sábado, 16 de agosto de 2014

Conozcamos la Biblia Lamentaciones

        
LAMENTACIONES

Arameo., Ketava d΄Olyata. Se traduce Libro de las Lamentaciones. Atribuido tradicionalmente al profeta Jeremías. Aunque en el canon original es anónimo, la evidencia interna como el estilo, la época y las circunstancias apuntan a Jeremías como su autor. Se fecha de redacción  se sitúa entre el 586 y 538 a.C., épocas de la destrucción de Jerusalén y del retorno del exilio babilónico respectivamente.

CONSECUENCIAS DEL PECADO

EXPLICACIÓN: Dios estaba molesto por la rebelión prolongada de su pueblo. El pecado causó la miseria del pueblo y la destrucción fue el resultado de su pecado. La destrucción muestra la vanidad de la gloria y la soberbia humanas.
IMPORTANCIA: Continuar en rebelión contra Dios es provocar el desastre. Nunca debemos confiar en nuestro liderazgo, recursos, inteligencia ni poder más que en Dios. Si lo hacemos, sufriremos efectos similares a los de Jerusalén.


DESTRUCCION DE JERUSALEN

EXPLICACIÓN: Lamentaciones es un triste cántico fúnebre para la gran ciudad capital de los judíos. Destruyeron el templo, el rey se marchó y el pueblo estaba en cautiverio. Dios les advirtió que los destruiría si lo abandonaban. Ahora, después de todo, el pueblo se dio cuenta de su condición y confesó su pecado.
IMPORTANCIA: Las advertencias de Dios son justificadas. Hizo lo que dijo. Su castigo por el pecado es cierto. Solo al confesar y renunciar al pecado podemos volvernos a Él para que nos libere. Es mucho mejor hacerlo antes de que se cumplan sus advertencias.

ESPERANZA

EXPLICACIÓN: La misericordia de Dios al salvar la vida de algunas personas del pueblo ofrece esperanza de días mejores. Un día el pueblo sería restaurado a una relación verdadera y ferviente con Dios.
IMPORTANCIA: Solo Dios puede librarnos del pecado. Sin Él no hay consuelo ni esperanza para el futuro. Debido a la muerte de Cristo por nosotros y su promesa de regresar, tenemos una esperanza resplandeciente para el mañana.

MISERICORDIA DE DIOS

EXPLICACIÓN: La compasión de Dios obraba aun cuando los israelitas experimentaban la aflicción de sus conquistadores babilonios. A pesar de la infidelidad del pueblo, la fidelidad de Dios fue grande. Utilizó esta aflicción para hacer que su pueblo volviera a Él.
IMPORTANCIA: Dios siempre será fiel a su pueblo. Su obra misericordiosa y purificadora es evidente aun en la aflicción. En esos momentos, debemos orar para pedir perdón y luego ir a Él para que nos libere.

LAMENTACIONES.

         Libro leído en las sinagogas el día de luto por la destrucción del templo (el 9 de Ab=jul./ago.). El nombre de las versiones cristianas se deriva del que se halla en la LXX: threnio (“endechas” o “lamentos”), que fue traducido Lamentaciones en la Vul. El titulo hebreo es eka (“¡cómo!”), clásica exclamación hebrea de lamento (1:1; 2:1; 4:1).
         Consta de cinco poemas en forma de endechas o lamentos fúnebres, de los cuales los cuatro primeros forman un acróstico; cada línea empieza con letras sucesivas del alfabeto hebreo (cp. Sal. 119). Esto sirvió no solo para facilitar la memorización, sino para expresar más plenamente la totalidad del dolor, a lo cual contribuye también el ritmo de las líneas breves y plañideras del cap. 3 y el constante contraste entre la brillante situación anterior y aquella humillante en que la desgracia lamentada  ha sumido a sumido a la ciudad (1:1; 4:1,2).

         La ocasión histórica de os poemas es la toma y destrucción de Jerusalén por los Caldeos (586 a.C.). Aunque no se ofrece prueba histórica directa (excepto 4:22) la coincidencia con las descripciones de los últimos días de Judá son inconfundibles  (sitio: 2R. 25:1,2; Lm. 2:22; 3:5,7;  hambre: 2R. 25:3; Jer. 37:21; Lm. 1:11,19; 2:11,12,19,20; 4:4,5,9,10; fuga del rey: 2R. 25:4,7; Lm. 1:3,6; 2:2; 4:19,20; saqueo del templo: 2R. 25:13,15; Lm. 1:10; 2:6,7; incendio del templo, palacio, etc.: 2R. 25:8,9; Lm. 2:3,5; 4:11; 5:18; matanza de los dirigentes: 2R. 25:18-21; Jer. 39:6; Lm. 1:15; 2:2,20; Lm. Cautiverio de los habitantes: 2R. 25:11,12; Lm. 1:1,4,5; 2:9,14; 3:2,19) y muchas otras. Aunque el tercer poema es individual, se trata de una personificación de Judá (cp. 1:13-16). Son, por tanto, lamentos nacionales, probablemente utilizados en el culto durante los días de ayuno y arrepentimiento (cp. Zac. 7:1-5). Lm. En sí mismo es anónimo, pero generalmente ha sido atribuido a Jeremías por la LXX y la Vul., siguiendo una tradición Judía, tal vez basada en 2Cr.35:25. Este pasaje se refiere a la muerte de Josías y no da base para atribuir Lm., a Jeremías. Los eruditos han debatido la publicidad aduciendo razones de estilo, ideas dominantes y las circunstancias de la vida de Jeremías, pero han llegado a conclusiones opuestas (cp. NBD. y IDB. Lamentaciones). En todo caso, se trata de un testigo (o varios) de la caída de Jerusalén y no puede ser posterior al retorno en 538 a.C.

          El mensaje combina el elemento sacerdotal, el profético y el de la sabiduría (NBD). La angustia del pueblo desolado es presentada a Dios en oración. Pero junto a esta oración intercesora, está el reconocimiento profético: el desastre es un juicio de Dios, Judá ha caído a causa de su pecado. Dios, Sin embargo, castiga para llamar al arrepentimiento (3:25-30) y no dejará de confirmar su pacto (3:19-24). Al mismo tiempo, junto con los libros de sabiduría, Lm. escudriña el misterio del sufrimiento y la voluntad de Dios.          




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