martes, 24 de julio de 2012

El mayor de ellos, es el Amor.

¿Alguna vez ha conocido a alguien que ha sido usado de manera poderosa por Dios y sin embargo detectó en él la necesidad de un mayor grado de amor o de un refinamiento de carácter? Esta es la preocupación de Pablo en 1 Corintios 13. Él sabe que es posible que las manifestaciones del Espíritu operen sin que esté presente el fruto del amor, y por eso expresa con toda claridad que se puede hablar «lenguas humanas y angélicas, y no [tener] amor», o tener « [el don de] profecía […] y no [tener] amor» (vv. 1–2). Sin embargo, aunque sea posible, socava el propósito de Dios. Las manifestaciones en lenguas sin el fruto del amor hacen que uno sea «como metal que resuena o címbalo que retiñe» (v. 1); la profecía sin amor hace que uno sea como «nada» (v. 2).
Las manifestaciones del Espíritu motivadas por el amor es lo que Pablo señala cuando dice que nos mostrará «un camino más excelente» (1 Corintios 12:31). 31Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aún más excelente. «“Un camino aún más excelente” no establece una comparación negativa entre los dones y el amor, ya que en la conjunción adversativa “Mas” indica que el tema se extiende. Todas las manifestaciones del Espíritu deben ser al mismo tiempo manifestaciones de amor, porque el amor es la cuestión fundamental detrás de todas las cosas».1 Los corintios eran personas indudablemente dinámicas en cuanto a manifestaciones espirituales, pero débiles en aquel fruto que hace que en definitiva los dones sean «para provecho [de todos]» (12:7). 7Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Por lo tanto, Pablo no estaba enfrentado los frutos con los dones. La sola idea lo hubiera estremecido. Se trata de tener DONES y AMOR, AMOR y DONES. Es cuestión de aprender a servir con la actitud adecuada, una armonía tremenda en la que la belleza de carácter se entreteje con el poder de un ministerio dinámico. Quizás no haya nada más destructivo para el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas que el interés centrado en uno mismo. Cuando en el ministerio del Espíritu separamos los frutos de la ética, especialmente del amor, entramos en una senda trágica, no importa cuán «ungidos» aparentemos ser. «Como la base de todos los dones es el amor, ese espíritu de amor es el factor que nos califica para el ejercicio bíblico de los dones del Espíritu Santo. Así, aquellos en autoridad deben “probar los espíritus” para asegurarse de que quienes ejercen dones espirituales realmente lo hagan motivados “por el amor”».2 Veamos entonces qué podemos aprender explorando (1Corintios 12:14). 14Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.

¡No seamos ignorantes!

Rara vez acudimos a Cristo sin tener ya algún punto de vista teológico o práctico. Lamentablemente, nuestra experiencia o preferencias prácticas a menudo constituyen nuestra supuesta doctrina sobre cómo obrar ante las manifestaciones del Espíritu. Este era el problema en Corinto. Tenían como modelo de «manifestaciones espirituales» los rituales paganos; ellas constituían la base de su modelo para «una reunión verdaderamente “espiritual”». Sus corazones eran sinceros y sus manifestaciones eran del Espíritu, pero su motivación y sus métodos eran similares a las prácticas frenéticas de los paganos. La primera preocupación de Pablo era hacer un contraste entre las experiencias anteriores de ellos como paganos y la verdad cristiana. Veamos cómo Pablo les hace rectificar el enfoque, a ellos y a nosotros.
¿Qué prerrequisito es necesario si deseamos ser usados por medio de los dones del Espíritu? (1Corintios 12:1) 1No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.
¿Qué debemos notar, en el caso de nuestras suposiciones y/o experiencias espirituales anteriores, en relación con el uso de los dones espirituales? (1Corintios 12:2–3). 2Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. 3Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
Pablo, entonces, está preparando el escenario para el ministerio en las poderosas manifestaciones del Espíritu. Debemos estar bien adoctrinados bíblicamente y examinar cuidadosamente nuestras nociones preconcebidas sobre cómo movernos en el Espíritu.

Entre bastidores


El antecedente pagano de los corintios les daba una definición de lo que era ser «espirituales». Pablo tenía otra. El punto central para ellos eran los rituales paganos en los que se los «extraviaba», llevándolos «a los ídolos mudos» (12:2); 2Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.
El de Pablo era la verdad de que «Jesús [es] Señor» (12:3), 3Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. De que todas las manifestaciones del Espíritu Santo están sujetas al autocontrol (14:28–32). 28Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. 30Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. 31Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. 32Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;
La adoración pagana era muy frenética. Las palabras griegas traducidas como «extraviar llevándoos» son profundas, sugerían momentos extáticos de adoración pagana, es decir, cuando se cree que la persona está poseída por alguna fuerza sobrenatural. En el Nuevo Testamento se considera esto como arrebatamiento demoníaco (cf. 1Corintios 10.20). 20Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios;m y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.
Al observar que las fuerzas demoníacas o carnales pueden en parte imitar las verdaderas manifestaciones del Espíritu, Pablo los insta en (1Corintios 12–14) 14Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
A analizar su entusiasmo cristiano durante la adoración.
El poder y los dones no son el atributo máximo de la presencia del Espíritu. Según (1Corintios 12:3), 3Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.

¿Cuál es este atributo?


¿Cuál debe ser el principal propósito para desear ser usado con los dones del Espíritu? (1Corintios 12.7) 7Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Dada la vulnerabilidad del ego humano en la búsqueda de las manifestaciones del Espíritu, ¿qué destaca Pablo en 1 Corintios 12:11? 11Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
En 1Corintios 13.4 4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; leemos que «el amor no tiene envidia». ¿Cómo ilustra 1Corintios 12.12–26 esta idea? 12Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. 13Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? 16Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? 17Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? 18Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. 19Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. 22Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; 23y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. 24Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, 25para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. 26De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

Dieciséis aspectos nobles
Aunque analizaremos el tema del amor en la siguiente lección, ciertos aspectos de la definición de Pablo, que contiene dieciséis elementos (1Co 13.4–8), 4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Realzan el énfasis que nos ocupa, es decir, el de servir en la plenitud del Espíritu Santo «para provecho [de todos]» (12. 7). 7Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
Lo hace mostrándonos lo que no es el amor. Veamos lo que la Palabra de Dios indica en 1Corintios 13.4–5. 4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
1. «El amor no es jactancioso» (v. 4). La idea aquí es la de no comportarse como un vano palabrero, ni alardear falsamente. Según (1Corintios 8:1-2) 1En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. 2Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.
¿Cuál es una de las maneras en que nos sentimos tentados a alardear falsamente?
¿Qué es lo que según Santiago constituye otra ocasión de tentación? (4.13–17) 13¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 14cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 15En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
2. «El amor […] no se envanece» (1 Co 13:1-13) 1Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 7Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
4). El falso orgullo constituía un problema en Corinto. Lea estos versículos en 1 Corintios y observe cómo los envanecía falsamente su orgullo.
1Corintios 4:6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.
1Corintios 4:18–19 18Más algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos.
1Corintios 5:1–2 1De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.2Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?
1Corintios 8:1–2 1En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. 2Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo.
3. «El amor […] no hace nada indebido» (13.4–5). 4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
Aquí la idea se refiere a un comportamiento vergonzoso. En 7.36 36Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case.
Se traduce como «impropio». ¿Cuál es el contexto allí? ¿De qué manera el uso que se le da allí ilumina aún más la intención de Pablo en este pasaje?
4. «El amor […] no busca lo suyo» (13.4–5). 4El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;… No hemos de enamorarnos de nuestros logros ni de nuestra importancia. 1Corintios 10.23–33 23Todo me es lícito, pero no todo conviene;o todo me es lícito, pero no todo edifica. 24Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. 25De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; 26porque del Señor es la tierra y su plenitud. 27Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. 28Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. 29La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? 30Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias?
31Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 32No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; 33como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
Propone una manera de combatir el egocentrismo. ¿Cuál es?
¿De qué manera fue Cristo un modelo de este principio de no buscar lo suyo propio? (Ro 15.1–3) 1Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. 3Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.

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