domingo, 17 de julio de 2016

EL EVANGELIO


La carta al apóstol Pablo a Filemón refleja su pasión por el evangelio, y es un testimonio de los que lo creen. Pablo había estado encarcelado en Roma por predicar el evangelio. Onésimo fue uno de los que recibieron esas "buenas nuevas". Su vida fue transformada. Onésimo era inútil antes de que Pablo le anunciara el evangelio. Pero luego se transformó en útil para Pablo y Filemón (ver Filemón. 11). Antes había sido un esclavo, pero luego fue un hermano en Cristo. Su identidad y carácter habían cambiado.



Pablo ora para que cada creyente anuncie estas nuevas noticias de salvación en Cristo, y para que puedan comprender completamente todo lo que tienen en Él (ver v.6). Para entender el Evangelio uno tiene que entender la condición de la humanidad caída, la cual Pablo resume en Efesios.2:1 "Y el os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire..."

Para sobreponerse a las consecuencias de la caída, hay tres temas básicos que tuvieron que ser resueltos.

Primero, el pecado separa a la humanidad de un Dios Santo, tenía que ser reparado: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Romanos.3:23-24). Jesús murió por nuestros pecados, para que de esa manera nosotros fuéramos perdonados.

Segundo, no es suficiente que nuestros pecados sean perdonados si aún estamos espiritualmente muertos. Pasa salvar a una persona que está muerta, primero hay que revivirla de eso que le causo la muerte. Por causa de la muerte de Cristo sobre la cruz, somos perdonados, y debido a la resurrección de Cristo tenemos una vida eterna:,"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos.6:23). Lo que Adán y Eva perdieron fue la vida espiritual, y Jesús vino para darnos vida (ver Juan 10:10). Como hijos de Dios, hemos recibido una hermosa gloria en Cristo (ver Efesios.1:18) y nos hemos transformado en nuevas creaciones en Cristo (ver 2Corintios. 5:17).

Pablo escribió: "Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado (...) Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana también es nuestra fe" (1Corintios. 15:1, 13-14). Por causa de la resurrección tenemos nueva vida en Cristo, y vida eterna que no es algo que obtenemos cuando morimos físicamente. Recibimos vida eterna en el momento en que nacemos de nuevo: "El que tiene al hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1Juan. 5:12). Jesús dijo: "Yo soy la verdad y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá" (1Juan. 11:25). En otras palabras, aquellos que creen en Jesús continuarán viviendo espiritualmente aún cuando mueran físicamente.

Tercero: "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1Juan. 3:8). Jesús derrotó al diablo y lo dejó desarmado ( ver Colosenses. 2:15) y ya no estamos más sujetos a él porque cada creyente esta ahora sentado con Cristo en los lugares celestiales (ver Efesios.2:6).

"YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA, EL QUE CREE EN MÍ, AUNQUE ESTÉ MUERTO, VIVIRÁ. (JUAN.11:25).

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