LIBRO
DE DANIEL
Aram., Ketava d′ Daniel
Nebya. Se traduce
Libro del Profeta Daniel. Daniel significa El (Dios) es mi Juez. Su autor es el
profeta Daniel, y su fecha de redacción se sitúa en el siglo VI a. C.
DIOS TIENE EL CONTROL
EXPLICACIÓN: Dios todo lo sabe, y está al
frente de los acontecimientos del mundo. Dios gobierna y retira a los líderes
rebeldes que lo desafían. Dios derrotará al mal; nadie está exento. Librará a
los fieles que lo sigan.
IMPORTANCIA: A pesar
de que las naciones ahora contienden por el control del mundo, un día el reino
de Cristo reemplazará y superará a los reinos de este mundo. Nuestra fe está
segura debido a que nuestro futuro está seguro en Cristo. Debemos tener valor y
depositar nuestra fe en Dios quien está al frente de todo.
FIDELIDAD DE DIOS
EXPLICACIÓN: Dios fue
fiel en la vida de Daniel. Lo liberó de la prisión, de un foso con leones y de
los enemigos que lo odiaban. Dios protege a su pueblo y trabaja pacientemente
con ellos.
IMPORTANCIA: Podemos
confiar en que Dios estará con nosotros a lo largo de las pruebas debido a que
Él promete que lo estará. Como Él ha sido fiel con nosotros, debemos permanecer
fieles a Él.
PERSEVERANCIA
EXPLICACIÓN: Daniel
sirvió durante setenta años en una tierra extranjera hostil a Dios, y nunca
cedió en cuanto a su fe en Dios. Fue leal, persistió en la oración y no tuvo
interés en obtener poder para gloria propia.
IMPORTANCIA: Para
poder cumplir su propósito en la vida, necesita poder de permanencia. No
permita que lo que nos hace diferentes como cristianos se diluya. Sea constante
en sus oraciones, permanezca firme en su integridad y conténtese con servir a
Dios en cualquier lugar donde Él lo ponga.
PROPOSITO EN LA VIDA
EXPLICACIÓN: Daniel y
sus tres amigos son ejemplos de dedicación y consagración. Se determinaron a
servir a Dios a pesar de las consecuencias. No se rindieron ante las presiones
de una sociedad pagana debidos a que tenían un propósito claro en la vida.
IMPORTANCIA: Es sabio
hacer que la confianza y la obediencia a Dios sea nuestro verdadero propósito
en la vida. Esto nos dará dirección y paz a pesar de las circunstancias y las
consecuencias. No debemos obedecer a cualquiera que nos pida desobedecer a
Dios. Nuestra lealtad primeramente debe ser para Dios.
LIBRO DE DANIEL
El único libro del AT de carácter
totalmente apocalíptico. La mayoría de sus páginas están escritas en prosas. Su
contenido representa un esfuerzo por entender el proceso histórico, considera
la soberanía de Dios y usa ampliamente el simbolismo, elementos que después
llegó a caracterizar a la literatura
apocalíptica, v.g. Enoc, 2 Baruc, la
asunción de Moisés, etc.
El libro se
divide en dos secciones: caps. 1-6, que consiste en seis narraciones sobre
Daniel y sus tres amigos; y caps. 7-12, los cuales contienen cuatro visiones de
los reinos del mundo y el reino de Dios.
I.
PATERNIDAD LITERARIA
Las dudas respecto al
autor y la fecha de la composición de Dn. Figuran entre las cuestiones más
candentes en el campo de la introducción bíblica de hoy en día.
Basándose en la forma
autobiográfica de la primera parte del libro (Dn. 7:2,4ss.; 8:1s., 15ss.;
9:2ss.), y puesto que Jesús parece atribuirlo al Daniel del siglo VI (Mt.
24:15; Mr. 13:14), la iglesia postapostólica concordó con la principal
tradición judaica, y afirmó que lo había escrito el Daniel histórico, que fue
llevado a Babilonia en 605 a.C. Es interesante notar que otra tradición judaica
afirma que Dn. fue escrito por los miembro de “la gran sinagoga” unos dos
siglos después.
El filósofo judío
Porfirio de Tiro, en su obra Contra los
cristianos, se anticipó a la crítica de los siglos XVIII-XX en cuanto al
autor. Con base en la manera en que el cap. 11 se cumplió en Antíoco IV de los
seleucos, afirmó que el libro debió haberse escrito en la misma época macabea.
Porfirio aseguraba, además, según sus categorías neoplatónicas, que la profecía
no existe.
Hoy en día la gran mayoría
de los estudiosos convienen en que Dn., tal como lo tenemos, construye una
unidad literaria escrita por un solo autor, a pesar de que en el siglo pasado
hubo quienes lo sostuvieron que lo habían escrito hasta nueve redactores. A
partir de las unidad del libro, los
datos que se analizan más frecuentemente y los que tienden a ser determinantes
en cuanto al autor y la fecha son dos: (1) ¿Qué ambiente histórico refleja el
libro? Y (2) ¿Por qué el cap. 11 (y en qué parte el cap. 8) considera
ligeramente las épocas babilónicas y persa (11:2-20), mientras trata
detalladamente la historia respecto del Antíoco Epífanes (v. 21ss.), de la
época griega?
La gran mayoría der
los comentaristas modernos aseguran que Dn. refleja las condiciones que
provocaron las rebelión macabea, y que alguien del siglo II a.C., lo escribió bajo
el seudónimo de Daniel. Para algunos esto contribuye una falsificación o
engaño, y concluyen que el libro no debe pertenecer al canon. Para otros, entre
los cuales se encuentran varios eruditos evangélicos, el seudónimo aquí no
representa más que un recurso literario, que no implica intención alguna de
engañar a nadie ni afecta en nada la confianza en la inspiración y autoridad
del libro. Tanto los de una como los de la otra posición datan Dn. ca. 165
a.C., basándose en que el ambiente histórico parece reflejar la época macabea y
en que el autor del libro predice el fin del poder de Antíoco IV (Dn.
11:40-45), lo cual no coincide con los datos conocidos de su carrera después de
la profanación del templo y el inicio de su persecución. Más bien en el año 165
marcho hacia el E y Murió en Tabes, Persia, de una enfermedad mental en 163
a.C. Así, nuestro autor seudónimo tuvo mejor suerte como historiador que como
profeta.
La posición tradicional sostiene que el Daniel histórico escribió el
libro. En cuanto al ambiente, nada obliga a fechar el libro en el siglo II.
Tampoco se ha probado que el libro contenga errores históricos; incluso, la
identificación de Darío el medo (9:1), repetidamente llamada el problema el
problema histórico crucial, se resuelve al entender que Darío era otro nombre
del gobernador Cubaru, o al entender que el texto de Dn. 6:28 identifica a Ciro
y a Darío como una misma persona.
A
la luz de nuestros conocimientos actuales, el lenguaje de Dn. (el Arameo y
algunas palabras griegas), bien puede reflejar el ambiente del siglo VI. Sin
embargo, la ubicación de Dn. como parte de la tercera división del canon hebreo
y no entre los profetas, tampoco significa que Dn. se escribiera muy tarde.
Probablemente indica sólo que Daniel era un político con el don de profecía y
que nunca ocupó el oficio de profeta como Isaías, Jeremías, et al.
Seguramente,
Dios reveló lo pertinente a Antíoco IV para animar a los fieles del periodo más
crucial, quizás, de la historia de su pueblo Israel. La época macabea (167-142
a.C.) era esencial en la formación del Israel del tiempo propicio para la
venida de Cristo (Gá. 4:4). El que Dn. 11:40-45 sea tan especifico como vv.
20-39, pero no se cumpliera totalmente con Antíoco IV, es muy análogo con las
profecías en cuanto a la venida del Mesías, las cuales no indican que realmente
habría dos venidas, con unos 2.000 años entre ambas. E.d., todavía esperamos
que el verdadero cumplimiento de Dn. 11:40-45, en donde Antíoco IV es apenas
una de las muchas representaciones del –anticristo.
II.
TELOGÍA
La narración de Dn.
llega a su clímax en la visión de 10:1-12:4. Ahí se ve claramente que Dn. trata
de uno de los problemas más agudos de la experiencia humana: la conducta a
seguir bajo un gobierno tiránico que persigue por razones religiosas. Y el
camino que Dn. parece recomendar está bien resumido en las palabras: “el pueblo
que conoce a Dios se esforzara y actuará” (11:32).
La base de todo en el
libro es el conocimiento de Dios (su carácter y su voluntad), verdadero,
profundo y creciente. Se puede ver esto en toda la experiencia personal de
Daniel. La idea determinante es que Dios es soberano del mundo (caps. 2; 7; 8;
10-12) revela que Dios si tiene un plan y que su voluntad se cumplirá. El
creyente puede confiar en Dios, a pesar de las circunstancias.
Dn. muestra una
actitud consecuente en cuanto al compromiso con Dios. No importa cuán
excepcional sea el poder humano que impere, el verdadero creyente no falla en
su obediencia a Dios por acatar disposiciones humanas (1:8-21; 3:1-30; 6:1-28).
En Dn. se encuentra
la figura del “Hijo del Hombre” (7:13,18), término que llego a ser el título
propio de Jesús. También en Dn. se nos presenta la explicación más detallada de
la esperanza de resurrección en el A.T. (12:2).
Uno de los asuntos
más llamativos del libro es la respuesta de Dios a las oraciones del siervo
fiel. En ocasiones Dios manifiesta su poder mediante la aparición de seres
celestiales (9:20-23).
El libro de Dn.
proporciona el marco estructural para el libro de Apocalipsis, y es en el Apocalipsis
donde el contenido de la última semana profética (9:27) se desarrolla.
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