sábado, 21 de julio de 2012

EL “SANTO ENGAÑO”

Recomiendo leer esto.
Jesús dijo: “Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24: 11-13)
En una ocasión, hace tiempo, junto a las puertas del Hades, el diablo convocó una reunión urgente con parte de sus principales capitanes, a los cuales parecían acabárseles sus ideas para el mal. Éstos, sudorosos aunque sin perder su compostura de soberbia, se miraban unos a otros, sin atreverse a hablar.
Tras una breve pausa que les pareció una eternidad (la cual ciertamente la pasarán en el lago de fuego y azufre Ap. 20: 10), uno de ellos, el más gallito se levantó y dirigiéndose al padre de mentira, le dijo - ¡No sabemos cómo dañar de forma más dolorosa a los que más odiamos! ¡Ayúdanos, oh Satanás!

Este, sin inmutarse, se dirigió a sus camaradas de las tinieblas, y les preguntó - ¡Piensen! ¿Qué tipo de mentira creen ustedes que les sería más fácil hacer creer a los hombres?
Uno de los ya temblorosos capitanes contestó - Indudablemente, si esa mentira se mostrara con sumo y especial atractivo... ¿no?
¡Ajá! - Respondió tajante el maligno, y añadió - ¿Y en cuanto a los muy odiados cristianos, cuál sería la mentira que les supondría más fácil creer o aceptar?
El mismo demonio respondió vacilante - Pues de igual manera, la que fuera suficientemente atractiva. Pienso que en ese caso en concreto, la que se pareciera a la verdad de ellos, y se presentara envuelta en triunfo, como un desafío de fe... ¡Un engaño presentado como un desafío de fe y victoria! ¡Esto es! – sería confundirles con algo presuntamente santo, para vencerles en su propio terreno... ¡El “santo engaño”!
Otro de los demonios, ya en ese momento más inspirado, prosiguió diciendo - Además se le podría añadir el efecto de la sucesiva redundancia para obtener un resultado más impactante en las mentes y emociones, como dijo uno de nuestros muy usados y ya desaparecidos hombres nuestros... Humm, ¿cómo se llamaba? - ¡Ah, sí!, Adolfo Hitler - “una mentira, repetida muchas veces y por mucho tiempo, se transforma en una verdad”
Inmediatamente el diablo respondió – ¡Ja, ja, bien contestado, entonces, ¿a qué están esperando?! ¡Vayan y háganlo! –
Inmediatamente, cada uno fue a su lugar de combate con las instrucciones bien claras y específicas, y el tiempo transcurrió, hasta hoy en día...

Reprenda - pero pienso que ha sido útil para que usted, estimado hermano, entienda que el mensaje en cuestión de esa imaginaria reunión, ¡es cien por cien real!
Me dispongo a escribir este tema, porque a mí me preocupa lo que está ocurriendo en nuestro medio, y comparativamente, muy pocos se dan cuenta de lo que en realidad está pasando.
1. Recapacitemos Desde unos años a esta parte, ¿qué es lo que más reiteradamente se escucha sobre todo en el medio eclesial neopentecostal/carismático?
Sin lugar a dudas acerca de la venida, no de Cristo, sino del “gran Avivamiento sobre las naciones”.
Una y otra vez, los nuevos profetas y los nuevos apóstoles, no han cesado ni cesan de declarar que debemos creer en el Avivamiento que es para estos días y que siempre, siempre está “a las puertas”, el cual va a tener un alcance mundial, y que con él y de forma paulatina, ocurrirá:
·         Que el Evangelio se predicará por todos los medios de comunicación que existen.
·         Que los cristianos ocuparemos los medios de comunicación de este mundo.
·         Que los cristianos ocuparemos las todas las instituciones, y manejaremos los poderes a todo nivel de este mundo.
·         Que las religiones falsas caerán.
·         Que supondrá la rendición de los gobernantes y de las naciones enteras a Cristo.
·         Que los reyes y potentados, así como los humildes, y las gentes en general caerán de rodillas confesando sus pecados y recibiendo a Cristo.
·         Que a la postre, las ciudades y pueblos sucumbirán al poder del avivamiento, entregándose a Cristo.
·         Que las riquezas de este mundo pasarán a manos de los cristianos.
·         Que la política y el gobierno de las naciones estarán en las manos de la Iglesia, es decir, de los creyentes verdaderos.

En última instancia: el mundo se rendirá ante Cristo.


Contemplar en este tiempo actual el mundo cambiado, en paz y seguridad, y las gentes predicándose unas a otras la palabra de vida del Evangelio, respaldadas y cubiertas por un gobierno justo, eficiente y eficaz, que cumple su buena función en todo el globo terráqueo; ver que Cristo está en el corazón del mundo, y el mundo es del todo de Cristo por voluntad propia...Todo ello, y mucho más, realmente resulta inmensamente atractivo, pero lo que es más, supone ciertamente un desafío de fe y una esperanza de triunfo...pero, hermanos, ¿es la verdad? No, es falso.
Es la mentira diseñada en las mismísimas puertas del Hades para embaucar a los cristianos bien intencionados, crédulos de lo aparentemente bueno, pero que no tienen suficiente amor por la verdad, y que por tanto, no conocen suficientemente bien las Escrituras, las cuales revelan con detalle la verdad sobre este asunto.

“La rendición de este mundo a Cristo según el entendimiento reformista dominionista, bien podría asemejarse a la “Rendición de Breda”, inmortalizada por Velázquez. Los Países Bajos querían independizarse de España, pero no lo consiguieron, y llegó el día de la capitulación, entregándole el holandés las llaves de la ciudad”
2. Según el reformismo dominionismo; las tres condiciones esenciales para que el gran Avivamiento llegue Sin más preámbulos, y al hilo de lo que venimos diciendo, paso a trascribirles lo que una muy conocida autora reformista dominionista, la profetisa Cindy Jacobs, escribe:
“La Biblia expresa claramente que hay veinticuatro ancianos que se postran delante del trono de Dios y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono (Ap. 4: 10). Existen ancianos en el cielo, y Dios quiere también que se establezca el oficio de ancianos en la tierra” (1)

 

“La profetisa reformista-dominionista Cindy Jacobs”


Como hemos leído, la Tierra deberá ser regida por una élite muy especial y muy ungida de hombres que Dios habría de levantar. Según Jacobs, estos se corresponderán con los veinticuatro ancianos que están ante el trono de Dios.
Así que, unos ya están en el cielo, y los otros pronto en la tierra... ¿enseña esto la Biblia? No, pero sigue diciendo la profetisa Cindy Jacobs a renglón seguido, y sin cortapisas:
“¿Cuál es el tipo terrenal de este oficio celestial de ancianos? Creo que son los apóstoles que Dios está levantando en las naciones. Al ser reconocidas las estructuras apostólicas de autoridad del reino sobre las naciones enteras, un mover poderoso del Espíritu Santo será desatado hacia la tierra que afectará el sistema físico gubernamental. Los avivamientos barrerán naciones enteras, y los reyes de esas naciones echarán sus coronas terrenales ante el que está sentado en el trono” (2)
Aunque estupefactos, hemos leído que como condición para que ese Avivamiento del Espíritu Santo, que dicen, tiene que barrer las naciones, sea un hecho – dice Cindy Jacobs (y como ella, los maestros reformista-dominionistas) – es necesario:
·         Que Dios levante esos milagrosos apóstoles, (dicen que ya lo está haciendo)
·         Que todos crean en esos nuevos apóstoles ungidos.
·         Que se reconozcan esas estructuras apostólicas de autoridad sobre las naciones enteras.
Pero para tristeza y lamentación de los proponentes de la Nueva Reforma Apostólica (como así la llaman), no todos los cristianos, ministros o no ministros, reconocemos a esos “nuevos apóstoles”, tampoco reconocemos esas “estructuras o redes apostólicas de autoridad del reino sobre las naciones” (¡?), así como tampoco creemos que Dios lo esté levantando, ni mucho menos.
Siendo así, y según Jacobs, entonces ya el Espíritu Santo no “puede” cumplir con Su cometido... ¡Vaya, hombre! Entonces todo depende de que todos estemos de acuerdo en este asunto. Así pues, se condiciona el presunto mover de Dios a la voluntad unánime de todo el cuerpo de Cristo. De este modo, ¿dónde queda la soberanía del Altísimo?
Por lo tanto, “los avivamientos que barrerán naciones enteras” que expresa Jacobs, serán o no una realidad, si aceptamos y recibimos o no, esta nueva y a todas luces espuria oligarquía espiritual, llamada Nueva Reforma Apostólica. Sinceramente, nos parece pueril el asunto.

¿No será que las cosas son de otro modo? Indudablemente que sí.


A pesar de que C. Peter Wagner asegure, de que los nuevos “apóstoles, trabajando de igual a igual con los profetas, desarrollan su misión: implementar lo que Dios quiere que sea hecho en la Tierra en un momento determinado” (3), la verdad según las Escrituras es que Dios no va a hacer nada de todo esto.
Dios no depende de hombre alguno para hacer Su voluntad en esta Tierra, y menos todavía, para hacer algo que jamás ha dicho que va a hacer; en esta dispensación: el pretendido avivamiento de las naciones.
Reto al lector que duda o se opone a lo que estoy escribiendo, a que me de un solo versículo en la Biblia que respalde lo que estos falsos maestros están enseñando. Déme, si lo encuentra, no sólo un versículo, sino una sola porción de la Santa Escritura que diga que en este tiempo Dios va a traer un Avivamiento mundial, y además a través del ministerio apostólico y profético – que por cierto Wagner y todos los suyos interpretan de manera muy, muy diferente a como lo enseña la Biblia.

 

“C. Peter Wagner, el expositor principal de la llamada Nueva Reforma Apostólica”

3. Lo que produce y obliga el creer y esperar que ese gran Avivamiento mundial se va a producir en esta dispensación Creer por creer, sin más, no debería resultar demasiado problema, pero en este caso no es así en absoluto.
Déjenme antes aclarar que yo deseo como el que más no uno, sino mil avivamientos reales. No seamos torpes. Si alguno piensa que yo no amo el genuino mover del Espíritu Santo se equivoca de pleno y de plano.
Lo que detesto es que con algo tan hermoso como es la anhelada acción del Espíritu Santo, trayendo salvación y santificación a las gentes, se esté engañando al pueblo de Dios llevándoles a la fantasía y a engaños subsiguientes.
A. ¿Qué hay que avivar? Para empezar esta sección, permítanme recordarles que la palabra avivamiento como tal, no aparece en la Biblia. Como mucho, y en el N.T., lo más parecido que encontramos es lo que Pablo le dice a Timoteo:
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2 Timoteo 1: 6)
De ese modo, en cuanto a avivamiento podríamos hablar de la necesidad de cada verdadero creyente de mantener y avivar lo que Dios nos ha dado en materia de Su mismo Espíritu, dones, llamamiento, fe, etc. Todo lo requerible para poder desarrollar una vida cristiana que le dé honra y honor a Cristo.
Por lo tanto, el avivamiento como tal estaría dirigido a los cristianos, y no a los no cristianos – los cuales poco o nada tienen que “avivar” de parte de Dios, porque no tienen Su Espíritu. Lamentablemente es mucha la ignorancia en cuanto a esto, y muchos han llegado a creer que el avivamiento va dirigido a todos los hombres, píos o impíos.

“El engaño hace daño a ambas partes, al que engaña, y al que es engañado”


B. Un engaño lleva a otro Dije antes que el creer en ese avivamiento mundial para este tiempo, conlleva una serie de obligaciones de presunta fe y compromiso con ésta. Son estos los engaños que suceden al primer engaño, y son su consecuencia inmediata del mismo.
Pensemos. Cuando ineludiblemente se cree que Dios va a traer un gran avivamiento a todas las naciones, es menester colaborar con Dios para la consecución de ese propósito divino.
Pero con que Dios jamás ha revelado esto – sino lo contrario – aunque se ha llegado a creer así, entonces la manera de colaborar con los supuestos propósitos de Dios, siempre será, como mucho, conforme a la buena intención y manera humanas, y no conforme a la expresa voluntad divina.
Un ejemplo de esto que venimos diciendo, lo vemos claramente en la reacción de Pedro, cuando Jesús anunciaba su muerte en la cruz, y cuál fue la respuesta del Maestro:
“Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16: 22, 23)
Pedro, en ese momento intentaba “ayudar” a Cristo, y sin embargo, le era tropiezo – porque ponía la mira en las cosas de los hombres – es decir, pensaba sólo conforme a la lógica humana.
Las siguientes que ahora veremos, son algunas prácticas, creencias y actuaciones que se enseñan, existen y se promocionan pretendiendo “ayudar” a Dios en lo que se entiende son Sus propósitos. Estas cosas se están produciendo por todas partes, sobre todo en el contexto del llamado mundo libre, entre los cristianos que han creído en “el avivamiento mundial que siempre está a las puertas”, y como venimos diciendo, son consecuencia directa de creer ese mismo engaño:

Unidad en lo natural de los cristianos (ecumenismo)

Evangelización forzada y forzosa (G12)


·         Aceptación de que Dios está haciendo “algo nuevo” y no declarado necesariamente en las Escrituras.
·         Aceptación de extrañas señales, manifestaciones, prodigios, etc. como de parte de Dios.
·         Prioridad a las experiencias espirituales personales, antes que a lo declarado en la Palabra.
·         Atar del todo y expulsar los poderes demoníacos de las naciones (mal entendimiento de la lucha espiritual)
·         Implementación del reino (buscando el trabajar y el colaborar con los poderes, autoridades y organizaciones de este mundo)
·         Búsqueda de posicionamientos en las jefaturas de los gobiernos e instituciones diversas.
·         Adaptación de la Iglesia al mundo en todo lo posible (para así, dicen, atraer el mundo a la Iglesia)
·         Búsqueda a ultranza de la riqueza económica (ya que se cree que el cristiano tiene derecho a ella)
·         Búsqueda a ultranza de la sanidad física (ya que se ha llegado a creer que el cristiano tiene derecho ineludible a ella)
Como ya vimos antes: la necesidad imperiosa e imperante de aceptar a los nuevos ungidos; los nuevos apóstoles y profetas, los ancianos de este mundo según Cindy Jacobs, para que Dios pueda hacer su parte al respecto.
Reiteramos, y la lista no es exhaustiva: todos estos engaños y espurias actuaciones, son consecuencia directa o indirecta de creer que el “avivamiento mundial está a las puertas”, y de que hay que hacer algo al respecto para que venga a ser una realidad palpable y sostenible.
Y es que...
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es necesario una suficiente coordinación a todo nivel. A nivel organizativo y estructural, y la consiguiente sujeción a hombres especialmente “ungidos y llamados por Dios” para que exista un orden necesario.
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es necesario que todos, y como sea, escuchen el evangelio, y aún haya que forzarlos a entrar (siguiendo equivocadamente la enseñanza de la parábola de Jesús “la gran cena” - ver Lc. 14: 23)
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es necesario colaborar con los poderes de este mundo, buscando el establecer el Reino ahora.
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es necesario adaptar las formas de hacer iglesia, (cambiar paradigmas, como dicen); hasta incluso, rebajar un poco los estándares de entrega y dedicación, para adecuarnos a las gentes del mundo, para que no les sea tan difícil el proceso de cambio una vez vayan entrando en la iglesia.
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es necesario dar un ejemplo impactante de excelencia, y qué mejor que mostrar excelencia en lo que es deseable, es decir, en lo “tremendamente bendecidos” que debemos estar los cristianos, teniendo de todo lo deseable, a fin de cuentas, ¿no dice la Escritura “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas...” (3 Juan 1: 2)
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es menester creer que Dios esté haciendo “algo nuevo”, aunque no venga en las Escrituras. Un poder manifestado en las reuniones de avivamiento, es decir, las gentes siendo tumbadas y esparcidas por el piso por parte de un muy ungido ministro (probablemente un nuevo apóstol o profeta, o un muy ungido evangelista telepredicador); la gente riendo sin control, revolcándose, temblando, sacudiéndose, y cosas por el estilo, todo sin decencia ni orden (1 Co. 14: 40)
La mente natural razona así: Para que el avivamiento pueda producirse, es necesario neutralizar del todo, y hasta expulsar los principados y las potestades de los pueblos, ciudades, naciones y continentes, porque si no, ¿cómo podrán las gentes estando atadas por el diablo aceptar el Evangelio?...
Y así podríamos continuar. Es la mente natural razonando, y obviamente excluyendo el dictamen de las Escrituras.

“La mente natural, lógica humana en este caso, es incapaz por sí misma de discernir la verdad de Dios”
¿Se dan cuenta? Sólo lo que hemos analizado partió de llegar a creer que “el avivamiento mundial está a las puertas” ¡Es la mentira del diablo que desearíamos todos que fuera verdad!
Es, ¡Un engaño presentado como un desafío de fe y victoria! ¡Es el “santo engaño”!
Más adelante explicaremos brevemente, pero con la Biblia en la mano qué hemos de creer al respecto de toda esta cuestión.
4. Veamos ahora más de cerca las consecuencias de implementar los engaños subsiguientes del primero
a. La unidad en lo natural de los cristianos (ecumenismo) La consecuencia de creer que es menester a ultranza buscar la unidad entre los cristianos, nos lleva a una “misión imposible”. Es una misión imposible para el creyente, aunque gracias a Dios, no lo es para el Espíritu Santo. El Señor conoce a los que son suyos, dice la Escritura, por lo tanto, ya estamos unidos en el Espíritu, los que lo estamos.
En otras palabras, el verdadero cuerpo de Cristo ya existe, y es puro ante Dios. Es la Iglesia que Dios discierne, y es la que el Hijo viene a recoger para sí.
Otro tipo de búsqueda de la unidad, siempre será en lo natural, y la Biblia no nos enseña acerca de esa unidad como la del Espíritu Santo. Esa unidad, es el ecumenismo, que poco verdaderamente de Dios puede conseguir en la práctica.
Por otra parte, todo esfuerzo de unidad, que no vaya ungido por el Espíritu Santo, no será más que un simple planteamiento humano y hasta politizado, a lo sumo bien intencionado, que no logrará ningún verdadero fruto para Dios. Siguiendo en esa línea, se llega a un estancamiento y aceptación de casi toda doctrina y práctica espurias, con la excusa de ser tolerantes y andar en “amor”. Esa es la razón por la cual se admiten falsos modelos como el G12 y sus Encuentros, entre otros, por parte de muchas Fraternidades de Ministros y Pastores en muchas partes del globo.
En aras de la “unidad”, se hace la vista gorda en muchas cosas, y se permite mucho de lo que de corazón, muchos no permitirían. ¡Todo sea por “el avivamiento que siempre está a las puertas”! (y nunca llega)

“La unidad sólo a base de la buena intención, y aun en el afán de agradar a Dios no logra, per se, la unidad del Espíritu, que es la que realmente cuenta para el Señor”
b. Evangelización forzada y forzosa El llevar la Palabra de salvación es vital, pero la manera de llevarlo a cabo es importante también.
La evangelización forzada es otra de las consecuencias de creer que hay que hacer más para atraer el avivamiento. Tales consecuencias las podemos apreciar en falsos modelos como el G12 y similares, donde se hace un énfasis exhaustivo acerca de “ganar almas”. De hecho, nadie puede ganar almas, sólo Dios (1 Co. 3: 6, 7).
Lo único que consigue esa dinámica, es entrar en la carne, y caer en mucho afán, en competencia (a ver quién consigue más discípulos), y en un mover en el cual el Espíritu Santo queda excluido, ya que el esfuerzo es el del presunto evangelizador, utilizando muchas veces métodos manipulativos y de control, aunque no se dé cuenta de ello.
Se llega a dejar de lado lo que el mismo Jesucristo enseñó: “toda planta que no plantó mi Padre Celestial, será desarraigada” (Mt. 15: 13). Nada de esos esfuerzos en la carne cuentan para Dios.
c. Aceptación de que Dios está haciendo “algo nuevo” y no declarado necesariamente en las Escrituras A la par que históricamente se empezó a enseñar acerca del “gran avivamiento mundial”, se empezó a enseñar también acerca de que Dios está haciendo “algo nuevo”. Claro, si nunca antes se ha producido “el avivamiento mundial que está a las puertas”, ahora Dios va a hacer algo absolutamente novedoso para que ocurra. Las consecuencias: se llega a creer y aceptar de todo.
Para muchos, nada realmente se coteja frente a las Escrituras, ya que cualquier cosa Dios puede estar haciendo que no hizo antes; y después de todo, ¿quién osaría pedirle explicaciones al Señor? Pero estos olvidan que Dios está sujeto. Dios está sujeto a Su propia Palabra, y ni un ápice cambiará de ella.
Haciendo como hacen, llegan a tragarse mucho engaño, como así está ocurriendo. Parte de ese engaño es la aceptación de señales, manifestaciones, prodigios, fenómenos, etc. que compiten y aun niegan lo declarado en la Escritura. En otras palabras, en definitiva, llegan a aceptar que casi todo lo sobrenatural es de Dios.
Lo mismo ocurre con dar prioridad a las experiencias espirituales personales, antes que a lo declarado en la Palabra. Lo que vale es lo “nuevo de Dios”. Es parte de ese engaño.

“El desorden en la ministración a Dios o a Su pueblo, es una de las constantes hoy en día, muestra de la aceptación del engaño de lo “nuevo de Dios”
d. Expulsar y atar del todo los poderes demoníacos de las naciones (mal entendimiento de la lucha espiritual) Debemos orar y reprender al maligno conforme nos dirija el Espíritu Santo, porque tenemos lucha contra él y sus huestes (Ef. 6: 12), así como expulsar los demonios de las personas (Mr. 16: 17), siempre velando por las almas, porque nuestra lucha es espiritual y no carnal. De eso no nos cabe la menor de las dudas. Pero recordemos que el maligno es especialista en intentar engañarnos en nuestro propio terreno. ¿Cómo lo hace esta vez?: A través de la falsa guerra espiritual.
Este es otro engaño proveniente de la pluma de C. Peter Wagner y correligionarios, los mismos que enseñan acerca de los nuevos apóstoles y nuevos profetas (Nueva Reforma Apostólica)
Antes, otro engaño, que es el siguiente: “¡Dios nos ha entregado nuestra ciudad y nuestra nación, allí donde pisáremos a modo de Israel, la tierra será nuestra!
Hasta algunos van “ungiendo” con aceite las ciudades donde van de visita, como si fueran suyas. Existe un principio que pocos parecen entender: ¡¡usted no puede ungir algo que no es suyo, o no tenga permiso!! Hacer eso, es como mínimo ridículo ante Dios, y lo que es peor, ante los ojos de los demás, especialmente de los impíos, los cuales se ríen a mandíbula batiente de todos los cristianos por extensión, y el Evangelio de la gracia queda por los suelos una vez más.
La Biblia es clara cuando afirma que “somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5: 19), y nos guste o no, esto no cambiará hasta la venida gloriosa del León de la Tribu de Judá. En esta dispensación jamás echaremos fuera de la ciudad o nación donde vivimos al diablo, esto la Biblia no lo enseña.
No obstante apela mucho a la carne y al ego el sentirnos importantes, y es, como no “un desafío de fe”. ¡Y qué más importantes que creer que realmente estamos con nuestra “cartografía espiritual”, “oración estratégica y de poder”, etc. etc. neutralizando del todo, y hasta expulsando al “hombre fuerte” de la ciudad o de la nación!
“Es que haciendo así” – dicen – “las gentes pueden quedar libres para recibir el Evangelio”.
Así pues, parece que el Espíritu Santo precisa de nuestra ayuda, ya que Él, que es el Todopoderoso no puede hacer mucho, si antes los ungidos cristianos no atamos definitivamente al diablo y lo echamos fuera de la ciudad. Olvidan que, “si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto”, no porque el diablo les cegó primero, sino después, a causa de su supina incredulidad de la cual no se quieren arrepentir (ver 2 Co. 4: 3, 4)
Creer que la salvación de las gentes depende de que cese la actividad demoníaca contra ellos, es como creer que el diablo le puede a usted hacer pecar. Ambas cosas son sencillamente falsas, y colocan al maligno en una posición elevada que no tiene. Este es otro de los múltiples engaños, y todo eso se hace porque esperamos “el avivamiento que siempre está a las puertas”! (y nunca llega).

“Por mucho que se le propongan, el diablo no será expulsado de las naciones, sino en un momento dado – Ap. 20: 1-3-“
e. Implementación del Reino (buscando el trabajar y el colaborar con los poderes, autoridades y organizaciones de este mundo) Este es otro trágico suceso que estamos contemplando por el cual también el Evangelio está siendo blasfemado.
Cuando los cristianos declaramos creyendo que nosotros establecemos el Reino, estamos siendo blasfemos. Sólo el Rey reina, y ese es Cristo, y lo hará cuando vuelva, no antes.
Un reino sin rey es como un cuerpo sin cabeza, y en definitiva esto es lo que están enseñando esos falsos maestros dominionistas, que la Iglesia implementa y establece el Reino, un reino que no tiene cabeza; en otras palabras, un reino muerto o de muerte en definitiva.
¿Es que la Biblia enseña en alguna parte que la Iglesia debe colaborar con los poderes de este mundo, contaminándose con todo ello? ¿Es que hemos de buscar a ultranza los posicionamientos en las jefaturas de los gobiernos e instituciones diversas?
Estamos de acuerdo en que a nivel particular hemos de ser sal y luz allí donde el Señor nos quiera, pero eso dista mucho de las pretensiones de los dominionistas que dicen que ahora es el Reino y que nos toca a los cristianos el establecerlo, en este tiempo y sin Cristo presente todavía.
Este es otro engaño con sus consecuencias de creer que así trabajamos en pos del “avivamiento mundial que siempre está a las puertas” (pero que nunca llega)
f. Adaptación de la Iglesia al mundo en todo lo posible (para así, dicen, atraer el mundo a la Iglesia y obtener el avivamiento) Contrariamente, lo que esto está consiguiendo es que de los cristianos adolescentes hacia arriba, muchos se vayan involucrando no sólo en prácticas, sino en el espíritu mundano, copiando las músicas, danzas, modas, manera de pensar y de aparentar, etc. Vemos a jóvenes cristianos con piercings, tatuajes, aros en todas partes, etc. etc. A la postre, no se diferencian en nada en cuanto a los jóvenes del mundo; no son de buen testimonio.
Cosas todavía peores que estas, como emparejarse a la ligera, hoy con una y luego con otra, sin temor de Dios; enamorándose, desenamorándose, flirteando aquí y allá, hasta muchos caer en fornicación, masturbación, pornografía, y cosas como las que practican los que no conocen a Cristo.
Incentivando su codicia y carnalidad, están muchos de esos maestros dominionistas, G12, etc. animándoles a que tengan “fe” para conseguir sus sueños. Esto último también se ve en ciertos ministros hoy en día; son buscadores de sus sueños de triunfo y grandeza, porque creen en la falacia del “gran avivamiento que siempre está a las puertas”, y quieren ver sus congregaciones convertidas en megaiglesias. En este sentido, escribe David Wilkerson:
“La Iglesia de Jesucristo está dormida. Sus pastores están dormitando o andando en pos de sus propios sueños. Sólo una iglesia adormecida puede haber permitido las abominaciones que ahora la contaminan” (4)
Adaptándose la iglesia al mundo, no se ha conseguido que el mundo se haya conmovido frente a Cristo, sino todo lo contrario. Cada vez Cristo es menos Cristo en la iglesia en general, porque cada vez la iglesia es más mundana, y esto es apostasía. Ese es su nombre.

“El Pastor David Wilkerson”
g. Búsqueda a ultranza la riqueza económica (ya que se cree que el cristiano tiene derecho a ella) También de forma paralela a la espuria enseñanza del “avivamiento mundial que siempre está a las puertas”, se empezó a enseñar como nunca que los cristianos somos hijos del Rey, y merecemos las riquezas y la ambrosia que este mundo ofrece; algo así como el “poder temporal” enseñado por la iglesia católica y romana, y una de sus dos columnas sobre las que se basa.
Espuria enseñanza que ha logrado y logra acrecentar la codicia y la ambición de los creyentes, engañados, al creer que ese avivamiento mundial logrará como consecuencia, que lleguen a sus pies las riquezas y el poder de este mundo, y que se precisa de ese poder temporal para, no sólo conseguir ese ansiado “avivamiento”, sino la reforma total sobre la Tierra ¡qué falacia!
h. Búsqueda a ultranza de la sanidad física (ya que se ha llegado a creer que el cristiano tiene derecho ineludible a ella) Esto también merece capítulo aparte. A partir de la enseñanza de la sanadora Aimée Semple McPherson en los primeros años del siglo XX, de la cual por cierto es fan indomable Benny Hinn (*), de que la sanidad está garantizada en la expiación, y de que todos los cristianos que andan en santidad serán sanados si tienen fe, esa mentira ha corrido por todo el medio pentecostal/carismático, reforzándose en el medio neopentecostal como piedra angular.
(*) Desde el inicio mismo de su ministerio, Hinn ha tenido una inclinación y una obsesión con la Kuhlman de los últimos tiempos del ministerio. Hinn públicamente ha declarado que la tumba de Kuhlman tiene una sobrenatural "unción". Él alega el mismo efecto en el cuerpo y la tumba de Aimee Semple McPherson (3)
La Biblia (y la experiencia) nos dicen que no todos son sanados milagrosamente. El mismo Pablo decía: “quien enferma y yo no enfermo” (2 Co. 11: 29), y acabó muriendo decapitado, según el relato de los padres pos-apostólicos.
Cada día en diferentes lugares del mundo, hay cristianos enfermos que están saliendo de los congresos y reuniones de sanidad, también llamados “campañas de milagros”, tal y como entraron, con el agravante de que salen desilusionados y traumatizados, y muchos desconfiando de la Palabra de Cristo, ¿por qué? Porque han creído lo que no debían.
Escribe Andrew J. Birch:
“Muchas personas enfermas (y sus familias) están siendo maltratadas. A muchos enfermos se les está tachando de no tener suficiente fe. Ha habido, incluso, algunos casos de personas que han muerto como consecuencia de haber confiado más en algún “sanador” [se entiende cristiano presuntamente] que en los médicos” (4)
Toda esta actuación trae como consecuencia un pésimo testimonio, y un dar una horrorosa reputación al santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
No obstante, esto es parte de creer en el “avivamiento mundial que siempre está a las puertas”. Uno va con lo otro.

“Aimée Semple McPherson”
5. Cómputo de las consecuencias Repasemos haciendo un cómputo de algunas de las consecuencias indirectas de creer en el “avivamiento mundial” ahora:
·         Ecumenismo adulterado e incluso impío.
·         Carnalidad, competencia y afán en la obra de Dios.
·         Engaño espiritual.
·         Burla y ridículo de los cristianos.
·         Burla del Evangelio.
·         Ridículo ante los impíos.
·         Fantasía e irrealidad.
·         Mundanalidad y apostasía.
·         Ambición y codicia.
·         Engaño en lo natural; dolor, desilusión y hasta abandono.
·         Pésimo testimonio.
Recordemos las palabras de Jesús que leíamos al inicio de este artículo: “Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24: 11-13)
Me gustaría transcribir el breve pero muy locuaz comentario del Hno. Dr. Javier Rivas Martínez, que he rescatado del foro del hermano apologista Mario A. Olcese (5). No nos conocemos personalmente, y sin embargo decimos lo mismo. Lean:
“He oído a los adelantadores de la restauración [dominionistas], que las naciones se convertirán en estos días al Señor, y que habrá un gran avivamiento a nivel mundial, mientras el Señor dice en su Palabra QUE EN LOS UTIMOS TIEMPOS LA MALDAD SE MULTIPLICARÁ. ¡Qué antagónico es lo anterior! No hay nada parecido a lo que estos estafadores dicen en las Escrituras. Más y más doctrinas erradas, más y más emocionalismos vanos”
En otras palabras, o creemos a los ungidos nuevos profetas y sus nuevas revelaciones, o creemos lo que la Biblia enseña. Personalmente, me quedo con lo segundo. 6. ¿Por qué no debemos creer que el “avivamiento mundial” es para ahora? No debemos creer que el “avivamiento mundial” está a las puertas, no sólo por las consecuencias negativas que hemos visto y analizado, sino porque es una verdad, pero sacada de su contexto en cuanto a tiempo y sazón, lo cual la transforma en una gran mentira, por la cual muchos se desilusionarán de la verdadera fe.
En otros artículos publicados en www.centrorey.org hablo extensamente sobre la cuestión del avivamiento real y cuando se producirá (entendiendo por avivamiento esta vez, la conversión de Israel a Cristo, y la manifestación cabal del Reino en este planeta, con todas las consecuencias).
Sólo cabe mencionar aquí que el cumplimiento de los profetas en cuanto al conocimiento de Dios que será sobre la Tierra como las aguas cubren el mar, no será de forma paulatina como enseñan esos falsos maestros, sino que será de inmediato, de súbito, como una gran piedra, la cual “desmenuzará y consumirá todos los reinos gentiles” (Dn. 2: 44). Evidentemente, será a partir del momento exacto de la venida gloriosa del Hijo de Dios a este planeta.
A partir de ese momento se cumplirán todas las promesas mesiánicas en cuanto al Reino y el avivamiento de las naciones que hayan quedado después de la Gran Tribulación (Hab. 2: 14; Is. 11: 9; Dn. 2: 44; 7: 13, 14; Ap.19: 11ss; Ap. 20: 1ss, etc.)
Justo antes de ese tremendo evento, como decimos, la Biblia nos habla del avivamiento (o mejor, conversión) de Israel, y que salpicará a las naciones, siempre en el contexto de la Gran Tribulación, y al final de la misma (Ro. 11: 25, 26; Ap. 7 ss; 20: 4).
Evidentemente, todo ello no será en el contexto de la Iglesia verdadera, la desposada de Cristo, la cual el Novio viene a buscar en cualquier momento, y siempre antes de los sucesos arriba mencionados.

Dios les bendiga.
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España Septiembre 2007 www.centrorey.org
Anotaciones:
1. Cindy Jacobs, “El poder transformador del avivamiento”; p. 124, Ed. Peniel; Harold Caballeros & Mell Winger Editores.
2. Ibidem
3. C. Peter Wagner; “Apóstoles en la Iglesia de hoy”, pág. 9.
4. David Wilkerson, de su libro “El rock cristiano”, extraído del libro “Legalismo vrs. Modernismo” de Mario E. Fumero, pág.172.
5. http://www.cristianismo-primitivo.org/apologetica/Aimee_Semple_McPherson.htm
6. Andrew J. Birch, art. Revista Evangélica Nueva Reforma, pág. 9, nº 75.
7. Dr. Javier Rivas Martínez http://apologista.blogdiario.com/tags/AVIVAMIENTO/

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