CÓMO SE ESCRIBIÓ LA PALABRA DE DIOS.
Los autores de las Escrituras hebreas no son tan identificables como los del Nuevo Testamento. Los libros surgen en medio de la ley dada por Moisés y los profetas enviados por Dios a los hijos de Israel. Los primeros cinco libros (la Ley) fueron escritos por Moisés casi completamente. El resto del Antiguo Testamento está compuesto por los escritos de los profetas y otros en el canon hebreo; la Biblia en castellano incluye las siguientes categorías: Libros históricos, libros poéticos y libros proféticos. Se incluyen autores como Samuel, David, Josué, Salomón y los profetas mayores como Isaías, Jeremías y una cantidad de personajes menos conocidos que escribieron libros más breves llamados profetas menores. Cada uno de estos autores presenta sus palabras como la Palabra de Dios.
El Nuevo Testamento.
El Nuevo Testamento lo escribieron los apóstoles de
Jesucristo y compañeros de los apóstoles. Las epístolas fueron dirigidas a
individuos, iglesias o a grupos mayores de personas, ya sea para confirmar la
verdad del cristianismo, engendrar la creencia en el Cristo, corregir problemas
en las iglesias locales o argumentar contra el error. El libro de Apocalipsis
además procura presentar el plan de Dios para el final de los tiempos.
Cómo se transmitieron los escritos inspirados.
Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento fue escrito entre el 1440 a.C. y
aproximadamente el año 400 a.C. La ley de Moisés fue conservada en la comunidad
hebrea por los sacerdotes del Templo. Los libros que vinieron después siguieron
depositándose con dichos líderes hasta la destrucción del Templo y luego
encontraron su lugar dentro de la comunidad de enseñanza iniciada por Esdras y
que se continuó en la sinagoga. Escribas preparados copiaban los textos
bíblicos a mano hasta que se empezó a usar la imprenta. Las copias de los
masoretas del siglo noveno d.C. están muy cercanas a los recientemente
descubiertos Rollos del Mar Muerto, originados mil años antes.
El Nuevo Testamento.
Los libros del Nuevo Testamento eran copiados por las
comunidades cristianas locales y pasaron de unos a otros durante décadas antes
que se reunieran en una colección. Dado que las primeras cartas se escribían en
papiro, se gastaban con rapidez y requerían un copiado regular. A principios
del siglo cuarto d.C., se hicieron cincuenta copias de todo el Antiguo Testamento
y de las escrituras griegas del Nuevo Testamento por orden del emperador
Constantino. Es probable que los códices Vaticano y Sinaítico, dos de los
manuscritos más largos que han sobrevivido, sean producto de dicha orden.
¿Qué es el Canon de las Escrituras?
La palabra canon se usa para identificar los escritos de
los profetas, los apóstoles y sus compañeros, que son inspirados por Dios y con
autoridad en cuanto a la verdad, la doctrina y la vida práctica. Significa «regla» o «norma». El libro no es inspirado por el hecho de llamarlo canónico;
es canónico por cuanto es inspirado. En consecuencia, la Iglesia descubrió la
canonicidad de los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos; no determinó ni fue
causa de su canonicidad.
Cómo se decidió el Canon.
Los libros aceptados por la comunidad judía se originaron
a lo largo de un período aproximado de mil años. La primera pregunta acerca de
la aceptación de un escrito era si el libro había sido escrito por un profeta
de Dios. Generalmente el libro tenía declaraciones de «Así dice el Señor», o «la
Palabra de Dios vino». Segundo; las señales milagrosas o el cumplimiento
exacto servían como confirmación del mensaje del profeta. Tercero; el libro
debía ser internamente coherente con la revelación de Dios que se encuentra en
otros libros canónicos, especialmente los que Dios dio por medio de Moisés.
La primera pregunta que la Iglesia debía responder acerca
de la inclusión de un libro en el canon aceptado por los cristianos era si
había aparecido por medio de los apóstoles del Señor o por medio de personas
que estaban bajo la dirección de un apóstol, por ejemplo, Lucas. Segundo; si el
libro venía con el poder de Dios y era eficaz para transformar vidas. Tercero;
debía ser aceptado por la generalidad del pueblo de Dios. Eso último se refiere
primero a quienes recibieron el libro y luego a su transmisión en la Iglesia.
La determinación del canon del Nuevo Testamento se produjo en un lapso de años,
y alcanzó su forma final en el Concilio
de Cartago, en el 397 d.C.
Los manuscritos de la Biblia.
Antiguo Testamento.
Los fragmentos de las Escrituras hebreas se cuentan por
decenas de millares, la mayoría fechados entre el siglo tercero a.C. y el siglo
catorce d.C. El testimonio más valioso sobre el Antiguo Testamento hebreo es el
manuscrito hallado en Los Rollos del Mar
Muerto, que en su mayor parte procede del tercer siglo a.C. al primer siglo
d.C.
Nuevo Testamento.
Para el Nuevo Testamento la evidencia de los manuscritos
es abundante. Hay más de cinco mil copias, muchas con los libros del Nuevo
Testamento intactos o mayormente intactos. También hay diversas versiones
antiguas del Nuevo Testamento en idiomas como el siriaco, el copto, y el latín
que sobrevive en miles de manuscritos. Ninguna obra de la antigüedad se acerca
siquiera a los testimonios de autenticidad del Nuevo Testamento.
EL SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN
EN LA BIBLIA.
En el antiguo Testamento por lo general la palabra “salvación”
tiene que ver con liberación o preservación física. El verbo hebreo más
importante para salvación, “yasha” lleva aparejado un sentido de ayudar,
liberar, o salvar, y se usa unas 205 veces en la Biblia. Ocurre en contextos de
quitar una carga o un peligro (Éx 2:17) y se puede usar para sacar a alguien
del peligro de una derrota (Jos 10:6). En otras ocasiones la palabra se refiere
a ser liberado o puesto en libertad (Jue 12:2). En la ley civil, “yasha” tiene
que ver con la obligación de uno que oye el clamor de alguien que necesita ser
salvado de un maltrato (Dt 22:27; 28:29; 2 S 14:4). La palabra hebrea aparece
en muchas peticiones en oración con referencia a la guerra y a problemas
judiciales (Sal 3:7; 20:9; 72:4; 86:2). El sustantivo habla de preservación del
peligro y sufrimiento amenazado, inminente y quizás merecido (Gn 49:18; 1 S
14:45; Is 12:3).
Nuevo Testamento.
El concepto de salvación del Nuevo Testamento incluye la
mayor parte del concepto de salvación del Antiguo Testamento y agrega
dimensiones espirituales. La palabra griega soteria tiene aspectos nacionales y
personales. La liberación nacional se discute en Lucas 1:69.
Hay liberación
personal del mar (Hch 27:34) y de la prisión (Fil 1:19), y una liberación
espiritual y eterna por el arrepentimiento y fe en Jesucristo (Hch 4:12; Ro 10:10).
El Nuevo Testamento usa soteria y el verbo relacionado sozo con respecto al
poder de Dios para librar de la esclavitud del pecado (Fil 2:12); la futura
liberación de los creyentes a la venida del Cristo (Ro 13:11; 1 Ts 5:8, 9); y
la liberación de la nación de Israel en la Segunda Venida de Cristo (Lc 1:71; 2
Ts 2:10; Ap 12:10).
Jesús el Salvador.
El nombre de Jesús dado a su madre por el ángel Gabriel
era el de Salvador, esto es: «Llamarás su
nombre Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1:21). Sus
afirmaciones en Marcos 10:45 dejan claro que llevó ese sentido de misión a lo
largo de su vida: «Porque el Hijo del
hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por
muchos»; y en Juan 12:27: «Ahora está
turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he
llegado a esta hora». El rol de Jesucristo como Salvador del mundo se
muestra más en su disposición de ir a la cruz cuando podría haber llamado las
fuerzas celestiales para rescatarlo (Mt 26:53, 54). Más bien se entrega
libremente en la cruz, según lo muestran los cuatro Evangelios. Irónicamente,
los que estaban junto a la cruz dijeron palabras verdaderas. «A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar»
(Mr 15:31).
LA SALVACIÓN EL LA BIBLIA.
FÍSICA:
Especie / Tipo
De la enfermedad
Cuándo
Presente
Qué
De la enfermedad que es posiblemente debida al pecado
Cómo
Oración de fe por los ancianos de la iglesia
Pasajes
Stg 5.14, 15
Especie / Tipo
De la muerte
Cuándo
Pasado
Qué
David: de la muerte física
Cómo
Dirección hacia la verdad
Pasajes
Sal 56.13
Especie / Tipo
Del peligro
Cuándo
Presente
Qué
Del ataque de enemigos del pueblo de Dios
Cómo
Dios entrega a los enemigos de su pueblo en sus manos
Pasajes
Jos 10.6-8;
Os 13.10
Especie / Tipo
De la ira de Dios
Cuándo
Futuro
Qué
Venida de Cristo por la Iglesia
Cómo
Arrebatamiento de la Iglesia
Pasajes
1 Ts 1.10
ESPIRITUAL:
Especie / Tipo
Del pecado
Cuándo
Pasado
Qué
Del castigo
Cómo
Justificación
Pasajes
Ro 3:21-4:12;
Gá 3:11-14
Cuándo
Presente
Qué
Del poder
Cómo
Santificación
Pasajes
Ro 6:22;
2 Ts 2:13;
2 Ti 2:21
Cuándo
Futuro
Qué
De la presencia
Cómo
Glorificación
Pasajes
Ro 8:17, 18, 30;
1 Ts 4:13-18
Especie / Tipo
De la falsa doctrina
Cuándo
Últimos tiempos
Qué
Evitar el extravío de la fe
Cómo
Dar especial atención a la sana doctrina
Pasajes
1 Ti 4:13-16
Palabras usadas con referencia
a la salvación espiritual.
La elección es el aspecto del propósito eterno de Dios
por el cual en forma cierta y eterna determina quién creerá y será salvo (Mt
22:14; Hch 13:48; Ef 1:4; 2 Ts 2:13). Sin embargo, esta doctrina no excusa a
nadie por no creer. Dios quiere «que
todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Ti
2:4). Hechos 2:21 afirma que «todo el que
invocare el nombre del Señor será salvo». El que no acepta la oferta
gratuita de salvación sólo puede culparse a sí mismo.
La predestinación difiere de la elección en que la
predestinación se relaciona específicamente a la intención de Dios de conformar
a la imagen del Cristo a los elegidos (Ro 8:29, 30).
El llamado se usa en dos sentidos. El primero es el
llamamiento general dirigido a todos los hombres para que acudan al evangelio
(Mt 22:14; Jn 3:16-18; 16:7-11). El segundo llamamiento es la aplicación de la
palabra del evangelio a los que Dios ha elegido, y da como resultado la regeneración
(Jn 6:44; Ro 8:28, 30; 1 Co 1:23, 24).
La Ley es el medio por el cual Dios gobernaba a su pueblo
del pacto en el Antiguo Testamento, mientras establecía su pacto por gracia (Gn
17:7). El Nuevo Testamento demuestra que el rol de la ley no es justificar,
sino mostrarnos lo que es el pecado. Fue sólo un ayo para llevarnos al Cristo
(Gá 2:16; 3:24).
La regeneración se refiere al cambio espiritual producido
en una persona por obra del Espíritu Santo, esto es la nueva vida. El cambio es
de muerte espiritual a vida espiritual. Es un cambio en la naturaleza misma de
la persona, a una en comunión con Dios. El Nuevo Testamento presenta explícitamente
la doctrina (2 Co 5:17; Ef 2:1; 1 Jn 4:7), mientras el Antiguo Testamento la
deja implícita. Moisés habla a los israelitas de «circuncidar sus corazones» (Dt 30:6). Isaías también describe los
cambios de un modo que se asemeja a la descripción que el Nuevo Testamento hace
del nuevo nacimiento (Is 57:15).
La justificación aparece por primera vez en la Biblia en
relación con Abraham. Las Escrituras dicen que Abraham creyó las promesas de
Dios y que esta fe le fue contada por justicia (Gn 15:6; Ro 3:23-4:12; Gá 3:6).
Si el cumplimiento personal de la ley fuera necesario para la justificación
delante de Dios, nadie podría ser salvo. Los creyentes en Dios son justificados
por la fe en el Cristo, que es el sacrificio de Dios. Esto satisface la justa
demanda de Dios; todos los que confían en el Cristo son contados como justos
(Ro 4:5; 5:1).
La santificación es la obra de Dios al desarrollar una
nueva vida y llevarla a la perfección delante de Él. Consiste en ser separado
de la vida de pecado y ser apartado para un propósito divino. Aunque los
cristianos son plenamente santificados en el Cristo, gradualmente llegan a ser
en la práctica lo que ya son posicionalmente (Ro 6:11; 12:1; 1 Co 1:2).
La glorificación es la consumación de la obra de Dios en
el creyente. En la justificación Dios lo lleva a una posición de justicia
delante de Él. En la santificación, Dios obra en el cristiano para llevarlo a
la imagen de Jesucristo. Glorificación es cuando Dios presenta al creyente
perfecto y sin pecado en el cielo (Ro 8:30).
DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
DOCTRINA DE LA TRINIDAD.
La palabra “trinidad”
no aparece en la Biblia; sin embargo, es una palabra teológica que expresa la
clara enseñanza de las Sagradas Escrituras, especialmente del Nuevo Testamento.
El primer teólogo de la Iglesia que usó la expresión fue Teófilo que habló de
Dios como trías. El gran padre de la iglesia latina, Tertuliano, desarrolló el
concepto de trinitas, un Dios en tres personas. A pesar de que los padres de la
Iglesia en el segundo y tercer siglo hablaron de las tres personas de la
divinidad aunque reconocían la existencia de un sólo Dios, los concilios de
Nicea (325 d.C.) y Constantinopla (381 d.C.) dieron la expresión más completa a
la doctrina bíblica.
La Biblia enseña
explícitamente que hay un Dios único.
Enseñanza del Antiguo Testamento.
La creencia en un
sólo Dios en el antiguo mundo del Mediterráneo era exclusiva de la nación de
Israel. La fe de Israel se da en la famosa “Shema”. «Oye, Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Dt 6:4).
Reiteradamente la enseñanza de la Ley y las declaraciones de los profetas de Dios
confirman esta verdad absoluta.
Enseñanza del Nuevo Testamento.
La Iglesia
continuó la enseñanza de las Escrituras hebreas, al igual que la enseñanza del
Señor Jesucristo, de que hay un sólo Dios (1 Co 8:6; Ef 4:6; 1 Ti 2:5). Hizo
esto en contraste con el politeísmo desenfrenado que penetraba todo el mundo
greco-romano con su multitud de dioses, incluido el culto al emperador como
dios en la segunda parte del primer siglo. Cuando los apóstoles y más tarde la
Iglesia comenzaron a articular este monoteísmo en contra de la religión pagana,
fue necesario explicar cómo podía ser coherente esta creencia en un sólo Dios
con la creencia de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo cada uno es Dios
y, sin embargo, todavía son un sólo Dios.
Las Escrituras enseñan que tres
personas son un Dios único.
Destellos de la Trinidad en el Antiguo Testamento.
Uso de la palabra “Elohim”
con verbos en singular. La palabra más común para Dios en hebreo es “Elohim”.
Este sustantivo está en plural, mientras en diversos lugares el término para
Dios está en singular como El o “Eloah”. A pesar de la palabra en plural para
Dios, la verdadera fe judía era fuertemente monoteísta. Cuando se usa “Elohim”
acerca del Dios de Israel, se usa con verbos en singular, para indicar que el
Dios de Israel es un ser único. El plural permite la expresión de pluralidad
para Dios como se revela después en el Nuevo Testamento, pero la gramática
hebrea puede también simplemente usar el plural de plenitud.
ENSEÑANZA BÍBLICA SOBRE LA TRINIDAD.
LA BIBLIA ENSEÑA QUE HAY UN SÓLO DIOS
Antiguo Testamento.
El credo de Israel, la Sheme (Dt 6:4), enfatiza la
unicidad de Dios; «Oye, Israel, Jehová
nuestro Dios, uno es» (Éx 20:2, 3; 3:13-15)
Nuevo Testamento.
Los primeros apóstoles del Señor creían en un sólo Dios
(1 Co 8:4-6; 1 Ti 1:17; 2:5, 6; Stg 2:19).
LA BIBLIA HABLA DE DIOS COMO DE TRES PERSONAS DISTINTAS.
Antiguo Testamento.
Dios el Padre se distingue del Hijo en el Salmo 2:7 (Sal 68:18;
Is 9:6; 61:1-3; He 1:1-13), y el Espíritu Santo se presenta como distinto de ellos,
dos. Se ve que el Padre es Dios en Is 63:16, el Hijo en 9:6 y el Espíritu en Gn
1:1, 2 (Éx 31:3; Jue 15:14; Is 11:2).
Nuevo Testamento.
El Nuevo Testamento expresa en palabras claras que el Padre
de nuestro Señor Jesucristo es Dios (Jn 1:18; 1 Co 8:6; Fil 2:11; 1 P 1:2).
Nadie discute esta verdad. Los autores del Nuevo Testamento en numerosos
lugares presentan a Jesucristo como Dios Además, Pedro llama Dios al Espíritu
Santo (Hch 5.4). Sin embargo, se presenta en el bautismo de Jesús como distinto
de Jesús, y como distinto del Padre y del Hijo en la bendición apostólica.
LA BIBLIA ENSEÑA QUE TRES PERSONAS DISTINTAS TIENEN LOS ATRIBUTOS DE DIOS.
Antiguo Testamento.
El Padre posee los atributos divinos (Sal 90:2; Jer
17:10; 23:24). El Hijo tiene los atributos de la divinidad (Is 9:6, 7; Dn 7:13,
14). El Espíritu Santo posee los atributos divinos (Gn 1:2; Sal 139:7; Neh 9:20).
Nuevo Testamento.
El Padre posee características divinas (Jn 7:28; Ro 2:4;
1 P 1:5; Ap 15:4). El Hijo se presenta como poseedor de la naturaleza de Dios
(Mt 18:20; Jn 1:2; 2 Co 12:9; Ap 3:7), y el Espíritu de Dios se presenta en
forma similar (Hch 1:8; Ro 15:19; 1 Co 2:11; 1 Jn 5:6).
LA BIBLIA ENSEÑA QUE TRES PERSONAS DISTINTAS REALIZAN LAS
OBRAS DE DIOS.
Antiguo Testamento.
El Padre se presenta en el Antiguo Testamento como el
Creador (Sal 102:25), y también los otros miembros de la divinidad. Génesis 2:7
usa el plural para identificar más de una persona en el ser de Dios. Si
entendemos a Jesús, el Logos, como la Sabiduría de Dios, por la cual hizo el
mundo, el Hijo también se insinúa como Creador en el Antiguo Testamento. El
Espíritu de Dios es la fuerza creadora que se cierne sobre las aguas en Gn 1:2
(cf. con Job 26:13).
Nuevo Testamento.
Mientras el Padre y el Espíritu se identifican más
claramente en el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento presenta enfáticamente
a Jesús como el Creador (Jn 1:1-3; Col 1:16).
El uso de pronombres personales en plural. En tres
ocasiones el Antiguo Testamento usa pronombres personales en plural al hablar
de Dios. La primera se refiere a la creación de la humanidad: «Hagamos al hombre a nuestra imagen» (Gn
1:26). La segunda pertenece a Dios cuando decide confundir las lenguas humanas
en la torre de Babel: «Descendamos»
(Gn 11:6-9). La tercera referencia es en el llamado a una misión: «¿Quién irá por nosotros?» (Is 6:1-8).
El Ángel de Jehová.
Varias veces en las Escrituras hebreas se hace referencia
al «Ángel de Jehová». Del contexto
resulta evidente que estas referencias no hablan simplemente de un mensajero
creado por Dios, sino de Dios mismo. En ciertos contextos el Ángel de Jehová se
identifica como Dios mismo (Gn 16:7-13; 18:1-22), pero en otros se distingue de
Dios (Gn 19:1-28, especialmente el v. 24; Zac 1:12, 13; Mal 3:1). Es muy
probable que tales apariciones sean del Cristo preencarnado, quien es la
revelación del Padre (Jn 1:18; He 1:1-3). Las apariciones del Ángel de Jehová
terminan después de la encarnación, porque ahora la revelación de Dios está presente
como un hombre en la persona de Jesucristo (cf. Éx 14:19 con Éx 23:20; 1 Co 10:4).
Enseñanza explícita del Nuevo Testamento.
La enseñanza de Jesucristo sobre su relación con el Padre
y con el Espíritu Santo.
Jesús es el Hijo del Padre. Jesús se llama a sí mismo el
Hijo de Dios, y también llama a Dios su Padre de un modo que da a entender una
asociación profundamente única. Además, Jesús dice tener una relación con el
Padre como la de una asociación que se remonta a toda la eternidad. En otras
ocasiones Jesús hace declaraciones y obras que hacen que otros reconozcan su
afirmación de igualdad con Dios. La acusación específica de blasfemia contra el
Cristo fue su reconocimiento de ser el Hijo de Dios (Lc 22:70). Estos textos
identifican a la persona de Jesús, preexistente al mundo, como Dios, sin
embargo, distinto de Dios el Padre.
Como Jesús el Hijo, el Espíritu Santo también es una
persona divina. Antes que dejara la tierra para estar con el Padre, el Cristo
prometió un Consolador similar, pero distinto de Él mismo. Él y el Padre vienen
al creyente por medio de esta persona, el Espíritu Santo.
En un sentido cada cristiano se identifica con el Dios
trino. Jesús en su oración intercesora en Juan 17, indica que Dios iba a morar
en los creyentes en el Cristo: «Yo en
ellos y tú en mí» (Jn 17:23).
Enseñanza de los apóstoles sobre la Trinidad.
A Dios se le llama
Padre del Señor Jesucristo y de los cristianos (Ef 1:2; Fil 1:2; 2 Jn 3). El
apóstol Juan llama a Jesús específicamente Dios (Jn 1:1, 18; 8:58). En diversos
lugares Pablo identifica a Jesús como Dios (Ro 9:5; Fil 2:6; Tit 2:13), al
igual que Pedro (2 P 1:1). Pedro declara que el Espíritu Santo es Dios (Hch 5:4)
y lo pone en lista con el Padre y el Hijo (Mt 28:19; 2 Co 13:14).
Clasificaciones de la
teología
La teología es sencillamente el pensamiento organizado acerca
de Dios. Los diversos modos de organización de tales pensamientos dan como
resultado diversos tipos de teología, cada cual con sus propios méritos. La
teología cristiana presupone la existencia de Dios (teología propia) y su revelación de sí en la Biblia (bibliología). Estas presuposiciones no
se dan sin un firme fundamento intelectual; por cierto constituyen dos grandes
categorías de doctrina por derecho propio. La teología propia y la bibliología
forman el punto de partida y el fundamento para la verdadera teología
cristiana. Mientras más doctrinas se estudian, más seguro se hace el
fundamento; pero hay algunas presuposiciones necesarias si el estudiante de las
Escrituras va a principiar correctamente. Un adagio dice: «Un buen comienzo es la mitad de la tarea».
La doctrina es la suma o descripción de la verdad que se
encuentra en la Biblia. La teología es el proceso de llegar a esa doctrina. Los
principales modos de enfocar el estudio de la teología son la teología bíblica,
la teología histórica, la teología sistemática y la teología práctica.
Teología bíblica. Tiene que ver con el desarrollo de la verdad en libros y pasajes
específicos de las Escrituras. Reconoce la revelación progresiva de Dios (definida abajo) y en consecuencia no es
su propósito presentar el todo de una doctrina bíblica, sino establecer qué
porción de la doctrina enseña el pasaje en consideración. Los diversos libros
de la Biblia fueron ocasionados por circunstancias y necesidades específicas.
En consecuencia, el intento de un autor no es desarrollar completamente la
doctrina, sino más bien enseñar la verdad necesaria para alcanzar el propósito
que la ocasión requiere.
Teología histórica. Trata de las perspectivas teológicas establecidas por los cristianos a lo
largo de los siglos. Este enfoque mira la enseñanza según se ha desarrollado a
lo largo del tiempo. Estudiar la forma de entender las Escrituras ayuda al
buscador moderno de la verdad a clarificar su pensamiento acerca de muchas
doctrinas importantes.
Teología sistemática. Es la presentación organizada de las diversas doctrinas, con plena
consideración de la teología bíblica y la histórica. Se desarrollan las
doctrinas y se articulan como una parte o subconjunto de la estructura total de
la teología sistemática. Esto no significa que la tradición tiene igual peso
que la Biblia en el desarrollo de la doctrina. Más bien, respeta con humildad
el hecho de que otros pensadores a través de las edades han luchado con las
mismas verdades bíblicas, ayudados por la iluminación del mismo Espíritu Santo.
Las conclusiones y pensamientos del pueblo de Dios a través de los siglos
pueden contribuir a la comprensión actual de las Escrituras.
Teología práctica. Enfatiza la correlación de la teología con las necesidades de la vida.
Muestra las conexiones entre doctrina y aplicación, y presta atención a las
formas en que la teología se relaciona con los problemas acerca de la ética y
la sociedad, la interacción de las personas y la misión de la Iglesia.
BIBLIOLOGÍA.
Significado.
Doctrina de la Biblia, acerca de la naturaleza de la
revelación, inspiración, infalibilidad e iluminación.
Libros clave:
Deuteronomio, Salmos, Mateo,
1 y 2 Timoteo, 2 Pedro
Pasajes del Antiguo Testamento.
Dt 6:4-9; 1 R 16:1; Sal 19; 111:7, 8; 119; Is 40:8; Jer 1:9; 13:1
Pasajes del Nuevo Testamento.
Mt 5:18; Lc 11:51; Jn 10:34-36; 1 Ti 5:18 (con Dt 25:4 y Lc 10:7); 2 Ti
3:15, 16; 2 P 1:4, 20; 3:15, 16
TEOLOGÍA PROPIA.
Significado:
Doctrina de Dios basada en su
revelación de sí mismo al hombre.
Libros clave:
Génesis, Job, Isaías, Juan,
Romanos
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 1:1; Éx 3:14; Dt 6:4; 1 R 8:27; Job 42:1-6; Sal 139:7-12; Is 57:15;
65:1; 66:1; Jer 32:17, 27
Pasajes del Nuevo Testamento.
Jn 4:24; 5:26; 17:3; Ro 1; 9:18; 11:22, 33-36; 1 Co 1:20; 1 Ti 1:17; Stg 1:17
CRISTOLOGÍA.
Significado:
Doctrina de Jesucristo.
Libros clave:
Isaías, Miqueas, Juan,
Filipenses, Colosenses, Hebreos
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 3:15; Sal 2:7; Is 7:14; 9:6; 53; 61:1, 2; Mi 5:2; Zac 9:9
Pasajes del Nuevo Testamento.
Jn 1:1-18; 14:7-11; Fil 2:6-8; Col 1:15-19; 2:9; He 1:1-8; 2:18; Ap 1:13-18
NEUMATOLOGÍA.
Significado:
Doctrina del Espíritu Santo.
Libros clave:
Génesis, Juan, Hechos,
Romanos, 1 Corintios
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 1:2; 6:3; Jue 14:19; 1 S 16:13; Sal 139:7; Is 40:13, 14; Ez 2:2; Mi 3:8;
Zac 12:10
Pasajes del Nuevo Testamento.
Lc 1:35; Jn 14-16; Hch 2:1-4; 13:2, 4; Ro 8; 1 Co 6:19; 12-14; 2 Co 13:14;
Gá 5:22, 23; Ef 1:13; 4:30; 5:18
ANGELOLOGÍA.
Significado:
Doctrina de los ángeles caídos y no caídos
Libros clave:
Génesis, Job, Daniel,
Zacarías, Mateo, Hechos, 1 Corintios, 2 Corintios, Hebreos y Apocalipsis
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 16; 18; 19; 24:7, 40; Job 16, 38:7; Sal 103:20; 148:2, 5; Is 6:1-3; Dn
9:20-27; Zac 1:9, 13, 14; 3:1, 2; 4:1
Pasajes del Nuevo Testamento.
Mt 13:41, 49; 28:2-5; Hch 1:10; 5:19; 12:7; 1 Co 13:1; 2 Co 11:14; He 1:6,
7; 2:2, 5; Ap 1:1; 5:2; 7:2; 8:5; 22:16
ANTROPOLOGÍA.
Significado:
Doctrina del pecado.
Libros clave:
Génesis, Salmos, 2 Corintios
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 1:27; 2:20-23; 3:19; 9:6; Sal 8:4, 5; 139:14; Is 43:7; Ec 7:29
Pasajes del Nuevo Testamento.
2 Co 4:16; 5:17, 6-8; Ef 5:29; He 9:27
HAMARTIOLOGÍA.
Significado:
Doctrina del pecado.
Libros clave:
Génesis, Job, Salmos, Romanos
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 2:17; 3:14-24; Job 14:4; 15:14; Sal 51:4, 5; Is 53:6; Hab 1:13
Pasajes del Nuevo Testamento:
Ro 1:21, 28; 3:23; 6:20; 7:20; 2 Co 4:4; Ef 4:18; Tit 1:15; Ap 20:11-15
SOTERIOLOGÍA.
Significado:
Doctrina de la salvación.
Libros clave:
Génesis, Salmos, Isaías,
Juan, Romanos, Hebreos
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 3:15; 22:12-14; Éx 12:1-13; Lv 1:1-9; Sal 51; Is 53:3-12
Pasajes del Nuevo Testamento.
Jn 1:29; 3:3-8; Ro 5:12-21; 8:1-4; Ef 2:5, 8; Tit 2:11; He. 3; 2:10-18;
5:9; 9:28; Ap 1:5, 6; 5:9, 10; 12:11
ECLESIOLOGÍA.
Significado:
Doctrina de la Iglesia.
Libros clave:
Hechos, 1 Corintios, Efesios
Pasajes del Antiguo Testamento.
No se revela como tal en el Antiguo Testamento (Ef 3:4-6)
Pasajes del Nuevo Testamento.
Mt 16:18; 18:15-20; Ro 16:5; 1 Co 16:19; Ef 1:22, 23; 5:23; Fil 2; Col
4:15; 1 Ti 3; Tit 1:5-9
ESCATOLOGÍA.
Significado:
Doctrina de las últimas cosas.
Libros clave:
Génesis, Profetas Mayores y
Menores, Mateo, 1 y 2 Tesalonicenses, 2 Pedro, Apocalipsis
Pasajes del Antiguo Testamento.
Gn 12:2; 13:14, 15; 15:7; 2 S 7:12-16; Ez 20:34-38; Dn 12:13
Pasajes del Nuevo Testamento.
Mt 24:4-51; 1 Ts 4:13-18; 5:1-3; 2 Ts 2:1-12; 1 P 4:7; 2 P 3:3-13; Jud 6-7;
Ap 1:7-8; 4:1-11; 20:4-15; 21:1-8
El desarrollo de la doctrina
en la Biblia.
Para entender el desarrollo de la doctrina, es necesario
entender dos conceptos: la revelación progresiva, y cómo la Iglesia desarrolló
su teología.
La revelación progresiva significa que Dios trabajó a lo
largo del tiempo, con diversas personas y a través de diferentes medios, para
revelarse Él mismo y su verdad en la Biblia. Una clara indicación de esto se
encuentra en He 1:1-3 y en 1 P 1:10-12. Debido a esto, en cuanto a doctrina
solemos dar más peso a las porciones más tardías de las Escrituras, porque dan
una explicación más completa de muchas enseñanzas. Sin embargo, los escritores
bíblicos posteriores a veces presuponen un conocimiento bien desarrollado de
parte de sus lectores de modo que no declaran el conocimiento que suponen que
tienen. En tales casos las porciones más antiguas de las Escrituras dan un
entendimiento más completo de algunos aspectos doctrinales.
El desarrollo teológico en la Iglesia ha sido necesario
debido a la naturaleza ocasional y no sistemática de los escritos del Nuevo
Testamento. La Biblia contiene suficiente verdad para el establecimiento de una
doctrina clara y coherente, pero raras veces presenta esa verdad en una
enseñanza sistemática. En consecuencia, las personas en la Iglesia han
contribuido necesaria y apropiadamente con pensamientos y organización a medida
que se han expresado y extendido las verdades de la Biblia en su escenario
histórico e intelectual.
Importancia práctica de la doctrina.
Dios no pretende que la enseñanza bíblica o doctrina se
detenga con la iluminación del intelecto. La iluminación es un primer paso
necesario, pero el propósito de la verdad es que impacte el pensamiento, los
hábitos y la conducta de los receptores. En las Escrituras hay abundantes
ejemplos de esto (por ejemplo, Ro 12:1; 2 P 3:11). La intención del patrón de
las Escrituras es que al entender la verdad sea motivada la aplicación de esa
verdad. Aprender siempre sin reconocer la verdad (2 Ti 3:7) es una descripción
de un proceso cristiano de pensamiento como un corto circuito en la mente en
que no se llega a poner por obra lo aprendido. El autor de Hebreos nos dice en
He 5:11-14 que la madurez cristiana viene por medio de la práctica de la verdad
bíblica, no sólo por la posesión del conocimiento. Santiago escribe que tenemos
que ser «hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores» (Stg 1:22).
Sin embargo, es un error teológico y práctico invertir el
orden y hacer una aplicación de la verdad y luego edificar una doctrina a
partir de esto. Como ejemplo, la aplicación de la negación de sí para una
persona no debiera proceder de una prescripción de un estilo de vida por otro.
Romanos 14 ilustra la claridad en convicción y la caridad en la extensión de
esa convicción a otros. Las prácticas dogmáticas sin la verdad fundamental se
convierten en un sistema de religión sin poder.
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