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Crónicas 31:12.
Luego trajeron fielmente las primicias de los diezmos y las cosas consagradas. Y ellas estaban bajo la responsabilidad del levita Cananías, y Simei su hermano era el segundo.
Clase
especial de sacrificios incruentos, (Que
no produce o muestra derramamiento de sangre) que comprendía también los
primogénitos del ganado, y cuya presentación ya se conocía en los tiempos más
remotos (Génesis 4:3ss). Al ofrendar a Dios las primicias y lo mejor de los
frutos, se le reconocía como el Señor, dueño y dador de los frutos del campo;
todo se debe a su bendición. Habiendo consagrado las primicias a Dios, el
hombre podía disfrutar con limpia conciencia del resto de los bienes.
El
ofrecimiento de las primicias fue regulado por la Ley Mosaica. Esta hizo de la
ofrenda espontánea una obligación religiosa que debía cumplirse frente al
santuario y sus ministros, y distinguió entre las primicias solemnes, traídas
por la nación como un todo, y las que cada individuo debía dedicar al Señor.
Había dos formas y oportunidades para la ofrenda solemne. La primera consistía
en presentar delante del Señor una gavilla de cebada, mecida y acompañada por
una ofrenda de dos décimas de *efa de
flor de harina amasada con aceite, y una *libación
de vino. Se ofrecía el 16 de Nisán, el segundo día de la Fiesta de los Panes
sin Levadura, para iniciar la siega (Éxodo 23:19; Levítico 23:9–14; Números 28:16s).
Siete
semanas después se celebraba la verdadera y suprema Fiesta de las Primicias, el
Pentecostés israelita, llamada también la Fiesta de las Semanas. Con ella se
terminaba la primera cosecha del año y la recolección de los frutos. Juntamente
con dos «panes de las primicias», «mecidos delante de Jehová», se ofrecían
siete corderos, un becerro, dos carneros y un macho cabrío (Levítico 23:15–20).
Además
de estas primicias oficiales al principio y al fin de la primera cosecha, cada
israelita debía llevar individualmente una canasta de todos los frutos
(Deuteronomio 26:2s), aceite, mosto y trigo, todo de lo más escogido (Números
18:12–19). Se incluían los primogénitos de los animales, para recordar que el
Señor los había librado de la esclavitud en Egipto y les había regalado un rico
país. Tales primicias, como también los diezmos, constituían las entradas más consideradas
de los sacerdotes y levitas.
En
sentido figurado, Israel debía considerarse las primicias de Dios entre los
pueblos, calidad que después habrían de heredar los cristianos como el nuevo
pueblo de Dios. San Pablo afirma que el Cristo ha resucitado como «primicias de los que durmieron», porque
Él es el primero que ha vencido la muerte, y porque será la causa de la
resurrección universal al fin de los tiempos (1 Corintios 15:20).
PRIMOGÉNITO,
PRIMICIAS.
Bekôr,
«primogénito». Bekôr se encuentra 122
veces en hebreo bíblico y durante todos los períodos. El vocablo se refiere al
«primogénito» de una familia (Génesis
25:13); el término puede además referirse, en forma colectiva, al «primogénito» de una nación (Números 3:46).
En ocasiones se encuentra el plural de la palabra (Nehemías 10:36), aunque en
este caso, el término se refiere a animales. En otros pasajes, la forma
singular de bekôr indica un solo «primogénito»
animal (Levítico 27:26; «primerizo
rva) o en forma colectiva al «primogénito»
de un rebaño (Éxodo 11:5).
El
hijo mayor o «primogénito» (Éxodo 6:14)
tenía privilegios especiales dentro de una familia. Recibía la bendición
familiar especial, que denotaba liderazgo espiritual y social y una doble
porción de las posesiones del padre, o sea, el doble de lo que recibían sus
hermanos (Deuteronomio 21:17). Esta bendición la podía perder como resultado de
sus malas acciones (Génesis 35:22) o si decidía venderla (Génesis 25:29–34).
Dios reclamó como suyos a todo Israel y sus posesiones. Como prenda, todo
Israel debía dedicarle su «primogénito»
(Éxodo 13:1–16). Los animales primogénitos debían sacrificarse, redimirse o
matarse, mientras que los «primogénitos»
varones se redimían, ya fuera con la sustitución de un levita o con el pago de
un precio de rescate (Números 3:40ss).
Israel,
como «primogénito» de Dios, gozaba de
una posición privilegiada y bendecida por sobre las demás naciones (Éxodo 4:22;
Jeremías 31:9).
El
«primogénito de la muerte» es un
modismo que significa una enfermedad mortal (Job 18:13); «primogénitos de los pobres» habla de la clase social paupérrima (Isaías
14:30).
Bikkûrîm,
«primicias». Este nombre se encuentra
16 veces. Las «primicias» de la
cosecha de granos y las frutas se ofrecían a Dios (Números 28:26) en
reconocimiento a que Él era dueño de la tierra y a su soberanía sobre la
naturaleza. El «pan de las primicias»
se amasaba con los primeros granos de la cosecha y se presentaba a Dios en la
fiesta de Pentecostés (Levítico 23:20). El «día
de las primicias» era Pentecostés (Números 28:26).
*LIBACIÓN:
Sustantivo femenino. Es un término
se refiere como la acción o el acto de derramar o verter el vino o de cualquier
bebida alcohólica en honor en algún Dios
en particular. Acto de gustar o probar cualquier tipo de licor, se puede
emplear por lo general en sentido festivo. Ceremonia religiosa que consistía en
echar vino o licor en tributo a las deidades.
*EFA.
Sustantivo femenino. Este
vocabulario es de uso anticuado (en antigüedades) se refiere a una antigua
medida de capacidad para áridos o del material granulado como las lentejas,
empleaba en la antigüedad por los hebreos y egipcios y equivalía a más de 22
litros en cada paquete.
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