recordaron al pueblo a Elías (Mt 17:11-13; Jn 1:21) tal como el ángel lo había prometido (Lc 1:17). Su vida ascética, como una especie de voto –nazareo- hacía de Juan el Bautista un hombre de desierto (Mt 3:4; Mr 1:6; Lc 3:4-8; Jn 1:23). 

Los evangelios ubican a Juan el Bautista en una amplia zona despoblada de Samaria y Judea (Betania, Enón Mt 3:1; Mr 1:4; Lc 1:80; 3:2). Su ministerio repercutió entre el pueblo y los dirigentes religiosos, y su autoridad fue tan evidente (Lc 3:10) que causo gran preocupación entre los fariseos (Jn 19:28).  

Después de los descubrimientos de Qumràn, ha tomado nueva fuerza la teoría de que Juan el Bautista, era esenio, y han surgido nuevas tesis que se apoyan en varias similitudes entre él y la comunidad del mar Muerto. Es posible que él supiera de la existencia de dicha comunidad; no obstante, su ministerio y su bautismo tienen una originalidad y creatividad propia. 

III SU ENSEÑANZA  

Con su mensaje matizado con elementos apostólicos Juan el Bautista impulsa al pueblo a buscar a Dios. Mateo y Lucas nos narran parte de su exhortación radical dirigida a diferentes capas sociales: dirigentes religiosos, publicanos, soldados y el pueblo en general atienden la voz autoritativa de su ética (Mt 3:7;-12; Lc 3:7-20). 

Advertía de un juicio inminente valiéndose de unas figuras de fuego inextinguible y de árboles a punto de ser cortados por el hacha; contrastó su propio bautismo en agua con el del Mesías en Espíritu y fuego. Respaldado con su propia vida austera, enseñó la necesidad de oraciones y ayunos (Lc 5:33; 11:1). Tal fue su influencia que después de su muerte, Herodes, al saber del ministerio de Jesús, temió que Juan el Bautista hubiese resucitado (Mt 14:1-12; Mr 6:14-29; Lc 20:5); y el mismo Jesús definió su propia autoridad comparando su ministerio con el de su predecesor (Mt 21:25; Mr 11:30; Lc 20:5).  

El lavamiento practico por Juan el Bautista es confirmado plenamente cuando èl en el acto culminante de su ministerio, bautiza a Jesús (Mt 3:13-17; Mr 1:9-11; Lc 3:21-22). Consiente de su indignidad, accede a la petición del Señor a fin de que ambos “cumplan toda justicia”. 

Según el cuarto evangelio, el bautista habló de Jesús como el “cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29-35) y profetizo que él menguaría mientras Jesús había de surgir en su ministerio (Jn 3:26-30).   

IV SUS DISCIPULOS 

Los seguidores de Juan el Bautista, fieles a su maestro, miraron con preocupación la creciente popularidad de Jesús (Jn 3:25-26); dos de ellos sirvieron de mensajeros cuando Juan sintió dudas acerca de Èl (Mt 11:1-5) fueron los discípulos quienes enterraron los restos de Juan el Bautista (Mr 6:29). Años después, en el transcurso de su ministerio, los cristianos encontraron en Asia Menor algunos seguidores de las enseñanzas de Juan el Bautista (Hch 18:25; 19:1-7) a quienes fue necesario enseñarles con exactitud el camino de, el Cristo. 

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