LIBRO
DE EZEQUIEL
Aram.,
Ketava d′ Jazquiel. Se traduce Libro del Profeta Ezequiel. Jazquiel significa
Dios fortalece. La autoría de este libro se atribuye al profeta Ezequiel, hijo
del sacerdote Buzi, y su fecha de redacción se sitúa en el siglo VI a.C.
RESTAURACIÓN
EXPLICACIÓN: Ezequiel consuela al pueblo al
decirle que llegaría el día cuando Dios restauraría a los que se apartaran del
pecado. Dios sería su Rey y Pastor. Daría a su pueblo un nuevo corazón para adorarlo
y establecería un nuevo gobierno y un nuevo templo.
IMPORTANCIA: La
certeza de la restauración futura alienta a los creyentes en momentos de
prueba. Sin embargo, debemos ser fieles a Dios porque lo amamos, no solo por lo
que Él puede hacer por nosotros. ¿Hemos puesto nuestra fe en Él o meramente en
nuestros beneficios futuros?
PECADO
EXPLICACIÓN: Israel
pecó, y el castigo de Dios llegó. Dios utilizó la toma de Jerusalén y el
cautiverio en Babilonia para disciplinar a los rebeldes y hacer que abandonaran
su estilo de vida pecaminoso. Ezequiel les advirtió que no solo la nación tenía
que dar cuenta ante Dios por su pecado, sino también cada individuo.
IMPORTANCIA: No
podemos eximirnos de nuestra responsabilidad ante Dios. Somos responsables ante
Él de nuestras decisiones. En vez de rechazarlo, debemos reconocer el pecado
por lo que es, rebelión en contra de Dios, y optar por seguirlo a Él.
SANTIDAD DE DIOS
EXPLICACIÓN: Ezequiel
tuvo una visión que le reveló la absoluta perfección moral de Dios. Dios era superior
espiritual y moralmente a la sociedad corrupta y comprometida de Israel.
Ezequiel escribió para dar a conocer al pueblo que Dios también estaba presente
en Babilonia, no solo en Jerusalén.
IMPORTANCIA: Debido a
que Dios es moralmente perfecto, nos puede ayudar a vivir por encima de la
tendencia a comprometernos con este mundo. Cuando nos centramos en su grandeza,
nos da poder para superar el pecado y reflejar su santidad.
ADORACIÓN
EXPLICACIÓN: Un ángel
dio a Ezequiel la visión del templo con muchos detalles. La presencia santa de
Dios había abandonado a Israel y al templo debido al pecado de la nación. La
construcción de un templo futuro marcaría el regreso de la presencia de Dios.
Dios limpiaría a su pueblo y restauraría la verdadera adoración.
IMPORTANCIA: Todas
las promesas de Dios se cumplirán bajo el gobierno del Mesías. Los seguidores
fieles serán restaurados a una relación perfecta con Dios y con los demás. Para
estar preparados para este momento, debemos centrarnos en Dios. Hacemos esto
por medio de la adoración cotidiana a Él, a través de la cual aprendemos acerca
de la santidad de Dios y los cambios que debemos hacer en nuestro estilo de
vida.
LIDERES
EXPLICACIÓN: Ezequiel
condenó a los pastores (sacerdotes y líderes) infieles que habían descarriado
al pueblo. Él en cambio sirvió como pastor amoroso y atalaya atento para
advertir a su pueblo acerca de su pecado. Un día el perfecto Pastor de Dios, el
Mesías, guiaría a su pueblo.
IMPORTANCIA: Jesús es
nuestro líder perfecto. Si verdaderamente queremos que Él nos guíe, nuestra
devoción debe ser algo más que palabras. Si se nos ha dado la responsabilidad
de guiar a otros, debemos tener cuidado de ellos aun cuando esto signifique
sacrificar placer personal, felicidad, tiempo o dinero. Somos responsables de
las personas que guiamos.
LIBRO DE EZEQUIEL
El estudio de los manuscritos de Qumrán (Isaías) ha sugerido una división
del libro en dos tomos, lo cual confirma la afirmación de Josefo de que
Ezequiel escribió dos libros entendidos así, el primer tomo termina con una
profecía de la destrucción de Jerusalén
(cap. 24), y el segundo term9na con la profecía de la restauración de Jerusalén
y del templo (cap. 40-48). Ambos tomos contienen una descripción de la vocación
del profeta (3:16-21; 33:1-9).
a.
El
juicio contra Judá y Jerusalén (1-24).
b.
La
liberación y restauración de Israel (25-48).
1.
Juicio contra las naciones opresoras
(26-32)
2.
La regeneración política y espiritual
de Israel (33-39)
3.
El nuevo templo y la nueva Jerusalén
(40-48)
Algunos
mantienen que Ezequiel mismo ordenó el libro, pero actualmente es más común
pensar que algunos discípulos del profeta pusieron los oráculos en el orden
conocido, tal vez añadiendo algunos oráculos propios. No obstante, es evidente que
gran parte del libro es obra del profeta mismo.
La
tensión psicológica y emocional que experimenta Ezequiel se refleja en la
profunda bipolaridad de su teología. Siempre se muestra sensible y fiel en
cuanto a ambos lados de la verdad y expresa ésta en las grandes paradojas de la
revelación divina.
En
su visión inaugural (cap. 1) Ezequiel hace hincapié en la trascendencia, movilidad
y omnipresencia de Dios. Pero termina el libro con la afirmación de que la
nueva Jerusalén se llamará “Jehová allí”, recalcando otra vez la presencia
local de Dios en el templo reconstruido (48:35).
En
la visión inaugural Ezequiel insiste en que Dios es infinito, misericordioso e
incomprensible (1:28). Pero, como ningún otro autor Bíblico, proclama que el
hombre si puede conocer verdaderamente a Dios. Ochenta y seis veces aparecen en
el libro frases como “sabréis que yo soy Jehová” (v.g. 6:7,10,13,14; cp. Jn.
17:3).
Todo
el libro muestra que Dios es el omnipotente soberano, que actúa en toda la
historia humana (caps. 5; 7; etc.). Pero, más que los demás autores bíblicos,
Ezequiel pone de relieve la realidad del pecado que domina aun al pueblo
escogido en muchos momentos de su historia (caps. 16; 20; 23). A la vez que
reconoce la sabiduría divina, recalca que el hombre es un ser responsable de su
pecado, y que está llamado al arrepentimiento (18:31,32). Los tonos oscuros y
repulsivos con que Ezequiel pinta el pecado destacan su concepto de la gracia
divina (v.g.36:25-27).
Como
ningún otro profeta, Ezequiel acentúa la realidad del juicio y la ira de Dios (caps.
5; 7; 20; etc.). Pero también habla con pasión del tierno amor de Jehová, quien
busca a sus ovejas perdidas (caps. 34). No quiere “la muerte del que muere” y
ruega: “convertíos, pues, y viviréis” (18:32).
Ezequiel
fue el primero que instó a la responsabilidad individual (cp. Dt. 24:16), pero
en el famoso cap. 18 tenemos un desarrollo sin paralelo de esta doctrina. Sin
embargo, el libro termina con la visión de una sociedad (caps. 40-48) que no
deja campo para individualismo egoísta, tan común en épocas posteriores.
Con
aun más precisión que Jeremías (cp. 31:31-34), Ezequiel presentó la solución de
la problemática del hombre en la regeneración interior, la obra del Espíritu de
Dios y el sello del pacto renovado (11:19; 18:31; 36:25-27). Pero como
sacerdote (1:3), siempre buscaba la renovación jamás el rechazo del templo,
culto, sacrificios y otras expresiones exteriores de la religión (caps. 40-48).
Como
ningún otro profeta, Ezequiel se puso del lado de Dios y aun expresó deleite en
los juicios divinos (2:8-3:3). Pero, con su profunda conciencia del valor del
individuo, asigno al cuidado pastoral un papel profético. Su hondo sentido de
responsabilidad como “atalaya” (3:16-21; 33:1-9), que debía velar por la salvación
de sus prójimos, no tuvo paralelo humano en la historia bíblica hasta San Pablo
(cp. 9:1-3; 10:1).
El
Dios de Ezequiel es ejecutor de juicio y muerte pero también autor de
resurrección y nueva vida (caps. 37; 47:1-12). Aunque Ezequiel no alcanza a discernir
el sufrimiento con la claridad de Is. 53, es notable que las aguas de vida
brotan desde abajo del altar el lugar del sacrificio en su nuevo templo (47:1).
Aunque
muchos de los elementos individuales de su teología tienen abundantes
antecedentes, Ezequiel mostró una capacidad única en el AT para mantener verdades doctrinales en tensión
paradójica. Por eso muchos lo consideran el teólogo más grande del AT.
Especialmente en los escritos de Juan (agua viva, Jn. 7:38,39; vid, 15:1-6;
visiones, Ap.1; 4; Gog y Magog, y una nueva Jerusalén, Ap. 21 y 22). Pablo
desarrolla sus paradojas teológicas (EPISTOLAS A LOS ROMANOS).
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