“de cierto les digo que entre los nacidos de mujer no ha surgido otro mayor que Juan el Bautista, pero el menos en el reino del Cielo es mayor que él”
I SU VIDA
Precursor de Jesús que recibió el apodo de “Bautista” o “el que bautiza”, debido a su ministerio característico. Nació seis meses antes que Jesús (Lc 1:26) y bajo circunstancias sobrenaturales (Lc 1:7,18,25). Era de linaje sacerdotal y sus padres fueron Zacarías y Elizabeth, apareció en la historia como profeta del Señor, cumpliendo las profecías tocantes al precursor del Mesías (Is 40:3-5; Mal3:1) y las de Gabriel a Zacarías (Lc 1:5-25) Jesús lo comparó con Elías (Mt 11:14; Mr 9:19-13) y lo destacó como el más grande profeta (Mt 11:7-13; Lc 7:24-36) y como testigo verdadero del Mesías (Jn 5:30-36).
Según los evangelios sinópticos (Mt 14:1-12; Mr 6:14-29; Lc 3;19-20), Juan el Bautista fue encarcelado debido a sus denuncias contra el mismo Herodes Antipas, quien se había casado con su cuñada Herodías. A instigación de esta, su hija Salomé pidió que Juan el Bautista fuera decapitado; Josefo anota que esto sucedió en la fortaleza de Magueronte, en Perea, antes de una fiesta evidentemente la mencionada en (Jn 5:1).
II SU MINISTERIO
Apareció a la usanza de los profetas del AT (Lc 3:1) predicando el arrepentimiento para perdón de pecados. La severidad de su mensaje y su apariencia recordaron al pueblo a Elías (Mt 17:11-13; Jn 1:21) tal como el ángel lo había prometido (Lc 1:17). Su vida ascética, como una especie de voto –nazareo- hacía de Juan el Bautista un hombre de desierto (Mt 3:4; Mr 1:6; Lc 3:4-8; Jn 1:23).
Los evangelios ubican a Juan el Bautista en una amplia zona despoblada de Samaria y Judea (Betania, Enón Mt 3:1; Mr 1:4; Lc 1:80; 3:2). Su ministerio repercutió entre el pueblo y los dirigentes religiosos, y su autoridad fue tan evidente (Lc 3:10) que causo gran preocupación entre los fariseos (Jn 19:28).
Después de los descubrimientos de Qumràn, ha tomado nueva fuerza la teoría de que Juan el Bautista, era esenio, y han surgido nuevas tesis que se apoyan en varias similitudes entre él y la comunidad del mar Muerto. Es posible que él supiera de la existencia de dicha comunidad; no obstante, su ministerio y su bautismo tienen una originalidad y creatividad propia.
III SU ENSEÑANZA
Con su mensaje matizado con elementos apostólicos Juan el Bautista impulsa al pueblo a buscar a Dios. Mateo y Lucas nos narran parte de su exhortación radical dirigida a diferentes capas sociales: dirigentes religiosos, publicanos, soldados y el pueblo en general atienden la voz autoritativa de su ética (Mt 3:7;-12; Lc 3:7-20).
Advertía de un juicio inminente valiéndose de unas figuras de fuego inextinguible y de árboles a punto de ser cortados por el hacha; contrastó su propio bautismo en agua con el del Mesías en Espíritu y fuego. Respaldado con su propia vida austera, enseñó la necesidad de oraciones y ayunos (Lc 5:33; 11:1). Tal fue su influencia que después de su muerte, Herodes, al saber del ministerio de Jesús, temió que Juan el Bautista hubiese resucitado (Mt 14:1-12; Mr 6:14-29; Lc 20:5); y el mismo Jesús definió su propia autoridad comparando su ministerio con el de su predecesor (Mt 21:25; Mr 11:30; Lc 20:5).
El lavamiento practico por Juan el Bautista es confirmado plenamente cuando èl en el acto culminante de su ministerio, bautiza a Jesús (Mt 3:13-17; Mr 1:9-11; Lc 3:21-22). Consiente de su indignidad, accede a la petición del Señor a fin de que ambos “cumplan toda justicia”.
Según el cuarto evangelio, el bautista habló de Jesús como el “cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29-35) y profetizo que él menguaría mientras Jesús había de surgir en su ministerio (Jn 3:26-30).
IV SUS DISCIPULOS
Los seguidores de Juan el Bautista, fieles a su maestro, miraron con preocupación la creciente popularidad de Jesús (Jn 3:25-26); dos de ellos sirvieron de mensajeros cuando Juan sintió dudas acerca de Èl (Mt 11:1-5) fueron los discípulos quienes enterraron los restos de Juan el Bautista (Mr 6:29). Años después, en el transcurso de su ministerio, los cristianos encontraron en Asia Menor algunos seguidores de las enseñanzas de Juan el Bautista (Hch 18:25; 19:1-7) a quienes fue necesario enseñarles con exactitud el camino de, el Cristo.
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