Hebreos
12:14
Corran tras la paz con todos, y tras la santidad, porque sin ella nadie verá a nuestro Señor.
La
pureza es una es una cualidad de la que rara vez oímos. Por lo general, la
relacionamos con la pureza sexual. Sin embargo, la pureza va mucho más allá;
incluye pensamientos sanos, un deseo sincero de hacer lo correcto y un
compromiso a obedecer la palabra de Dios. Jesús se refirió a la importancia de
la pureza cuando prometió que los corazones puros verían a Dios (Mateo 5:8). Al
usar la voluntad, emociones y pensamientos-necesita estar limpio de pecado. Los
siguientes textos de la Biblia se refieren a la pureza y a la manera en que nos
influye como seguidores de Jesucristo.
NO
TE PONGAS EN EL CAMINO DE LA TENTACIÓN SIN NECESIDAD. Debes conocer tus
debilidades morales y evitar las situaciones donde la tentación a pecar sería
irresistible (lee Santiago 1:14-15) 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia
es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
CUIDA
EL CONTENIDO DE TUS PENSAMIENTOS. No llenes tu mente con la inmoralidad del
mundo (lee 2 Timoteo 2:22) 22Huye también de las pasiones
juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
En
su segunda carta a Timoteo, Pablo le da valiosos consejos sobre cómo vivir una
vida pura. Este consejo incluye:
1)
Reconocer el poder del pecado y la posibilidad de caer en Él.
2)
Evita las influencias que podrían conducir a la inmoralidad juvenil.
3)
Perseguir la fe, el amor y la paz.
4)
Pasar tiempo con otros creyentes de corazón puro.
Uno
de los mayores desafíos de vivir una vida pura es cuidar la pureza de los
pensamientos. Como dice un refrán: «no
puedes evitar que los pájaros vuelen sobre tu cabeza, pero si puedes evitar que
hagan nido en ella». De la misma manera, no podemos evitar que de vez en
cuando un pensamiento impuro o maligno «toque» a la puerta de nuestra
imaginación, pero si podemos mantener la puerta bien cerrada.
De
lo contrario, si permitimos que los malos pensamientos se infiltren en nuestra
mente, podemos caer, permitiendo que nuestra vieja naturaleza prevalezca.
La
buena noticia es que aunque todos somos propensos a caer, no tenemos por qué
hacerlo.
Si
nos mantenemos cerca del Señor y seguimos el consejo de Pablo en este
versículo, edificaremos una «fortaleza» sólida alrededor de nuestra vida y de
nuestros pensamientos, y será difícil que penetren las flechas de tentación de
Satanás.
CUIDADO
CON LOS PENSAMIENTOS DEL CORAZÓN. La persona que comete adulterio en su corazón
es tan culpable como la que lo lleva a cabo (Mateo 5:27-30) 27. Han escuchado
que se dijo: 'NO COMETERÁS ADULTERIO', 28. pero yo les digo que cualquiera que
mire a una mujer para codiciarla, inmediatamente comete adulterio con ella en
su corazón. 29. Y si tu ojo derecho te es ocasión de tropiezo, arráncalo y
échalo de ti, porque es mejor para ti que se pierda uno de tus miembros y no
que sea arrojado todo tu cuerpo a la Guejana. 30. Y si tu mano derecha te es
ocasión de tropiezo, córtala y échala de ti, porque es mejor para ti que se
pierda uno de tus miembros y no que sea arrojado todo tu cuerpo a la Guejana.
Algunas
personas tienen el concepto erróneo de que, a menos que cometan el acto mismo
del adulterio, no han pecado. Piensan que está bien fantasear, o mirar a
alguien con deseo, mientras no se vea involucrado en una relación pecaminosa
con esa persona. Pero Jesús corta directamente al corazón del asunto. Él nos
deja saber que hasta una mirada con lujuria es tan pecaminosa como cometer el
acto mismo del adulterio.
En
el griego original del antiguo testamento uno de los significados de la palabra
que Jesús usa para «mirar» es ver intencionalmente repetidas veces. El remedio
que propone Jesús, para alguien que tiene problemas en esta área, le parecerá
demasiado drástico, pero debemos mirar el contexto y la cultura de esos días
para comprender esta radical pero importante declaración.
En
la cultura Judía, se consideraba el ojo derecho y la mano derecha como las
posesiones más valiosas. El ojo derecho representaba la mejor visión y la mano
derecha los mejores talentos. En esencia, Jesús estaba diciendo que debemos
abandonar lo que sea necesario para no caer en pecado.
Quizás
cortar con una relación, cancelar el servicio de televisión por cable o la
suscripción de alguna revista, o cambiar el cómo y dónde pasa uno el tiempo. En
otras palabras, debemos alejarnos de cualquier cosa o relación que pueda tener
un efecto espiritual destructivo en nuestra vida. Luego debemos dar los pasos
necesarios para llenar nuestra mente con las cosas de Dios. «Concéntrense en
todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo
lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza»
(Filipenses 4:8) 8Por
lo demás, hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad.
EVITA
LAS RELACIONES ADÚLTERAS. Dios nos
advierte específicamente que no tengamos relaciones inmorales (1 Tesalonicenses
4:1-8) 1. Así
que, hermanos míos, les suplicamos y les rogamos encarecidamente por nuestro
Señor Jesús, que da la manera que aceptaron de nosotros instrucción respecto al
modo en que deben conducirse y agradar a Dios, así crezcan cada vez más, 2.
pues ustedes conocen los mandamientos que les hemos dado por la autoridad de
nuestro Señor Jesús. 3. Porque ésta es la voluntad de Dios: su santificación, y
que se aparten de toda fornicación; 4. que cada uno de ustedes sepa conservar
su propio vaso en santidad y con honra, 5. y no en pasiones de concupiscencia
como el resto de los gentiles que no conocen a Dios. 6. Y que ninguno se atreva
a transgredir y defraudar a su hermano en este asunto, porque nuestro Señor es
el que castiga en todas estas cosas, tal como desde tiempo atrás les dijimos y
advertimos, 7. porque no los llamó Dios a inmundicia sino a santidad. 8. Por
tanto, el que defraude en esto, no defrauda a hombre sino a Dios, que puso en
ustedes su espíritu santo.
Este
pasaje nos da algunas razones contundentes de por qué debemos evitar a toda
costa la inmoralidad sexual. Más aún el pecado del adulterio causa por lo menos
seis consecuencias dañinas:
1. El adulterio produce grave daño al cónyuge del adúltero. Una persona adultera viola el vínculo con su cónyuge al tener relaciones sexuales con otra persona. Este pecado es tan serio que Jesús lo considera un motivo válido para el divorcio (Mateo 19:9) 9Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Aunque un matrimonio puede sobrevivir al dolor del adulterio con la ayuda de Dios, la confianza nunca será la misma.
2. El adulterio daña irreparablemente al adúltero. Aunque Dios puede perdonar a la persona que comete este pecado, no todos la perdonaran tan fácilmente. La reputación de esa persona quedará dañada y Satanás, sin duda, lo acusara con sentimientos de culpa.
3. El adulterio causa graves heridas a los hijos del adultero. Puede suceder que la persona que comete este pecado nunca recupere completamente la confianza de sus hijos. Pero lo peor es que los hijos de la persona adúltera podrían seguir sus pasos y cometer el mismo pecado más tarde en sus vidas.
4.
Los creyentes que cometen adulterio
traen mala reputación a la iglesia. Las escrituras enseñan que cuando una parte
del cuerpo de Cristo sufre, todos sufren (1 Corintios 12:26) 26De
manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro
recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Todos los cristianos son
representantes de la iglesia y cuando se descubre el pecado de uno de los
miembros, esa persona dañará la reputación de la iglesia, especialmente si
tiene una posición de liderazgo.
5. El adulterio daña la causa de Cristo. Esta conducta daña el testimonio del cristiano y daña su credibilidad. Los que dicen seguir a Cristo y cometen adulterio, no solo hieren su propia reputación, sino también la reputación del Cristo.
6. El adulterio es un pecado contra Dios. Este debe ser el motivo principal para llevar una vida santa. Como lo afirma Pablo en este texto, Dios nos ha dado su Espíritu Santo para que viva en nosotros. Cuanto más llene y controle el Espíritu Santo nuestra vida, menos probabilidades habrá para caer en la tentación del adulterio.
Si
caes, pídele a Dios que te perdone y purifique tu corazón y tus deseos. Solo
Dios te puede perdonar, restaurar tu gozo y llenarte con deseos correctos
(1
Juan 1:9)
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Mantener
una perspectiva eterna. No malgastes tu tiempo tras placeres terrenales (2
Pedro 3:10-11). Pero
el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos repentinamente
dejarán de ser, y los elementos siendo quemados, se fundirán, y la Tierra y las
obras que hay en ella no serán más. 11. Por tanto, puesto que todas estas cosas
han de ser fundidas, ¡cuán santos deben ser ustedes en su modo de vivir y en el
temor de Dios!,
Si
Jesús viniera hoy, ¿te avergonzarias de lo que estás haciendo? Esta es una
buena pregunta que te deberías hacer cada mañana y en especialmente cuando
viene a tu cabeza pensamientos inmorales. Jesús enfatiza la importancia de
mantener un corazón puro cuando dice: «Dios bendice a los que tienen corazón
puro, porque ellos verán a Dios» (Mateo 5:8) 8Bienaventurados los
de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Una
definición literal de la palabra puro es «sin hipocresía» o «sencillo». En
otras palabras, Jesús nos dice que, para poder ver a Dios, debemos tener una
devoción a Él sencilla y sincera.
La
Biblia nos recuerda que la esperanza del regreso del Cristo puede tener un
efecto purificador en nuestra vida: «Y todos los que tienen esta gran
expectativa se mantendrán puros, así como él es puro» (1 Juan 3:3) 3Y todo aquel que
tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Cuando
reconocemos la santidad de Dios y su regreso inminente, debemos orar juntos con
el salmista: (Salmo 86:11). 11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad;
Afirma mi corazón para que tema tu
nombre.
VIVE
PARA AGRADAR A DIOS. Rendir tu vida a la dirección del Espíritu Santo es la
única manera de vivir que agrada a Dios (Romanos 8:5-8) 5. porque los que están en la carne,
piensan en las cosas de la carne, pero los que son del espíritu, piensan en las
cosas del espíritu, 6. porque la forma de pensar que es de la carne es muerte,
pero la manera de pensar que es del espíritu es vida y paz, 7. ya que la forma
de pensar que es de la carne es enemistad contra Dios, pues no se sujeta a la
ley de Dios, porque no puede. 8. Y los que están en la carne no pueden agradar
a Dios.
Vivir
para agradar a Dios puede parecer una tarea temible. Y para algunos, así lo es.
Buscando satisfacer una lista de reglas, la vida se vuelve una lucha. Tratan de
obtener el favor de Dios a través de actos de bondad y compasión. Intentar
«apaciguar» a Dios por su conducta pecaminosa yendo a la iglesia o haciendo una
«confesión». Pero este pasaje, en realidad todo este capítulo de Romanos,
enseña que es posible vivir una vida pura y agradable a Dios.
Los
primeros versículos de este capítulo explican que una vez que has entrado en
una relación con Jesucristo, Dios te libera del «círculo vicioso» del pecado y la muerte por medio del poder de su
Espíritu Santo. Esta terminología describe la base de nuestra libertad: en
esencia, el Espíritu Santo que recibiste al aceptar a Jesucristo en tu vida te
ha hecho un «esclavo» de Jesucristo, ya no un «esclavo» de tu naturaleza
pecaminosa.
El
Apóstol Pablo se identifica a menudo en sus escritos como un esclavo de
Jesucristo. Usa la palabra doulos; que significa «siervo por voluntad». Esta
palabra era muy común y de uso frecuente en la cultura romana, un doulos era
una persona que había recibido su libertad, pero que por un profundo amor a su
señor y amo, decidía voluntariamente seguir sirviendo como esclavo. Pablo no
era esclavo de Jesucristo por obligación; era esclavo de Jesucristo porque
deseaba serlo. Se había entregado por completo a su Maestro.
La única manera de estar libre del poder del pecado es estar en «sumisión» a Jesús. A menos que le rindas completamente tu vida a Jesús, todos tus esfuerzos por llevar una vida pura serán inútiles. Esa vieja naturaleza levantara continuamente su fea cabeza e influirá tus pensamientos y acciones. Pero si eres un siervo fiel de Jesús, que sigue la guía del Espíritu Santo (versículo 5), no servirás a Dios por temor ni por obligación, sino por amor y gratitud. Tu servicio no estará motivado por el deseo de ganar la aprobación de Dios, sino por el deseo de estar más cerca de Jesús, reconociendo que ya estás aprobado por lo que él hizo por ti. Esta «bendita» servidumbre te dará la voluntad, el poder y la motivación para vivir una vida que sea agradable a Dios.
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