¿Cómo es el diablo? ¿Realmente
es como las caricaturas de las fábulas, con un traje rojo, una horquilla,
sentado en el trono del infierno? ¿O viaja por la tierra disfrazado de ángel de
luz?
Desdichadamente, muchas
personas no tienen una imagen acertada del diablo. Muchos lo menosprecian a él
y a su poder, y aun llegan al punto de dudar de su existencia. Una vez alguien
le pregunto al evangelista Charles Finney: «Señor Finney, ¿usted cree que el
diablo es real?» Finney respondió: «Trata de oponerte a él por un tiempo, y
sabrás si es real o no». En el instante que te comprometes con Jesucristo, te
das cuenta de cuan real es el diablo.
La Biblia nos demuestra
claramente lo activo y astuto que es el diablo. Al mismo tiempo, las escrituras
nos dejan saber los límites del diablo y su aniquilación final. Cuanto más
entendamos las tácticas de este inteligente ser espiritual, mejor preparados
estaremos para defendernos de sus ataques. Los siguientes pasajes de las
Escrituras contestan algunas de las preguntas más comunes acerca del
diablo, al cual también se llama
satanás.
1.
¿De
dónde vino Satanás? El
orgullo de Satanás lo guió a su caída del cielo (Ap. 12:7-9)
7Después hubo una gran batalla en
el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón
y sus ángeles; 8pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para
ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente
antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue
arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
2.
¿Cuáles
son las habilidades de Satanás? Satanás
tiene el poder y el acceso para hacer ciertas cosas en este mundo (2 Co. 4:3-4)
3Pero si nuestro evangelio está
aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4en los
cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que
no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la
imagen de Dios.
Algunas personas enseñan que
cuando uno muere entra en un estado de animación suspendida y que
posteriormente somos llamados a la presencia de Dios. Pero este pasaje enseña
claramente que cuando un creyente muere, va directamente al cielo para estar «en el hogar celestial con el Señor».
Esto se ilustra en por lo menos dos lugares más en la Escritura.
1. El
ladrón en la cruz. Cuando
Jesús estaba en la cruz, un ladrón, crucificado también, le dijo que se
acordara de él cuando viniera en su reino. Jesús le dijo inmediatamente: «Hoy estarás conmigo en el paraíso»
(Lucas. 23:40-43)
40Respondiendo el otro, le
reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41Nosotros,
a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros
hechos; mas éste ningún mal hizo. 42Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí
cuando vengas en tu reino. 43Entonces Jesús le dijo: De cierto te
digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
2. El
apóstol Pablo. El
apóstol Pablo escribe: «Quisiera partir y
estar con Cristo» (Filipenses. 1:23)
23Porque de ambas cosas estoy
puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor;
Él
no dice: «deseo partir y estar suspendido
en un sueño del alma por miles de años». Pablo comprendía esta verdad mejor
que la mayoría, porque ya había tenido una visión del cielo. Es probable que
cuando fue apedreado, haya muerto y entrado en la presencia del Señor. Pero Dios
todavía tenía trabajo para Pablo en esta tierra. Así que lo envío de vuelta a
este mundo para que continuara haciendo la obra de Dios (2 Co. 12:2-4)
En
el momento que exhales el último suspiro en la tierra, tendrás el primero en
los cielos. Por eso, no le tengas temor a la muerte. Más bien, disfruta de tu
vida con Cristo y pasa el resto de tu vida aquí encaminando a otros hacía el
Salvador, con quien pasaras la eternidad.
3.
¿Cuáles
son las limitaciones de Satanás? No
debemos menospreciar el poder de satanás, pero debemos darnos cuenta de que es
limitado (2 Timoteo. 4:18)
18Y el Señor me librará de toda
obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
4.
¿Cómo
ataca Satanás a las personas? Satanás
manipula y distorsiona hábilmente para engañar a la gente (2 Corintios.
11:13-15)
13Porque éstos son falsos
apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y
no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así
que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de
justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
5.
¿Quién
puede frustrar los planes de Satanás? Aquellos que rinden su vida a Cristo pueden
derrotar a ese malvado enemigo (Apocalipsis. 12:10-12)
10Entonces oí una gran voz en el
cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro
Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de
nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11Y
ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12Por
lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la
tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo
que tiene poco tiempo.
Dios usa a sus fieles
seguidores para arruinar los planes de Satanás. Aquí hay tres maneras
significativas de cómo los mártires del
evangelio vencieron los ataques de Satanás:
1.
Ellos
lo vencieron por la sangre del cordero. La Biblia dice: «sin derramamiento de sangre no hay perdón» (Hch. 9:22). Es sólo a
través de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz que podemos llegar a Dios.
Estas personas sabían que nunca podrían alcanzar el cielo o vencer las
acusaciones de Satanás por sus propios méritos o habilidades. Sabían que no
cumplían la exigencias de Dios, pero también sabían que «la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado» (1 Juan.
1:7).
2.
Ellos
lo vencieron por su testimonio.
Los creyentes descritos en estos versículos llegaron a comprender lo que Dios
había hecho por ellos, y así lo proclamaron a otros. No sólo comprendieron que
tenían acceso incondicional a Dios, sino que también sabían que «invadir el territorio enemigo» era
alcanzara otros con el mensaje del evangelio.
3.
Ellos
lo vencieron por su actitud hacia la vida. Estos creyentes amaron más a
Cristo que a su propia vida. Soportaron el martirio por su fe porque sabían que
una vida mejor les esperaba con Cristo en los cielos. Como dijo el apóstol
Pablo: «para mí, vivir significa vivir
para Cristo y morir es aún mejor» (Filipenses. 1:21).
La historia relata el caso de
un creyente que fue perseguido por Roma a causa de su fe.
·
Cuando
estuvo delante del emperador, éste le dijo: Renuncia
a tu Cristo o te voy a desterrar.
·
El
cristiano respondió: Tú no puedes
desterrarme de Cristo, porque Dios dice: “Nunca te dejaré ni te desampararé”.
·
El
emperador dijo: Voy a confiscar tu
propiedad.
·
El
cristiano respondió pacientemente: Mis
tesoros están en los cielos, tú no puedes tocarlos.
·
El
emperador dijo: ¡Voy a matarte!
·
El
cristiano respondió: He estado muerto
para el mundo desde hace cuarenta años. Mi vida está escondida con Cristo en
Dios. Tú no puedes tocarla.
·
El
emperador se volvió a algunos miembros de su corte y dijo con rabia: ¿Qué podemos hacer con un fanático como éste?
Que el Señor le dé a la iglesia
más cristianos así.
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