viernes, 16 de julio de 2021

PRIMICIAS.

 

2 Crónicas 31:12.

Luego trajeron fielmente las primicias de los diezmos y las cosas consagradas. Y ellas estaban bajo la responsabilidad del levita Cananías, y Simei su hermano era el segundo.

Clase especial de sacrificios incruentos, (Que no produce o muestra derramamiento de sangre) que comprendía también los primogénitos del ganado, y cuya presentación ya se conocía en los tiempos más remotos (Génesis 4:3ss). Al ofrendar a Dios las primicias y lo mejor de los frutos, se le reconocía como el Señor, dueño y dador de los frutos del campo; todo se debe a su bendición. Habiendo consagrado las primicias a Dios, el hombre podía disfrutar con limpia conciencia del resto de los bienes.

El ofrecimiento de las primicias fue regulado por la Ley Mosaica. Esta hizo de la ofrenda espontánea una obligación religiosa que debía cumplirse frente al santuario y sus ministros, y distinguió entre las primicias solemnes, traídas por la nación como un todo, y las que cada individuo debía dedicar al Señor. Había dos formas y oportunidades para la ofrenda solemne. La primera consistía en presentar delante del Señor una gavilla de cebada, mecida y acompañada por una ofrenda de dos décimas de *efa de flor de harina amasada con aceite, y una *libación de vino. Se ofrecía el 16 de Nisán, el segundo día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, para iniciar la siega (Éxodo 23:19; Levítico 23:9–14; Números 28:16s).

Siete semanas después se celebraba la verdadera y suprema Fiesta de las Primicias, el Pentecostés israelita, llamada también la Fiesta de las Semanas. Con ella se terminaba la primera cosecha del año y la recolección de los frutos. Juntamente con dos «panes de las primicias», «mecidos delante de Jehová», se ofrecían siete corderos, un becerro, dos carneros y un macho cabrío (Levítico 23:15–20).

Además de estas primicias oficiales al principio y al fin de la primera cosecha, cada israelita debía llevar individualmente una canasta de todos los frutos (Deuteronomio 26:2s), aceite, mosto y trigo, todo de lo más escogido (Números 18:12–19). Se incluían los primogénitos de los animales, para recordar que el Señor los había librado de la esclavitud en Egipto y les había regalado un rico país. Tales primicias, como también los diezmos, constituían las entradas más consideradas de los sacerdotes y levitas.

En sentido figurado, Israel debía considerarse las primicias de Dios entre los pueblos, calidad que después habrían de heredar los cristianos como el nuevo pueblo de Dios. San Pablo afirma que el Cristo ha resucitado como «primicias de los que durmieron», porque Él es el primero que ha vencido la muerte, y porque será la causa de la resurrección universal al fin de los tiempos (1 Corintios 15:20).

PRIMOGÉNITO, PRIMICIAS.

Bekôr, «primogénito». Bekôr se encuentra 122 veces en hebreo bíblico y durante todos los períodos. El vocablo se refiere al «primogénito» de una familia (Génesis 25:13); el término puede además referirse, en forma colectiva, al «primogénito» de una nación (Números 3:46). En ocasiones se encuentra el plural de la palabra (Nehemías 10:36), aunque en este caso, el término se refiere a animales. En otros pasajes, la forma singular de bekôr indica un solo «primogénito» animal (Levítico 27:26; «primerizo rva) o en forma colectiva al «primogénito» de un rebaño (Éxodo 11:5).

El hijo mayor o «primogénito» (Éxodo 6:14) tenía privilegios especiales dentro de una familia. Recibía la bendición familiar especial, que denotaba liderazgo espiritual y social y una doble porción de las posesiones del padre, o sea, el doble de lo que recibían sus hermanos (Deuteronomio 21:17). Esta bendición la podía perder como resultado de sus malas acciones (Génesis 35:22) o si decidía venderla (Génesis 25:29–34). Dios reclamó como suyos a todo Israel y sus posesiones. Como prenda, todo Israel debía dedicarle su «primogénito» (Éxodo 13:1–16). Los animales primogénitos debían sacrificarse, redimirse o matarse, mientras que los «primogénitos» varones se redimían, ya fuera con la sustitución de un levita o con el pago de un precio de rescate (Números 3:40ss).

Israel, como «primogénito» de Dios, gozaba de una posición privilegiada y bendecida por sobre las demás naciones (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9).

El «primogénito de la muerte» es un modismo que significa una enfermedad mortal (Job 18:13); «primogénitos de los pobres» habla de la clase social paupérrima (Isaías 14:30).

Bikkûrîm, «primicias». Este nombre se encuentra 16 veces. Las «primicias» de la cosecha de granos y las frutas se ofrecían a Dios (Números 28:26) en reconocimiento a que Él era dueño de la tierra y a su soberanía sobre la naturaleza. El «pan de las primicias» se amasaba con los primeros granos de la cosecha y se presentaba a Dios en la fiesta de Pentecostés (Levítico 23:20). El «día de las primicias» era Pentecostés (Números 28:26).

*LIBACIÓN:

Sustantivo femenino. Es un término se refiere como la acción o el acto de derramar o verter el vino o de cualquier bebida alcohólica  en honor en algún Dios en particular. Acto de gustar o probar cualquier tipo de licor, se puede emplear por lo general en sentido festivo. Ceremonia religiosa que consistía en echar vino o licor en tributo a las deidades.

*EFA.

Sustantivo femenino. Este vocabulario es de uso anticuado (en antigüedades) se refiere a una antigua medida de capacidad para áridos o del material granulado como las lentejas, empleaba en la antigüedad por los hebreos y egipcios y equivalía a más de 22 litros en cada paquete.

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