sábado, 30 de julio de 2016

TIEMPO DE ORACIÓN

Antes de ser cristiano, tal vez oraste antes de comer o en fiestas religiosas o durante tiempos de crisis. Sin embargo, como creyente, la oración debe ser parte de tu vida. La oración ya no es más una opción sino parte integral de todo lo que haces.

Cuando integras la oración a cada aspecto de tu vida, no siempre verás oraciones contestadas de la manera que deseas. Cuando esto sucede, es fácil desanimarse y dejar de orar. Pero Jesús nos ordena orar y nunca abandonar la oración (Lucas. 18:1). "Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar". También Pablo instruye a los creyentes que "nunca dejen de orar" (1 Tesalonicenses. 5:17). "Orad sin cesar". Cuando fallamos en orar, perdemos una de las mayores bendiciones de la vida cristiana, la comunión con Dios, la fuente de poder para nuestra vida. Además, estamos en contra de lo que Dios nos ha instruido hacer.


La Biblia da algunas perspectivas sobre cómo experimentar el poder de la oración en nuestra vida. La siguiente es una lista parcial de lo que debería caracterizar nuestras oraciones como creyentes.

1. ORA CON REGULARIDAD. Dios deses escuchar nuestras oraciones durante todo el día, no sólo antes de las comidas o en momentos de dificultad (Hechos. 10:2). "Era piadoso y temeroso de Dios, junto con toda su casa. Hacía muchas obras de misericordia para el pueblo y oraba a Dios constantemente".

2. ORA SIN IMPEDIMENTOS. Los pecados y otras distracciones pueden afectar negativamente tu vida de oración (Lucas. 22:39-46). 39.Luego salió y se retiró como tenía por costumbre, el monte del Huerto de los Olivos, y sus discípulos también fueron tras Él. 40.Al llegar al lugar, les dijo: Oren para que no entren en tentación. 41.Él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas oraba 42.diciendo: Padre, si es tu voluntad, pase de mi esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43.Entonces se le apareció un ángel del Cielo para fortalecerlo. 44.Y estando con temor oraba con mayor imtencidad, de manera que su sudor era como espesas gotas de sangre. Y se postró en tierra. 45.Después se levantó de su oración, y se dirigió hacia sus discípulos, pero los halló durmiendo a causa de la tristeza. 46.Entonces Él les dijo: ¿Por qué están durmiendo? Levántence y oren para que no enten en tentación.

3. ORA CONFIANDO TENER RESPUESTA. La Biblia nos enseña cómo orar de modo que tengamos la respuesta (1 Juan. 5:14-15). Después de un tiempo, encontrándolo Jesús en el templo, le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más para que no te sobrebenga algo peor que lo primero. Luego el varón fue y le dijo a los judíos que Jesús era el que lo había sanado.

Orar no es imponer al cielo tu voluntad o deseo. Orar es obtener la voluntad de Dios en la tierra. Orar no es una discución   con Dios donde tratas de persuadirlo para que haga las  cosas a tu manera. Orar es una práctica en que el Espíritu de Dios te capacita para vivir a su manera. Orar no es vencer la resistencia de Dios, es obtener su buena voluntad.

A veces, nos gusta quedarnos en la parte final de estos versículos. Pero no olvides la primera parte. Primero tienes que "estar en Cristo" y mantener una relación saludable con él, y marchar siempre hacia adelante. Cuando esto sucede, sabrás que tu voluntad se pone en linea con la de él y que tus peticiones serán el reflejo de lo que Cristo quiere hacer en tu vida y en la de quienes te rodean. Cuando cumples estos requisitos, puedes estar seguro de que Dios te esta escuchando y contestará todas tus oraciones.

4. ORA CON EFICACIA. La oración puede obrar poderosamente en medio de una crisis, cuando el pueblo de Dios se une y clama a él (Hechos. 12:1-17; 18:1-8).

Entonces, por aquel tiempo, el rey Herodes echó mano de algunos de la iglesia para maltratarlos. Y a Jacobo, el hermano de Juan, lo hizo matar a espada. Al ver que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Cuando le tomó preso, le puso en la cárcel, entregándole a la custodia de cuatro escuadras de cuatro soldados cada una, con la intención de sacarle al pueblo después de la Pascua. Así que Pedro estaba bajo guardia en la cárcel, pero la iglesia sin cesar hacía oración a Dios por él. Cuando Herodes iba a sacarlo, aquella misma noche Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los guardias delante de la puerta vigilaban la cárcel. Y he aquí se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro dándole un golpe en el costado y le dijo: --¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos. Entonces le dijo el ángel: --Cíñete y ata tus sandalias. Y así lo hizo. Luego le dijo: --Envuélvete en tu manto y sígueme. Y habiendo salido, le seguía y no comprendía que lo que hacía el ángel era realidad. Más bien, le parecía que veía una visión. Cuando habían pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. Cuando habían salido, avanzaron por una calle, y de repente el ángel se apartó de él.
Entonces Pedro, al volver en sí, dijo: "Ahora entiendo realmente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío." Cuando se dio cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban congregados y orando. Cuando Pedro tocó a la puerta de la entrada, una muchacha llamada Rode salió para responder. Cuando ella reconoció la voz de Pedro, de puro gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro y anunció que Pedro estaba ante la puerta. Ellos le dijeron: --¡Estás loca! Pero ella insistía en que así era. Entonces ellos decían: --¡Es su ángel! Mientras tanto, Pedro persistía en tocar; y cuando abrieron, le vieron y se asombraron. Con la mano Pedro les hizo señal de guardar silencio y les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Luego dijo: --Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y saliendo se fue a otro lugar.
Hechos:12:1-17

Después de esto, Pablo partió de Atenas y fue a Corinto. Y habiendo hallado a un judío llamado Aquilas, natural de Ponto, recién llegado de Italia con Priscila su mujer (porque Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma), Pablo acudió a ellos. Como eran del mismo oficio, permaneció con ellos y trabajaba, pues su oficio era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los sábados y persuadía a judíos y a griegos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicaba exclusivamente a la exposición de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero como ellos le contradecían y blasfemaban, sacudió sus vestidos y les dijo: "¡Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza! ¡Yo soy limpio! De aquí en adelante iré a los gentiles." Se trasladó de allí y entró en la casa de un hombre llamado Tito Justo, quien era temeroso de Dios, y cuya casa estaba junto a la sinagoga. Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa. Y muchos de los corintios que oían, creían y eran bautizados.
Hechos:18:1-8

Esta historia ilustra vividamente cómo Dios actúa en respuesta a las oraciones de su pueblo. Aunque parecía que no había ninguna esperanza para Pedro, el cuerpo de creyentes hizo todo lo que estaba a su alcanse para ayudarlo: clamaron a Dios. ¿Por qué fueron tan efectivas esas oraciones? El secreto se encuentra en el versículo 5. Allí vemos tres pasos básicos que esos cristianos siguieron, en respuesta a lo que parecía ser una situación desesperada.

1- DIRIGIERON SUS ORACIONES A DIOS. Es irónico, pero nuestras oraciones a menudo contienen pocos pensamientos acerca de Dios mismo. Llenamos nuestras mentes con pensamientos acerca de nuestras necesidades en vez de concentrarnos en el Padre celestial. Cuando nos dió la oración del Padre Nuestro, Jesús nos animó a considerar con respeto a quién le estamos orando (Mateo. 6:9-13). Esta actitud te permitirá quitar tus ojos de tu dilema para ponerlos en Jesús y te ayudará a adaptar tu voluntad a la de él.

2- ORAR CON FERVOR. Estos creyentes elevaron constantes y fervientes oraciones por Pedro. Otra traducción de este versículo es: "Orar con agonía". Es la misma frase que se usa para describir la oración de Jesús en el jardín de Getsemaní. Sus oraciones tenían intensidad. Muchas de nuestras oraciones carecen de poder porque no ponemos todo el corazón en ellas. Si ponemos poca intensidad  en nuestras oraciones, no podemos esperar que Dios ponga mucha intensidad en contestarlas.

3- ORAR COMO UN CUERPO. Hay poder en la oración unida. Jesús dice en Mateo. 18:19: "También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo lo hará". Lo que Jesús quería decir es, si dos o más personas comparten la misma carga dada por Dios están seguros de la voluntad de Dios y están de acuerdo con el Espíritu Santo y unos con otros cuando oran, verán resultados extraordinarios.
Alguien dijo una vez: "Satanás tiembla cuando ve al más dévil de los santos sobre sus rodillas". Si tú estás en una mala situación hoy, considera cómo Dios obró a través de las oraciones de aquellos primeros cristianos. No te des por vencido. Si sigues estos principios, verás los resultados a la manera de Dios y en el tiempo de Dios.

5. ORA CON PERSISTENCIA. Dios honra la oración persistente (Lucas. 18:1-8). Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar. Les dijo: "En cierta ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba al hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: 'Hazme justicia contra mi adversario.' Él no quiso por algún tiempo, pero después se dijo a sí mismo: 'Aunque ni temo a Dios ni respeto al hombre, le haré justicia a esta viuda, porque no me deja de molestar; para que no venga continuamente a cansarme.'" Entonces dijo el Señor: "Oíd lo que dice el juez injusto. ¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a él de día y de noche? ¿Les hará esperar? Os digo que los defenderá pronto. Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?"

 Esta parábola ilustra la necesidad de persistir en la oración. Jesús eligió dos personajes diferentes para esta parábola: una viuda pobre, y un juez corrupto. Estos dos personajes no parecen los apropiados para describir nuestra relación con Dios, pero Jesús desea que observemos varios contrastes interezantes en esta historia.
 * La viuda tenía que ir a un juez  corrupto... Nosotros podemos ir a nuestro Padre celestial (Efesios. 3:14)

 Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre,
Efesios:3:14

 * La viuda era una extraña... Nosotros somos hijos de Dios (Juan. 1:12).

 Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios,
Juan:1:12

 * La viuda no tenía acceso al juez.... Nosotros tenemos acceso a Dios (Hebreos. 10:19).

 Así que, hermanos, teniendo plena confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús,
Hebreos:10:19

 * La viuda acudía a la corte legal... Nosotros acudimos al trono de gracia (Hebreos. 4:16)

 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.
Hebreos:4:16

 * La viuda no tenía abogado.... Nosotros tenemos a Jesús como abogado (1 Juan. 2:1).

 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre, a Jesucristo el justo.
1 Juan:2:1

 * La viuda tuvo que agotar la paciencia del juez antes de ser esuchada... Nosotros sabemos que Dios oye nuestras peticiones (Mateo. 7:7-11).

 "Pedid, y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá. ¿Qué hombre hay entre vosotros que, al hijo que le pide pan, le dará una piedra? ¿O al que le pide pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?
Mateo:7:7-11

 Si esta pobre mujer recibió lo que merecía, de un juez corrupto, ¡cuánto más recibiremos nosotros de nuestro amado Padre celestial! Como lo ilustra Jesús, la persistencia recompensa. ¡sigue orando!

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